Revista Cultura y Ocio

La guerra de los Seis Días: El choque de dos civilizaciones

Por Joaquintoledo

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.

Antecedentes a una guerra sin final

Conocido por el mundo el genocidio perpetrado por los nazis sobre el pueblo judío, la ONU estableció un plan para poder reubicar a esta infortunada  etnia, quizá la más perseguida de la historia. Se aplicó la lógica: el territorio para ubicar a los judíos sería nada más y nada menos que el territorio en el que se había establecido el reino de Israel tantos siglos atrás, así este pueblo ocuparía los territorios a los que pertenecían originalmente sus antepasados. Pero los tiempos habían cambiado  tras la llegada y expansión del Islam en el siglo VII.

Los primeros encuentros entre judíos y musulmanes fueron amistosos y quizá indiferentes, pero hubo tolerancia, a diferencia de lo que sucedió con los cristianos. Lastimosamente, iniciado el siglo XX, las cosas no marcharon igual. Inglaterra, luego de la Primera  Guerra Mundial había derrotado al Imperio Otomano y gran parte de sus territorios pasaron a mandato británico. Luego de la segunda guerra mundial, Medio Oriente se había convertido en una zona de conflicto y Gran Bretaña se ve obligada a fortalecerse en dicha región para no dejar al Eje tan ricos territorios. Uno de ellos era la llamada zona de Palestina que acabado el conflicto siguió en posesión de la isla. Pero los tiempos habían cambiado también para judíos y musulmanes, los primeros, a carencia de una tierra que podían reclamar exclusivamente como suya, se esparcieron por diversas partes del mundo obteniendo gran prosperidad y también terribles marginaciones a causa de su historia y sus costumbres; los segundos, permanecieron en Medio Oriente y el norte de África, perteneciendo a diversos países pero hermandados por la fe hacia Alá.

Fue entonces cuando la ONU, posó sus ojos por aquel territorio denominado Palestina y ya que estaba bajo mandato británico y éste debía concluir pronto, se estableció que dicho territorio, predominantemente con población musulmana, sea dividido en dos, uno para el pueblo judío y la otra porción para los musulmanes. Para nadie es desconocido que ambos pueblos y sus respectivas religiones tienen la misma base y raíces en cuanto al dogma, pero finalmente alcanzaron distintos caminos, loque los llevó a una perpetua separación cultural. Si bien este detalle no había representado una guerra directa entre ambos, colocar un nuevo estado, hecho exclusivamente para los judíos, justificó desde el punto de vista musulmán el límite de su tolerancia y desde la creación del mismo en 1948, se propusieron destruirlo, exigiendo que dichos territorios pertenecían directamente a los devotos de Alá.

El primer enfrentamiento y el antecedente a la Guerra de los Seis Días

Tan pronto   se proclamó como estado nuevo, Israel, no fue aceptado por sus vecinos musulmanes ni tampoco por los de la comunidad árabe palestina. Ni bien ido  el último soldado británico del territorio el 14 de mayo de 1948 y declarada la independencia de la nueva patria judía, los musulmanes en conjunto atacaron dando origen al primer conflicto. Israel  arriesgó todo y salió airoso de aquella primera guerra árabe-israelí de 1948. Con esto se consagró su independencia, soberanía y la expansión del territorio quedándose inclusive con una parte de Jerusalén.

Luego,  vino otro acontecimiento desagradable, que desembocó en la denominada Guerra de Suez, ya que Egipto no había quedado conforme con la guerra anterior. Francia e Inglaterra intervinieron directamente a favor de Israel a causa de sus intereses en la región, aunque finalmente la URSS y Estados Unidos los presionan y la guerra termina en una derrota diplomática a pesar de haber obtenido los tres aliados un triunfo militar. Israel sólo obtuvo una promesa de Egipto: no proveer armamento a los guerrilleros contrarios al nuevo estado. Mientras las relaciones entre ambos países se tranquilizaron, la ONU envío un cuerpo especial desplegado en la península del Sinaí, que en teoría, aseguraría, la paz entre ambos ex-beligerantes. Pero estaba claro que las cosas no podían terminar así como así.  Egipto continuó apoyando a los guerrilleros y hasta iba tejiendo una alianza militar con Siria hacia 1966, ambos por cierto, ya respaldados por la URSS. Las cosas entraron en una mayor tensión cuando el 17 de mayo de 1967 Egipto solicitó que las tropas de la ONU se retiren, iniciando una re militarización de la península del Sinaí. A continuación se bloquearon los estrechos de Tirán, que por cierto violaba las leyes marítimas de la ONU. Luego de movimientos políticos en Jordania se consigue que este país se una a la coalición egipcio-siria. El 4 de junio Irak se sumó a la misma.

Mientras tanto en Israel,  para nadie era un secreto que la guerra estaba a las puertas. Los militares y políticos sabían muy bien que o daban el primer golpe o Israel desaparecía de la faz de la tierra en pocos días. No contó con el apoyo internacional de sus aliados inmediatamente. Muchas especulaciones ha habido al respecto. Por un lado,  se cree que, agredida o no, Israel ya tenía planeado atacar a sus vecinos usando un pretexto. Veamos lo que dijo Isaac Rabin tiempo después: “No creo que Nasser quisiera la guerra. Las dos divisiones que envió al Sinaí en mayo de 1967 no hubiesen sido suficientes para lanzar una ofensiva contra Israel. Él lo sabía y nosotros lo sabíamos”. Sin duda alguna deja lugar para la controversia, así como otros comentarios hechos por Menahem Begin. Pero en cuanto a Egipto, sus movimientos tampoco fueron nada beatos, pues en  vísperas del combate, habían movilizado siete divisiones y no dos como se creía, conformando unos 100 mil combatientes y 1000 tanques, sin contar la fuerza aérea dando como resultado una fuerza de ataque considerable que hacían sospechosas sus intenciones de tan sólo asegurar dicha región.

Pese a todo ello y con hostiles países vecinos, Israel  decidió llevar a cabo una guerra fuera de su territorio pues este lugar   no ofrecía grandes ventajas. Los israelíes también se percataron que la prensa musulmana de diversos lares amenazaba con la guerra total y fomentaba el armamentismo así como la tirria hacia la tierra de los judíos mediante los medios de comunicación, hecho que les dio a estos tiempo de prepararse y convertirse en los agresores y no en los agredidos, a propósito de esto, el pueblo israelí sabía de una gran desventaja si se le ocurría dar un primer golpe: quedaría marcado para siempre como el país incitador, lo que le restaría  apoyo internacional. Y  en efecto así fue.

Operación Foco

El 5 de junio se daba inicio a la tercera guerra entre Israel y sus vecinos árabes, la tercera en tres décadas. Todo un récord. El plan se basaba en una guerra relámpago que iba de la mano con datos extraordinarios acerca de los movimientos de los egipcios proporcionados por la inteligencia. En unas cuantas horas la fuerza aérea israelí aniquiló 286 de los 420 aviones que poseía, además de 13 bases aéreas y 23 estaciones de radar. Israel sólo perdió 19 de los 250 aviones. E iba sólo el primer día de guerra. A esto siguieron los ataques terrestres en tres divisiones, se avanzó sobre el norte del Sinaí y la Franja de Gaza sin mayores inconvenientes.

En otro frente, Jordania lanzó su propio ataque con  varios bombardeos a la parte israelí de Jerusalén alrededor de las 11:15 de la mañana.  La respuesta fue a las 12:30 cuando la fuerza aérea de Israel contraataca y destruye parte los aviones de Jordania. Siria desde el norte también atacó con su poderosa artillería, pero una vez más la aviación israelí destruyó la de este país también. Al día siguiente, 6 de junio las divisiones israelíes en el frente egipcio continuaron avanzando. Se tomó Umm Qatef y El-Arish, también se avanzó por el centro de la península del Sinaí. Los egipcios intentaron recuperar Gaza y luego de brutales enfrentamientos fueron rechazados. Mientras tanto,  en el frente con Jordania los israelíes toman Latrún, Ramala y Jenín y se intenta un movimiento de pinzas sobre Jerusalén cuando ya se peleaba cuerpo a cuerpo en la ciudad contra los jordanos. Si bien estos se defendieron vehementemente y con ahínco, la fuerza aérea israelí dio una vez más la última palabra, sumado a esto atacaron la base aérea iraquí H-3. Los sirianos se dedicaron a no enviar tropas para ayudar a Jordania, demostrando la desorganización entre los aliados.
Y llegó el 7 de junio. Luego de la captura de Sharm el-Sheji, Israel apertura otra vez los estrechos de Tirán declarando un estatuto de agua internacional y del paso libre para barcos mercantes. Las tres divisiones israelíes al frente sur avanzaban triunfantes y llegaron al Canal de Suez. Toda la península del Sinaí, menos la parte occidental de la misma, estaban en manos de los judíos. Mientras tanto, luego de brutales y sanguinarios enfrentamientos entre estos y los jordanos, con una brigada de paracaidistas los israelíes se habían hecho con la Ciudad Vieja de Jerusalén, en otros puntos se ocupó Nablús, Judea y Hebrón  y se cruzó el río Jordán. Jerusalén había caído en manos judías, un sueño desde hacía siglos para ellos.

El 8 de junio ocurrió un trágico incidente con el barco estadounidense Liberty que  fue hundido por los israelíes, provocando 34 muertos y 173 heridos, perjudicando por mucho la reputación de Israel si bien hubo una comisión para la investigación que concluyó en  que dicho ataque  no fue intencionado. El 9 de junio Israel propuso una tregua y fue aceptada por Egipto, aunque no por Siria. Este día y el 10 se lanzó un ataque definitivo contra este país, mientras los frentes de Jordania y Egipto ya habían quedado paralizados. Los últimos ataques se dieron contra Siria y si bien no se logró derrotar a la bien atrincherada artillería siria, la mayor parte de su infantería fue dispersada y para el anochecer del 9 de junio los israelíes ya podían perseguirlos. Se tomó la ruta hacia Quneitra y la ruta quedó libre a Damasco. El Consejo de Seguridad de la ONU  ordenó cesar el fuego en todos los frentes, Israel aceptó y acabó así la tercera guerra de este país con sus vecinos árabes.

Israel obtuvo a costa de sangre, más territorios, los Altos de Golán, Cisjordania, incluyendo Jerusalén oriental, la Franja de Gaza y la península del Sinaí. Si bien obtuvo ventaja en cuanto a lo militar, la agresión del país quedó patente y la semilla para una  nueva guerra y un distanciamiento entre musulmanes e israelíes ya se había plantado. Una xenofobia moderna hacia los judíos surgía en el mundo, así como un temor de estos hacia sus pares islámicos.


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