Los jóvenes lectores suelen sentirse atraídos por la literatura fantástica; por eso, las novelas sobre guerras suelen ocupar un lugar secundario en las estanterías de novedades juveniles. Aun así, yo creo firmemente en este género: pienso que la capacidad para hacer disfrutar al lector depende de la habilidad del autor y no del tema escogido. Además, hablar de conflictos bélicos implica narrar escenas al límite que muestran lo mejor y lo peor del ser humano, unos momentos que dan mucho juego.
De todo esto y más hablo en mi último reportaje para El Tiramilla. ¿Os animáis a echarle un vistazo?