BEIRUT (AP) – La guerra de Turquía contra una milicia kurda siria que está estrechamente alineada con Estados Unidos está forzando al grupo a abandonar posiciones contra los militantes del Estado Islámico en el desierto sirio para defenderse contra el avance de las tropas turcas.
La campaña individual de Ankara contra las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, conocida como YPG, en una región llamada Afrin está remodelando las alineaciones militares en el norte de Siria y obligando a los EE.UU. a detener sus operaciones de limpieza contra los bolsillos del grupo Estado Islámico.
Pero Estados Unidos no está apoyando la defensa de Afrin, y los kurdos están buscando ayuda de Damasco, a pesar del estatus de paria del gobierno sirio en la comunidad internacional.
Washington y muchas naciones occidentales consideran que el gobierno del presidente Bashar Assad es el principal responsable de la guerra civil que ha envuelto al país durante casi siete años y todavía muestra pocas señales de disminuir. Hasta la fecha, Damasco es el único jugador importante en enviar fuerzas para defender a Afrin.
La movida le da a Assad influencia especial sobre la autoadministración kurda en un momento en que los poderes globales luchan por la influencia en Siria.
“Afrin necesita a quien sea que pueda defenderlo”, dijo Ilham Ahmed, un alto funcionario de la unidad de autoadministración kurda del norte de Siria, que los kurdos llaman Rojava.
“Estamos listos para el diálogo con el régimen y para resolver nuestros problemas con ellos”, dijo.
Estados Unidos es naturalmente reacio a entrar en una confrontación militar con Turquía, miembro de la OTAN, pero los funcionarios de la Casa Blanca pueden haber subestimado la determinación de los kurdos de defender Afrin, dice Mutlu Civiroglu, un analista kurdo en Washington.
“Tantos importantes líderes políticos y militares de los kurdos son de Afrin, y Afrin, en el corazón y la mentalidad kurda, es una parte inseparable de Rojava, el Kurdistán sirio”, dijo Civiroglu.
Ahmed, un nativo de Afrin, dijo que los kurdos estaban “asombrados” por el “silencio global” ante la campaña turca.
Los objetivos del presidente turco Recep Tayyip Erdogan no están claros: los kurdos controlan una amplia franja del norte de Siria, y sus ambiciones pueden verse atenuadas por la posibilidad de reavivar una insurgencia kurda en su propio país.
Pero su campaña ha tensado la relación entre los kurdos y Washington, algo que Erdogan puede señalar como un éxito después de tres años de afinidad aparentemente más profunda entre los dos por las enérgicas objeciones de Ankara, dijo Nicholas Danforth, un analista de Turquía en Bipartisan, con sede en Washington. Centro de Políticas.
Turquía considera que YPG es una “organización terrorista” y una extensión del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán o PKK, que ha luchado por la autonomía kurda en Turquía.
El jueves, las fuerzas turcas tomaron control de Jinderes, una ciudad en el sur de Arnfrin, eliminando un obstáculo importante en el camino hacia el centro urbano más grande de la región, que también se llama Afrin.
El grupo de vigilancia del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos con sede en Gran Bretaña dijo que más de un millón de civiles se enfrentan a un “destino desconocido” cuando las fuerzas turcas se acercaban al asedio de la ciudad.
La ciudad está repleta de cientos de miles de sirios que han sido desplazados por las luchas en el campo o la violencia en otras partes del país.
Cerca de 200 civiles han muerto a causa de bombardeos y bombardeos turcos desde que Ankara lanzó lo que llama “Operación Olive Branch” hace seis semanas.
Esta semana, las Fuerzas Democráticas Sirias apoyadas por Estados Unidos, que está dominada por el YPG, dijeron que estaban redesplegando a 1.700 combatientes de las líneas del frente con los militantes para defender a Afrin.
Al mismo tiempo, el Pentágono dijo que la coalición liderada por Estados Unidos estaba pausando operaciones contra IS en el este de Siria.
En febrero, el YPG recibió a cientos de milicianos chiítas progubernamentales enviados por Damasco, pero no han podido competir con la potencia de fuego de Turquía. Sin cobertura aérea siria, el YPG está indefenso contra la campaña aérea turca que ha allanado el camino para que las fuerzas terrestres avancen.
Aún así, el despliegue subraya la posibilidad de una alianza más profunda entre los kurdos y Damasco, a pesar de décadas de historia incómoda entre los dos.
Los milicianos chiítas le dan al gobierno su primer punto de apoyo en un área que abandonó en 2012, y podría ser replicado en otras partes del norte de Siria.
Assad y su difunto padre, el presidente Hafez Assad, jugaron contra los kurdos en contra de Ankara durante décadas, o albergando y reprimiendo a los líderes kurdos que libran la insurgencia en Turquía.
Por ahora, Damasco puede ser el único socio para los kurdos en Afrin.
“Los kurdos no tienen buenas opciones”, dijo Civiroglu. “Sus opciones van de mal en peor”.
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