Revista Cultura y Ocio

La guardia emocional

Publicado el 03 noviembre 2016 por Wig

LA GUARDIA EMOCIONAL

Hay veces en que uno baja la guardia, emocionalmente hablando. Cree uno que está bien y se deja llevar. Y de pronto, sin saber como, uno se encuentra en un embrollo emocional de esos que te retuercen las tripas. Pero, ¿cómo ha ocurrido esto? -te preguntas estupefacto-. Y lo peor: Ahora qué -te dices-. Y si no mantienes la calma, te hundirás sin remisión. Y si no tienes tiempo de reaccionar, no podrás mantener la calma, y otra vez la coletilla anterior. De seguro que vas a pasar algunos días con cierta ansiedad estomacal (porque si vomitas, serás devorado por la ansiedad, y eso lleva a la precipitación inconsciente, a la pérdida de la calma y...). Volverás una y otra vez, en tono de arrepentimiento, a la susodicha pregunta y a ese "ahora qué". Alternarás el orden y te lamentarás de haber bajado la guardia emocional. Podrás decir como los resacosos eso de "no voy a beber nunca más", sabiendo que ese "nunca" dura 48 horas como mucho y lo tuyo tardará más que eso. Estarás melancólico por no haber estado atento a tus emociones y no haber reaccionado a las señales que te daban. Sin embargo, uno no puede estar en constante atención, a no ser que seas un superhérore de Marvel. Y sin embargo, también, un sólo error al bajar la guardia emocional te puede llevar a la ruina en el punto más extremo, aunque no el menos asiduo. Sólo queda la rectificación del temperamento hacia la consecusión de una huida o escapada del error cometido. En realidad nadie tiene la culpa de que ciertas desventuras emocionales ocurran, pero todo tiene una razón, y es esa razón la que hay que encontrar lo antes posible para no seguir hundiéndose más en los laberintos de las malas decisiones emocionales. En el aprendizaje de las emociones no hay nada escrito temporalmente, y por ello, nuestra guardia al respecto nunca debe relajarse demasiado. Superar o no las crisis emocionales, no obstante, es una cuestión temporal en su mayoría, por una parte, y un poco de reconstrucción emotiva por otra.


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