Había que cerrar el círculo por novena vez. Sir Charles Lomlarck ejecutó una de sus extrañas piruetas mentales, de esas en las que cuando acabas de dar giros te caes del culo y quedas como el idem. En las mismas puertas del confinamiento propuso un Mamotrectum, de los que superan el medio millar de páginas. Lo hizo con ganas y con fuerzas, jactándose de que en el encierro que se nos avecinaba a todos encontraríamos el tiempo para leer un texto largo y, de esta manera, introducir en el proyecto este tipo de libros que al Condemore tanto le asustan. Así lo hizo y nos trajo al premio Nobel, Preyslerizado a estas alturas. La obra en sí arranca con dificultad. Un amasijo de personajes y de lugares se enmarañan y hacen costoso seguir la trama. Sobrecargado, comencé a temerme lo peor. Pero el Buen Lomlarck advirtió “a partir de la página 150 o así ya pilla carrerilla”. Así fue, y los acontecimientos se fueron precipitando con una narración elegante y una trama bien llevada, a pesar de que en algunas ocasiones se haga ligeramente repetitiva. Es un buen libro para leer, una historia interesante para conocer y una evidencia de que este señor además de ligar sabe escribir muy bien. Sir Charles Lomlarck tuvo que pedir dos prórrogas para terminar de leer, puesto que no lo hizo en plazo. Vergonzoso para el propio impulsor del Libri
Sir Charles Lomlarck: 9
Mesié de Condemore: 6
Duque de la Teruélida: 8
Lord Pascualín: 7