Revista Sociedad

La guerra de Pin y Pon

Publicado el 19 abril 2022 por Salva Colecha @salcofa

Llevamos más de un mes en guerra. Así, sin medias tintas. Un mes en guerra porque el hecho de que el frente esté Mariúpol, el Donbas o cualquier lugar que nos resulte lejano no impide el hecho de que aquí, en la retaguardia no notemos los efectos. ¿De verdad cree alguien que esto no nos salpica o no va con nosotros mas allá de que nos sintamos solidarios y enviemos ayuda, en muchas ocasiones, para acallar la mala conciencia?

No creo que exista nadie que no haya notado la hinchazón que han sufrido el precio de las cosas. Un diez por ciento de inflación y parece que no veamos el techo todavía, esto no hay quien lo resista. Bueno, puede que exista alguien que no haya pisado el súper, que no haya salido a la calle o que viva en una cueva remota en mitad de la nada o que tenga tanto dinero que no haya notado que su sueldo cada vez da para menos. Si no eres de esos seguro que has caído en que igual eso de la Guerra Mundial ya es un hecho, ya estamos todos en ella y nadie nos ha dicho nada. No hace falta que vengan con tiros y misiles. Hoy en día, arruinar al prójimo también puede ser un acto bélico premeditado.

Puede que no tengamos claro quiénes son los enemigos. No vale eso de simplificar las cosas hasta el extremo, nos han acostumbrado a ello desde el colegio, y cada vez más. Parece que no quieran enseñarnos a pensar, que prefieran que vivamos en la inopia del que no solo no sabe sino que no quiere saber, no vaya a verse perjudicada su paz. Pero eso es otra historia. Si nos paramos a mirar un poco más allá de los titulares podríamos pensar que no, el enemigo no es sólo Putin. Si lo fuese igual ya lo hubiesen corrido a gorrazos como ha pasado con tantos sátrapas que se fueron de las manos. Si de verdad esto fuese cosa de un loco solitario ya hubiese acabado hace semanas, lo hubiesen defenestrado los suyos al ver que ya no sacaban nada de provecho o «los contrarios», ya lo hicieron con Bin Laden, por ejemplo. Como dice Paco, si no fuese útil a alguien ya no estaría ahi.

Seguramente será que lo de “el mundo contra uno” no debe funcionar así en la ONU no todos los países lo tienen claro, en la realidad tampoco, no te engañes. Hay demasiada gente forrándose con esto. No olvides que siempre se ha dicho que la guerra es un gran negocio para unos cuantos y esta no se porqué no tendría que serlo. Hay demasiada gente enriqueciéndose con esto a costa de la sangre de los inocentes como para pensar que TODO el mundo quiere que acabe. Mira a tu alrededor, seguro que sospechas de alguna multinacional que ha hinchado los precios o de otras que han incrementado sus ventas y no solo me refiero a empresas armamentísticas.

Dentro de nuestra casa, Europa, tampoco parece que lo tengamos muy claro. Si estamos en guerra ¿Por qué países como Alemania continúan comprando a Rusia? Mirándolo desde fuera parece que estén jugando a dos manos, por un lado apoyan a Ucrania, envían armamento y siguen el guion establecido pero por otro, parece que les importe más el gas que las vidas de los que supuestamente apoyan. Un poco hipócrita si parece. Y ya puestos a ponernos puntillosos, si Rusia es un enemigo tan poderoso ¿Cómo es que no saca todo su poder? O está a otras cosas o nos han vendido otra vez lo de las armas de destrucción masiva.

Son demasiadas preguntas y lo único que queda claro es que en el frente miles de vidas inocentes se están perdiendo, son centenares de familias separadas en una catástrofe humanitaria que parece sacada de otros tiempos pero que no sorprende a los que peinamos alguna cana y nos acordamos de los Balcanes y las barbaridades propias de la Edad Media que vimos. Es la especie humana, ¿Qué le vamos a hacer? Somos capaces de lo mejor y de lo peor pero si aparece la posibilidad de negocio demasianas veces saltamos como las urracas hacia lo que brilla, sin que nos importe nada. Al final es lo de siempre los beneficios manchados de sangre se los llevarán unos pocos y nosotros, los muñequitos de Pin y Pon acabaremos, como siempre, pagando los platos rotos.


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