La Guerra de las Dos Rosas, fue un conflicto que más allá de desangrar a la nobleza inglesa durante prácticamente unos treinta años, terminó por derrumbar el sistema feudal y logró ascender a la burguesía tras el debilitamiento de la nobleza. Enrique V, quien llegó a recuperar Normandía en la Guerra de los Cien Años con el Tratado de Troyes, era reconocido además como heredero al trono de Francia al casarse con la hija de Carlos VI de ese mismo país. Sin embargo, murió antes que este último y la guerra encontró un nuevo pretexto. Lo sucedió Enrique VI de tan sólo un año de edad. Luego vinieron los regentes, que también en teoría debieron terminar la Guerra de los Cien Años, pero siendo Enrique VI ya grande la misma aún no acababa. En 1445 se casó con Margarita de Anjou y eso terminó por empeorar las cosas, pues ella era hija del duque de Anjou y de Lorena, considerada por esta razón“extranjera”. Los ingleses consideraban a Margarita una intrusa, mientras que Enrique VI de Lancaster dio signos de tener problemas mentales tal cual su abuelo materno, el rey francés Carlos VI.
Enrique VI
Y además, para complicar aún más el panorama también estaba la existencia de un primo de Enrique, uno de los nobles más poderosos, llamado Ricardo de York. Su madre era Ana Mortimer, hija de Roger Mortimer y bisnieto de Eduardo III. Por tanto, los Mortimer, tenían en cierto modo, un linaje que era tan real como el de los Lancaster, aunque ahora eran reconocidos como York, por parte del padre de Ricardo. Los nobles Lancaster vieron con desagrado como primo y tía se introducían en los asuntos de estado de la corona. Cuando Enrique VI ya había crecido, él sí veía con buenos ojos los consejos de los York, pero no así el de sus cortesanos. Pero lo peor estaba por venir, pues como citamos más arriba, Enrique se casó con Margarita de Anjou, lo cual nunca fue aceptada por el pueblo inglés. Con el pasar de los años la guerra en Francia se fue perdiendo y el rey Enrique reflejando sus problemas mentales, mientras los York fueron acercándose más a los que deseaban. Margarita parecía ser la única preocupada de mantener a los Lancaster en el poder. Finalmente, a raíz de los elevados impuestos por la guerra y la pérdida total de esta, en el año 1453, el control del trono por parte de Enrique VI se hace insostenible.
Al año siguiente, se formó algo así como un Consejo de Regencia con un Lord Protector…siendo, casualmente, el elegido, el mismo Ricardo, duque de York. Para terminar de empeorar las cosas, Margarita dio a luz a un potencial heredero; llamado Eduardo de Westmiter. Luego, Enrique se recuperó de su enfermedad y echó a Ricardo de la corte. Eso bastó para engendrar el conflicto, pues con la Primera Batalla de San Albano el 22 de mayo de 1455 se daba inicio a las hostilidades oficialmente. Así empezó la Guerra de las Dos Rosas. El nombre se le debe al color de las rosas en los escudos de los linajes: blanca para los York y roja para los Lancaster. Los nobles ingleses hicieron lo posible para evitar la guerra, pero Enrique vuelve a decaer y el Lord Protector Ricardo recibe el trono otra vez. Margarita fue la única que consiguió mantenerse lejos del letargo y decidió hacer frente a este invasor del trono.
Ricardo se tomó las cosas con calma e intentó la paz, sin embargo, pronto se dio cuenta que con el nacimiento del hijo del matrimonio en la corona, él nunca podría obtener el título. Para el año de 1456 cuando Enrique se recuperaba Margarita y Ricardo pugnaban ya por el poder y se evitó que el enfermo soberano regrese por temor a que el pueblo organice un motín. Coventry fue la nueva sede del gobierno fiel a los Lancaster, mientras que los York se quedaron en otras ciudades, en especial las más prósperas, donde los comerciantes los apoyaban, pues esperaban un gran cambio que Enrique VI y los Lancaster no le había dado a Inglaterra. Luego vino otro enfrentamiento, la Batalla de Blore del 23 de septiembre de 1459, en la cual los Lancaster son derrotados, pero consiguen ganar la batalla del Puente de Ludfor del 12 de octubre de aquel mismo año.
La victoria no debe menospreciarse, pues hizo huir a Enrique mandándolo a Calais, y con el marcharon sus nobles aliados entre ellos Warwick, quién se dice era el más rico feudatario del reino. El paso siguiente, fue, desde la última posesión inglesa en Francia, o sea Calais, azotar las costas de la isla hasta someterla. El 10 de julio de 1460 ambos bandos se encuentran en la batalla de Northampton, siendo derrotados los Lancaster; inclusive Enrique VI fue hecho prisionero y llevado a Londres. Ricardo, duque de York desembarca en la isla y marcha a Londres donde esperaba finalmente recibir la corona, pero el Parlamento y el círculo nobiliario no parecían estar de acuerdo con ello.
Él trató del mejor modo posible explicar sus propósitos y sus fines para con el gobierno y que nunca más volvería a verse regímenes tan vergonzosos como el de los Lancaster. En octubre de 1460 se promulgó el Acta de Acuerdo. A lo más democrático que se pudo llegar fue a decir que Enrique continuaba en el poder, sin embargo los York serían sus sucesores, siendo otorgado el título, como siempre, de Lord Protector a Ricardo. Claro está, Margarita puso el grito en el cielo, pues así su hijo Eduardo quedaba desheredado. Así, ella y su primogénito marcharon al norte sin reconocer tal orden.
La segunda fase del conflicto
De este modo empieza la segunda etapa de la guerra. Se tuvo que esperar hasta el 30 de diciembre de 1460 para la batalla de Wakefield, donde los Lancaster, mejor preparados, aniquilaron a los ejércitos de los York. Hasta ese momento, Margarita era la que llevaba adelante la guerra para los Lancaster, y vio con mucha tranquilidad, como Ricardo, duque de York y Lord Protector murió en el combate. Su propio hijo fue uno de los prisioneros, llamado Edmundo así como otros nobles de la casa de York. Margarita era una mujer de armas tomar y sin ninguna piedad los decapitó y colgó sus cabezas a la entrada de la ciudad de… ¡York! Para culminar de exhibir un espectáculo de humillación, la cabeza de Ricardo llevaba una corona de papel. Pero era demasiado pronto para que todo termine, pues los aliados de los York encontraron en el conde de Warwick el nuevo líder.
Tenía Ricardo de York otro hijo que sobrevivió, llamado Eduardo, quien consiguió algo de apoyo y el linaje quedó prácticamente restaurado. Margarita sabía que el tiempo se le acababa y buscó apoyo en Escocia y concertó una boda con su hijo y la princesa de ese país cediendo algunos territorios pero a cambio de soldados y fondos. Margarita organizó actos de pillaje por el sur de Inglaterra, mientras que los hermanos York Eduardo, Jorge y Ricardo pensaban en su próxima batalla. El enfrentamiento es impostergable y acaece el 22 de febrero de 1461 durante la Segunda Batalla de San Albano, donde los York son nuevamente derrotados. Enrique VI, esposo de Margarita y rey legítimo, es por fin rescatado. Los York marcharon a Londres y todo el sur de Inglaterra pareció atemorizarse ante la pareja de monarcas, mientras los Lancaster saqueaban las ciudades fieles a la otra casa, o que eran de su dominio como Hertfordshire y Middlesex, y se rumoreaba que harían algo parecido con Londres.
Eduardo aprovechó la retirada de los Lancaster para reingresar en Londres, que se salvó de ser saqueada y tomada primero por ellos. Así, Eduardo ufano, obtuvo la principal ciudad sin muchos esfuerzos. En una improvisada ceremonia y para evitar la anomia, el Parlamento, tal vez también simpatizante en su mayoría, prefirió coronar a Eduardo, en la Abadía de Westminster. Una vez armados y organizados, marchan hacia el norte, esta vez, con el fin de acabar de una vez por todas con los Lancaster. La más sangrienta de las enfrentamiento de la guerra de la dos Rosas se lleva a cabo en la batalla del pueblo de Towton el 29 de marzo de 1461, en medio de una gran tormenta de nieve. Ambos bandos sabían que era una batalla prácticamente definitiva o que al menos cambiaría el curso de la guerra. Los Lancaster fueron derrotados y tanto Margarita como Enrique huyeron a Escocia. Eduardo era el único dueño de Inglaterra y quitó las cabezas de su padre y hermano de la ciudad de York. Muchos nobles entonces se pasaron al lado del bando de York.
Sin embargo aún faltaba para que los Lancaster se rindieran totalmente, Intentaron atacar luego de que Eduardo fue oficialmente coronado rey en junio de 1461. Continuó su gobierno y en los siguientes años debió hacer frente a varias amenazas tales como rebeliones o las batallas de Hedgeley Moor y Hexham en abril y mayo de 1464 respectivamente. Algunos castillos Lancaster siguieron resistiendo, pero Eduardo los fue reduciendo poco a poco o los dejó morir lentamente hasta que la zona de Nortumberland fue sometida. Finalmente en el año 1465 fue capturado el enfermo rey Enrique VI y enviado a la Torre de Londres, respetándose su vida por algún tiempo.
La extensión de la Guerra de las Dos Rosas
Sin embargo, algunos historiadores prefieren extender la Guerra de las Dos Rosas. Resulta que entre los York vencedores como el rey Eduardo y Ricardo Neville, el famoso conde de Warwick y uno de los más ricos de Inglaterra, hubo diferencias. Ricardo huyó a Francia donde intentó casar a Eduardo, su rey, con alguna noble gala, pero el soberano inglés había hecho ya sus planes con lady Elisabeth Woodville y se había casado en secreto en 1464. Pero la ruptura final vino cuando Warwick se percató que Elisabeth, además de tener afinidad y vínculos con los Lancaster, se había unido en secreto al rey haciéndolo quedar en ridículo frente a la corte de Francia. Mientras tanto, Eduardo ya iba haciendo sus planes aliándose con el duque de Borgoña, Carlos el Temerario. Warwick buscó apoyo en Jorge, hermano del rey y organizaron un ejército. El enfrentamiento fue la batalla de Edgecote Moor del 26 de julio de 1469, y Eduardo fue capturado, siendo obligado por Warwick a convocar a un Parlamento en York. Se esperaba que el rey deje su corona en Jorge, su hermano. Pero el otro hermano de Eduardo, Ricardo, consiguió liberarlo. Warwick volvió a huir tras ser declarado traidor.
El capítulo final de la guerra vendría con el fin para la casa Lancaster. Margarita, aún viva, presionaba a Luis XI, su primo para que se lleve a cabo una invasión a Inglaterra que rescate a su esposo cautivo.
Margarita tuvo que aceptar aliarse con su antiguo enemigo, Warwick, la única condición de Luis. Las cosas se arreglaron cuando Eduardo Príncipe de Gales, o sea su hijo, y Ana Neville, hija de Warwick, se casaron. Se invadió Inglaterra en el año 1470. La sorpresa total fue que Eduardo fue derrotado y Enrique VI devuelto al trono, pero como el derrocado huyó a Borgoña, Inglaterra se vio en la necesidad de invadirla.
Carlos el Temerario se adelanta y decide darle los medios a Eduardo para que él invada Inglaterra y no en viceversa. Sucedió y Eduardo saldó deudas con Warwick enfrentándose en la batalla de Barnet del 14 de abril de 1471., haciéndolo perecer en combate. Por si fuera poco se arriesgó a ir contra el resto de los Lancaster derrotándolos definitivamente en la batalla de Tewkesbury del 4 de mayo del mismo año, matando a Eduardo de Westminster, el único Príncipe de Gales en morir en batalla. Enrique VI, fue finalmente confinado y muerto el 21 de mayo de 1471. El último de los castillos enemigos en rendirse fue el de Harlech en Gales, en el año 1468. Margarita, quién había conseguido huir, también es atrapada, sólo para enterarse de que su hijo había sido muerto por los de York así como su esposo. Se esperaba un fin similar para ella pero Luis XI de Francia, su primo, exige su repatriación, regresando a allí donde pudo vivir con tranquilidad hasta el fin de sus días el 25 de agosto de 1482.
Cuando Eduardo es restaurado en el trono, algunos consideran que la Guerra de las Dos Rosas llega a su fin. Sin embargo corresponde al lector sacar su conclusión pues la historia no termina allí. Resulta que la paz volvió a una maltrecha Inglaterra. Entre algunos de sus logros señalamos el establecimiento de la paz con Francia con Luis XI, pero su gobierno fue ciertamente autocrático, si bien, paradójicamente gozaba de gran popularidad, quizá porque impulsó la industria del tejido en Inglaterra, lo cual trajo riquezas. Mercaderes, banqueros y comerciantes también se vieron favorecidos. Se podría decir que bajo su gobierno, el Renacimiento también fue recibido e hizo crecer intelectualmente al país y al propio soberano, incluso se llegó a introducir la imprenta y Eduardo permitió la difusión de los libros. Finalmente, en 1483, moría el rey, y al hallarse sus dos hijos en la pubertad, se declaró una regencia. El cargo recayó sobre el hermano del soberano, el duque de Gloucester, pero al parecer asumió el cargo de modo despótico, pues hizo encerrar en la Torre de Londres a los hijos del difunto rey ni bien asumió el cargo. También intercedió ante el Parlamento para anular el matrimonio de su hermano con Elisabeth Woodville, por lo cual sus sobrinos serían considerados bastados. Hay que agregar que en la corte se había armado todo un grupo anti-Woodville, a razón de su antigua simpatía por la dinastía Lancaster.
Ricardo III
En 1483 se coronaba rey con el nombre de Ricardo III, y no mucho después los príncipes fueron asesinados en la torre al parecer por la orden misma de Ricardo. Sin embargo la gloria le duró poco, pues en 1485 se sublevaron contra él muchos nobles. Estos buscaron en torno a la figura del galés, Enrique Tudor, conde de Richmond, la figura más certera para ocupar al trono, al ser un pariente cercano (medio hermano ilegítimo) del difunto Enrique VI de Lancaster. Enrique Tudor había vivido desterrado en Francia luego de que Eduardo IV derrote a sus enemigos. Como sea los nobles ingleses y el rey francés lo ayudaron y en agosto de 1485 desembarcó en la costa de Gales, reunió un ejército y marchó sobre Inglaterra. Ambos ejércitos se encuentran el 22 de agosto de 1485 en la batalla de Bosworth y Enrique Tudor consigue derrotar a Ricardo III, muriendo éste en la batalla pues prefirió perecer como rey de Inglaterra y no como un cualquiera. El vencedor de los Tudor se convirtió en Enrique VII de Inglaterra, y fortaleció su posición a modo de hidalguía, casándose con la hija de Eduardo IV, Isabel de York. Por fin, luego de décadas de cruenta lucha, se unía a ambas casas. Se creó, incluso, un nuevo emblema, la Rosa Tudor, con una rosa roja y otra blanca. Sin embargo Enrique VII mató a cualquier pretendiente al trono, para ahorrase problemas. Finalmente, el enfrentamiento decisivo se da en la Batalla de Storke el 16 de junio de 1487, cuando Eduardo, duque de Clarence, e hijo de Jorge de York Plantagenet, considerado el último que ambicionaba el trono de esta dinastía, fue derrotado y condenado a la Torre de Londres. Enrique les perdonó la vida y sólo desarticuló a los últimos York, pues ahora la casa que debía mandar era la casa Tudor. Había empezado una nueva era de unión de dos casas reales, la de la dinastía de los Tudor, acaso la que llevó a Inglaterra por un camino tras la cual jamás volvería a ser la misma.