Entre Dios y el Diablo, el universo entero es un campo de batalla. No es raro entonces que el mundo de la música le haya dado cabida a muchos devotos de ambos, puesto que la música produce un tipo de emoción indescriptible que las otras artes no son capaces de alcanzar con tanta fuerza. Si se quiere provocar un verdadero terremoto espiritual, la música es un gran aliado para ello. Por ello todos los grandes cultos y religiones han integrado la música en el ritual, y de la mejor música selecta que se ha compuesto es en realidad música sacra…
Dentro de la música selecta no existió tradicionalmente mucho espacio para el Demonio puesto que quienes financiaban a muchos de esos músicos eran la Iglesia Católica. Muchos músicos en particular durante el Barroco trabajaron como maestros de capilla, o bien componían misas por encargo, hasta el punto que la misa se transformó casi en un género musical en sí mismo. Las cosas empezaron a cambiar en el siglo XIX. Muchos músicos en esa época, a la vez intérpretes y compositores, empezaron a ser artistas ‘free lancers’. Además, después de la Revolución Francesa, la Iglesia ya no fue lo que solía ser. Y el Romanticismo a comienzos del siglo XIX tenía una afinidad especial con la oscuridad y las tinieblas: de ahí al demonio hay sólo un paso.
Ha habido rumores de posibles casos de que alguien ha vendido su alma al diablo a cambio de habilidad, reconocimiento o admiración mundial. Pero el pacto contiene ciertos riesgos, ya que el diablo desea el alma de la persona, e intentará hacer cualquier cosa para conseguirlo, como engañar, mentir, o estafar. Pero después de disfrutar de un enorme éxito mundano de corta duración, murieron como resultado del pacto.
Niccoló Paganini
El 1782 nacía en Génova este genio de la música, uno de los más grandes virtuosos del violín de toda la historia. El padre, al darse cuenta del talento de su hijo, le envió al maestro Alessandro Rolla para que siguiese sus lecciones, y quedó sorprendido viendo cómo Niccoló a los pocos días seguía a primera vista un concierto.
Fue tal su habilidad en el manejo de este instrumento, que pronto empezó a correr una leyenda a su alrededor, la cual decía que había matado a un rival y fue condenado por ello a presidio, y que él había pactado con el diablo entregándole su alma a cambio de la libertad y de adquirir esa maravillosa técnica con el violín. El vulgo creía esa leyenda, y había quien aseguraba haber visto al diablo junto al violinista ayudándole en los momentos difíciles. Todos habían oído hablar de él, no sólo los cultos; hasta los mendigos y las prostitutas compraban sus entradas apenas se anunciaba que tocaría Niccolò Paganini. Según dijo el poeta Heinrich Heine, cuando Paganini estaba tocando su violín siempre había una gran figura oscura detrás de él, además de vestir con túnicas ceremoniales negras.
Niccoló Paganini falleció en Niza, Francia, el 27 de mayo de 1840; pero el obispo de Niza negó el permiso para su entierro y su ataúd permaneció varios años en un sótano. La fama que se había tejido alrededor de su persona y su talento, forjados en un posible pacto con el demonio, fue determinante en esta decisión eclesiástica, sobre todo debido a que el propio Paganini rehusó acercarse a la Iglesia y desmentir aquellos comentarios. Solamente en 1876 fue permitido el funeral y sus restos se transfirieron al cementerio en Parma.
Aunque Paganini es el caso más conocido, existe un buen ejemplo anterior, en la figura de Giuseppe Tartini. Resulta interesante observar que Tartini trabajaba para la Iglesia Católica en pleno siglo XVIII. Pero tenía sus propios demonios internos, parece ser que era un perfeccionista nunca satisfecho con sus propias dotes interpretativas. Su vida también tuvo algunos lances difíciles, como por ejemplo cuando debió escapar por su vida debido a que su esposa era la favorita de un poderoso cardenal que no vaciló en enviar un escuadrón de matones a secuestrar al marido. Quizás todo esto explique un estado de tensión nerviosa que lo llevó a ver al demonio en un sueño. El resultado fue una pieza conocida con el siniestro nombre de “Trino del Diablo”, quizás una de las más exigentes piezas musicales jamás compuestas para violín. Y que es muy posible que sólo alguien en conveniencia con el diablo podría interpretar..
El diablo metió la cola en el pentagrama
El diablo también se ha mantenido vivo en el mundo musical a través de las bandas sonoras. La música más asociada es por supuesto el subgénero conocido como ‘canto gregoriano’. El canto gregoriano era el último enlace con la música sacra de la antigüedad, el único resto la música litúrgica que se cantó dentro de las pirámides egipcias, en lo más alto de los zigurats, en lo más profundo del Templo de Salomón. Esta música estrictamente vocal y monódica describe los atributos de dios
La razón por la que una música tradicionalmente tan cristiana como los coros gregorianos se convirtieron en estándar del satanismo, es por apropiación. Se considera de manera habitual que el diablo toma elementos del cristianismo y los invierte. La misa negra es así una misa católica invertida. Y si se puede alabar a Dios con coros gregorianos, ¿por qué no se puede hacer lo mismo con Satán?: Un ejemplo es el famoso “Ave Satani” compuesto por Jerry Goldsmith para la banda sonora de “La profecía” de 1976.
Cuando el diablo cruzó el charco
El diablo dejó en algún minuto la vieja y cristiana Europa, y se lanzó hacia el Nuevo Mundo, siendo colonizado al sur por la católica España, tradicionalmente obsesionada con las brujas y el comercio con el demonio, y al norte por la protestante Inglaterra. Ambos mundos fueron poblados a la fuerza por africanos que trajeron sus propias tradiciones culturales.
La tremenda ordalía de la raza negra en América encontró vía de escape en un enorme sentimiento espiritual. Desde sus inicios a finales del siglo XIX, la música blues mantuvo una sombría relación con el príncipe de las tinieblas.
Robert Johnson
El caso más famoso de músico vinculado por la envidia de las gentes al demonio, es el de Robert Johnson. Mucho sobre este músico es más leyenda que historia. Johnson nació en 1911 y murió en 1938, falleciendo a la edad maldita de 27 años antes de que lo hicieran Hendrix o Joplin; debido a su humilde extracción social, es muy poco lo que se ha conseguido investigar de cierto sobre su vida. Según se rumorea, Johnson acudió a cierto cruce en la plantación algodonera Dockery, en Mississipi. Allí se habría encontrado con un hombre alto y siniestro, que habría tomado su guitarra, la habría afinado, y se la habría devuelto con el talento para tocarla. El propio Robert Johnson no parece haber hecho reclamos de pacto con Satán, pero de alguna manera, la leyenda creció a su alrededor.
No existen pruebas de los vínculos de Robert Johnson con las artes ocultas de la magia negra, sin embargo, la mayor parte de los testigos coinciden en afirmar que sobre el escenario irradiaba un halo mágico que cautivaba al público. Cantaba con una dicción levemente apagada, con una voz apasionada, agonizante y muchas veces afectada, su guitarra era brillante. Los temas persistentes en sus blues eran la desesperación religiosa y los demonios interiores, también describían imágenes de degradación y de desinhibida sexualidad. Un músico creativo y genial.
Cuando su virtuosismo y magnetismo lo habían convertido en el mejor músico de la región, murió envenenado por un hombre que creía que le estaba haciendo la corte a su mujer, mientras tocaba en un bar de Greenwood, en el mes de agosto de 1938. Cincuenta años después de su muerte, una reedición de todas sus grabaciones fue disco de oro y consiguió un premio Grammy.
Tommy Johnson
El que sí reclamó haberse encontrado con el demonio en la plantación Dockery ya mencionada, fue Tommy Johnson. Sin relación con Robert Johnson, más allá del apellido. Quizás por reclamo publicitario, Tommy Johnson empezó a cultivar de manera deliberada una imagen satánica y el obligado pacto con el demonio. Tommy Johnson sí que conoció el éxito en las décadas de 1930 y 1940. Tras ese periodo desarrolla su alcoholismo, que le acompañará hasta el final de sus días. Murió de un ataque al corazón en 1956, cuando tenía cerca de 60 años. En el tiempo de la muerte de Tommy Johnson, el sonido del blues se había propagado lo suficiente como para engendrar un a nueva onda musical: el Rock and Roll.El diablo se viste de rock
La relación entre el rock y el satánico proviene desde los mismos orígenes del movimiento musical en la década de los cincuenta, donde precursores como Elvis Presley o Jerry Lee Lewis fueron duramente atacados por la Iglesia Católica de difundir el mensaje del maligno. El blues ya había sido objeto de persecución por la mayoría blanca norteamericana que consideraba aquella música como peligrosa para la moral.
A finales de la década de los sesenta, el rock y las nuevas «amenazas» llegaban desde Inglaterra, en donde The Rolling Stones con álbumes como Their Satanic Majestic Request ‘Al servicio de sus satánicas majestades’ y su clásico Sympathy for the devil ‘Simpatía por el diablo’ arrasaban en todas las listas de éxitos y en sus giras, donde llegaron a utilizar como guardaespaldas a los propios Hell´s Angels ‘Ángeles del infierno’.
Sus grandes competidores, The Beatles, tras sus experiencias con gurús indios, llegaban de nuevo al numero un con The White Album. John Lennon golpeaba en el «núcleo» de la moral católica al declarar en el inicio de una gira por Norteamérica que The Beatles eran más grandes que Dios, lo que les supuso la persecución de grupos integristas cristianos y la quema pública de sus discos. El asesinato, en 1980, de John Lennon por parte de un fanático fue también utilizado posteriormente por algunos dedos acusadores como prueba de su relación satánica.
No seria el único caso en que la muerte de un miembro de un grupo acusado de satánico, sería utilizado para demostrar que quien utiliza la energía del demonio acaba siendo consumida por su eterna maldad.
Como ultimo ejemplo nombraremos a Justin Bieber, entre los muchos cantantes que han sido acusados de pactar con el diablo, Bieber fue descubierto en 2008 por el ejecutivo de la industria de la música Scooter Braun, mientras navegaba por YouTube. Muchas personas acusaron al joven cantante de vender su alma al diablo en ese momento. Y la verdad es que poco tiempo después ganó más de 100 millones de dólares, y a juzgar por el creciente número de tatuajes simbólicos, todo parece indicar que ese pacto se realizó. Expertos en simbología esotérica aseguran que Bieber tiene el tatuaje de un búho en su brazo izquierdo y otro de un ojo en su antebrazo, todos símbolos Illuminati.
Incluso algunos ven más allá al asegurar que el verdadero Justin Bieber murió en un accidente de coche en 2012 y fue sustituido por una copia exacta del cantante. El propio Bieber negó formar parte de los Illuminati y puso en duda su existencia.
La lista de coincidencias sería prácticamente interminable, llegando a darse un sistema binario entre cantantes y diablos, donde muchas de las veces uno le conviene al otro, siendo la facilidad del manejo del público lo que les convierte en cómplices para alcanzar el éxito..
Fuentes: Mundoesoterico-Guillermocracia-Wikipèdia-Navegante
Imágenes: Pinterest – Tumblr
Archivado en: Trovadorescas Tagged: blues, canto gregoriano, creencias, demonio, guitarra, música, misa litúrgica, misa negra, pacto con diablo, raza negra, simbología esotérica, supersticiones, violín