El inicio de la guerra de las Malvinas
Argentina para 1981 se encontraba bajo un gobierno militar dirigido por Galtieri. El mismo que no estaba gozando de buena popularidad además de que la inflación en el país sudamericano era galopante. Con el fin de intentar despertar en el país aires nacionalistas que beneficien al gobierno, Galtieri decide utilizar la diplomacia para recuperar las islas, empero, todo resultado fue infructuoso. Por tanto el 2 de abril de 1982, las fuerzas argentinas desembarcan en las Islas Malvinas, obligando a los soldados ingleses a rendirse.
En Inglaterra las cosas tampoco iban bien para el gobierno de turno. Ejercía como primera ministro Margaret Thatcher, apodada la Dama de Hierro quien tenía serios problemas para manejar la economía de su país el que arrastraba un mal desde la Crisis de Suez. Es bajo este contexto que el gobierno argentino decide recuperar las islas Malvinas, creyendo que la OEA la apoyaría.
No obstante, el hecho de que Argentina no aplicara la diplomacia, pero sí las armas, le quitaría respaldo internacional, sobre todo de las potencias como Estados Unidos, totalmente del lado inglés y de parte de algunos países sudamericanos como Chile, que debido a problemas limítrofes con Argentina estuvo a punto de ir a la guerra con este país, y había quedando profundamente resentido hacia la actitud del gobierno militar bonaerense.
El desarrollo de la guerra
El 2 de abril de 1982, aprox. 5 mil argentinos desembarcan en Puerto Stanley, capital de las islas Malvinas. Los ingleses se rindieron sin oponer resistencia a los sudamericanos y en total fueron casi 50 marines los que depusieron las armas y manos en alto fueron trasladados a una prisión improvisada. No mucho después un transporte los llevó a Uruguay con el fin de que retornen a su país. Estas imágenes recorrieron el mundo e indignaron a los ingleses, quienes vieron atropellado su orgullo rindiéndose ante unos tercermundistas. De inmediato el gobierno de Londres movilizó su diplomacia y hábilmente hizo que la ONU reconociera a Argentina como el país agresor, ganando así la primera batalla sin disparar una sola bala.
Los argentinos recibieron el ultimátum de retirarse, pero no acataron la orden. Si bien es cierto que directamente los países de Iberoamérica no apoyaron a Argentina casi todos le hicieron llegar armas y suministros en mayor o menor medida. Sin embargo, lo que Buenos Aires necesitaba era apoyo diplomático, y eso no lo recibió más que de Perú, pues en esos momentos Javier Pérez de Cuellar, político peruano, era el secretario general de las Naciones Unidas e intercedió hasta el último momento para que Argentina pueda ganar al menos una posición ventajosa si la fuerza no le era favorable.
Estados Unidos también intercedió para apoyar a Argentina pero sólo diplomáticamente. Cuando la Junta Militar de Buenos Aires persistió en usar la fuerza, Washington la abandonó definitivamente. Si bien es una posición coherente, a todas luces era una traición a la OEA.
Los argentinos además ocuparon las islas Sándwich y Georgias del sur. Mientras tanto el gobierno de Thatcher resolvió solucionar las cosas por la fuerza. Así los ingleses dan inicio a la Operación Corporate. La flota inglesa zarpa y se posiciona frente a las Malvinas luego de un viaje de casi 8 mil millas. El 2 de mayo el General Belgrano, un buque argentino fuera del área de guerra, es torpedeado, muriendo más de 300 de sus tripulantes. Los argentinos, utilizaron el mejor armamento que tenían hasta ese momento, los Exocet, hundiendo el destructor HMS Sheffield.
Luego de esto, los británicos prepararon el desembarco en la isla Gran Malvina, el cual no se dio hasta el 21 de mayo. Esto se debió en parte a que la fuerza aérea argentina había conseguido paralizar y entretener a las fuerzas aeronavales de los británicos. Si bien los europeos eran superiores, la tenacidad con la que se defendieron los gauchos causó temor en los medios británicos, los cuales en un momento anunciaron que los Exocet podrían invertir el resultado de la guerra.
Sin embargo, el gobierno londinense consiguió presionar a Francia para que les den los códigos secretos de dichos misiles, desactivándolos. El gobierno del Perú, trasladó algunos misiles de la misma fabricación, según se cuenta, para que Argentina los use como suyos, pues en estos los códigos estaban totalmente habilitados. De todas maneras, al parecer no llegaron a la zona de combate.
Gran parte de mayo se debatió en un feroz enfrentamiento entre la RAF y la F.A.A. (Fuerza aérea argentina), siendo esta última debilitada cuando los Exocet se hicieron ineficaces. Luego, los argentinos se prepararon entonces para el desembarco enemigo, el que se dio recién el 21 de mayo. A continuación los ingleses y argentinos trabaron combate en varias batallas, como la de Pradera del Ganso. Si bien la participación de los soldados argentinos fue buena, más mérito se llevaron los pilotos de la fuerza aérea, pues hasta el último momento trataron de evitar que se hagan llegar suministros a los europeos a través de los barcos.
Se hundieron algunos buques menores de Gran Bretaña, sin embargo, a Argentina esto le costó muchos aviones, pilotos irremplazables así como helicópteros. Los británicos mientras tanto empujaron a los argentinos. Estos finalmente se rinden luego de un feroz combate de resistencia librado entre el 10 y el 14 de junio. Los sudamericanos se habían dado cuenta que toda resistencia era ya inútily ante los mínimos recursos que se hacían llegar al continente, optan por dejar de lado las armas. Ese día más de 10 mil argentinos se rindieron ante el general inglés Moore. El general Galtieri al día siguiente anuncia la rendición y no mucho después, él y gran parte de su séquito, dimite. La guerra había costado la vida de 3 civiles en la isla, así como 649 argentinos y 255 británicos. Para el 20 de junio los argentinos ya habían sido desalojados también de las islas Sándwich del sur.
Desde entonces Inglaterra ocupa las islas y defiende con firmeza la soberanía sobre ellas. Es más, en las Malvinas, llamadas por los europeos Falklands, es común encontrar letreros que digan al como “argentinos serán bienvenidos aquí cuando dejen de exigir la soberanía sobre estas islas”. Luego de la guerra, Gran Bretaña apostó allí un contingente militar y facilitó la posibilidad de que varios civiles vayan a vivir hasta Malvinas con el fin de que se colonice la isla de británicos. Hasta la actualidad Argentina sigue demandando la soberanía sobre las islas y en los salones de la diplomacia, el conflicto parece no haber terminado aún.