Llegaba Almodovar a San Sebastián feliz por muchos motivos. Acababa de ganar el León de Oro en Venecia, recibía el Premio Donostia en el Festival y celebraba su 75 cumpleaños. "La habitación de al lado", su nueva película, solo le estaba trayendo alegrías Con Julianne Moore y Tilda Swinton (presente en Donosti) de protagonistas, la primera película rodada en inglés del director manchego es un descafeinado producto con muy buenas intenciones pero resultado irregular.
Almodóvar recibía un merecido premio Donostia en San Sebastián gracias a una carrera impecable con grandes reconocimientos tanto internaciones como nacionales. Sin duda nos encontramos ante nuestro cineasta más laureado fuera de nuestras fronteras. "La habitación de al lado" es la primera película en un idioma extranjero consciente de la espinita que tenía clavada y que aún no había podido sacársela.
Para esta aventura se rodea de dos actrices ganadoras del Oscar, Julianne Moore que lo ganó en la categoría de actriz principal con "Siempre Alice" y Tilda Swinton que obtuvo la estatuilla como actriz de reparto por "Michael Clayton". Ambas se rinden al director español y no ocultan su total devoción por la visión y trabajo de Almodóvar. Tilda Swinton, presente en la rueda de prensa posterior a la proyección, no disimuló la relación tan cercana que se ha generado entre ambos. No en vano es una película que requiere de un trabajo actoral muy específico en el que Moore y Swinton crean un lazo difícil de deshacer.
Porque "La habitación de al lado", como reconoce el propio Pedro, es una evolución más en su carrera profesional. Con el paso de los años sus intereses y preocupaciones han ido madurando. En este film la eutanasia y el derecho a morir dignamente se transmiten a través de un alegato por la libertad. Una reivindicación social en el marco de un mundo que también está a punto de fallecer. Una mirada triste y poco esperanzadora. Esa reflexión es aún más evidente en el alter ego del director en la película, el personaje interpretado por Turturro.
Cuando finaliza "La habitación de al lado" tienes una doble sensación. Por un lado agradeces que Almodóvar siga la línea de la reivindicación social y por otro un regusto agridulce por lo previsible y poco ingenioso del guion. Estamos acostumbrados a recibir diálogos más espontáneos donde la ironía y el humor negro se palpa en cada escena. En "La habitación de al lado" solo en la escena del entrenador personal me llega el Almodóvar que esperamos. Todo lo demás son frases grandilocuentes y conversaciones poco originales que gracias a su talento no se hace tedioso.
La marca Almodóvar está presente y eso es innegable pero probablemente ese Leon de Oro en Venecia hubiera sido más justo recogerlo por otros grandes títulos que no tuvieron esa suerte. En cualquier caso, bienvenido sea éste y todos los premios que lleguen porque, a pesar de muchos, sus éxitos seguirán siendo nuestros éxitos y seguirá representando la marca España.
Crítica: José Daniel DíazFotos: María del Mar Ríos