La crisis económica es fuente de inversión y ganancias para los menos escrupulosos. Hay guerra por la patentes de medicamentos y los laboratorios intentan conseguir los mejores precios del erario público como sea y aunque esto signifique el desfalco. La estafa está a la orden del día.
En la guerra del medicamento Zometa, para tratar el cáncer de huesos y la osteoporosis, queda claro que hace falta que unos saquen para que otros metan. No penséis mal, me refiero a que cuando se terminan las patentes es cuando se consiguen aplicar mejor los medicamentos o al menos conseguir los mejores precios. Si lo dudáis observad la siguiente carta al director en la Revista de la OFIL (Organización de Farmacéuticos Ibero-latinoamericanos).
Estimado Señor Director:
Actualmente los Servicios de Farmacia Hospitalaria españoles pueden adquirir el envase de 4 miligramos de ácido zoledrónico por un coste que varía entre los 8 y los 12 euros. Hace poco más de un año costaba 237,14 euros cada envase. Al expirar la patente del ácido zoledrónico (Zometa®) varios laboratorios iniciaron su comercialización, junto con una bajada incesante de precios: la “guerra del zoledrónico”.
Desde las Jefaturas de Farmacia Hospitalaria se asistió a un desfile de laboratorios con ofertas cada vez más baratas. Los precios se desplomaron, llegando incluso a provocar la retirada de algunos proveedores de la competición. El resultado de la guerra es el que hemos avanzado, la adquisición del fármaco por un precio 25 veces más económico que antes de comercializarse el principio activo genérico”.
Suscribo que si tenemos en cuenta que el desarrollo de cada fármaco es distinto y sujeto a las particularidades de la molécula y de la enfermedad a la que se supone que está destinado, surge otra duda:
¿es la duración de las patentes adecuada? Y, por último, ¿cuánto cuesta en realidad producir un fármaco ya comercializado para el que se ha recuperado la inversión inicial?
Paradójicamente, hasta el 24 de julio de 2014, la presentación de 5 miligramos de ácido zoledrónico, Aclasta®, se ha seguido comprando a 328,82 euros. Las diferencias en las indicaciones aprobadas para cada una de las dosis provocaron esta incoherencia. Es a finales de julio cuando se suspende la comercialización de Aclasta® y de Zometa®.
Un caso similar sucede con sildenafilo, la famosa Viagra. La presentación de sildenafilo comercializada para el tratamiento de la hipertensión pulmonar, Revatio® 20 mg, se está adquiriendo en los Servicios de Farmacia Hospitalaria a 5,5 euros por comprimido. En cambio, los comprimidos de 25 mg de sildenafilo genérico aprobados para el tratamiento de la disfunción eréctil, la “impotencia” masculina, tienen un coste aproximado de 1,5 euros cada uno.
Los problemas del sistema de patentes de medicamentos son las escasa adaptación de dichas licencias a las particularidades del área de los medicamentos y la (aparente) arbitrariedad y rigidez en el proceso de establecimiento de precios.