¡AH, LOS GENERALES! MUCHOS, PERO NO BUENOS PARA MUCHO. Aristófanes
Ahí está. Su corazón, si lo tiene, late en las entrañas. Nadie la quiere, nadie la desea, pero todos estamos preparados por si viene. Entonces se viste de noche macabra y corremos a protegernos. Cuando comienza es un chorro de sangre sin fin, una hemorragia que no se puede parar. Llegan los lloros, los lamentos, la venganza de quien se siente fuerte y las cicatrices imborrables de los vencidos. Los poetas escriben dramas porque drama es la vida, o mejor: la mala vida en una noche mala. No hay refugio para tanta desesperanza.
Unos la recrean; los otros la narran; y los venidos de fuera hasta la televisan, pero el horror y los velatorios son de otros. Sus protagonistas toman posiciones y bailan su danza oscura en pos de su verdad. Los contendientes sienten el mismo frío, comparten los mismos valores, se entristecen y se alegran por análogos motivos. La vida de los protagonistas era semejante: levantarse, trabajar, cuidar de los suyos y vuelta a empezar. A pesar de todo, se matan por una quimera que no es la suya, es la que les han dicho. Solo queda que en su hogar los lloren.
Hay fuego amigo, errores logísticos y partos en sótanos y huérfanos, porque la vida sigue en la desdicha. Defienden una tierra que es de todos y se toma partido por algo que fue casual. Olvidan que el nacer en un bando o en el otro es cosa del azar. Nadie viene al mundo eligiendo; es la suerte quien provee, la buena o la mala, que ambas van de la mano. En la batalla, la derrota es compartida y la victoria es la humillación de la dignidad. El mal sueño y las legañas se quedarán para siempre. Son las cicatrices de tanta sinrazón y soberbia de los unos y la estupidez de los protagonistas.
Mientras los muertos yacen sin tierra hay quien habla de represarias porque hay que vengar aquel que fue y ya no es, el caido. Hablan de contención mientras aumentan la tensión. Todo es inminente hasta las carencias y el sufrimiento, que no importan porque hay que resistir. Y así hasta derramar la última gota o la última bala. Fin, porque es el fin.