Revista Cultura y Ocio

La habitación de Jacob: lo incomprensible de un ideal (II)

Publicado el 24 abril 2017 por Carmoran @ensayistica

La habitación de Jacob: lo incomprensible de un ideal (II)

Parte de la magia que tiene esta novela de 1922 es que los pasajes de monólogos internos son mayoría frente a la pura narración, algo que te puede hacer odiarla y amarla a partes iguales. Y sin embargo, aún sabiendo el lío en el que me metía tratando de analizar esta novela debido a su complejidad, siempre hay un detalle, una palabra clave que te hace entenderlo todo (o casi), y mi palabra clave en este caso fue Grecia, porque fue a partir del viaje que Jacob hizo a este país cuando por fin empecé a entender lo que este personaje representaba de verdad en toda la historia.

Cuando pensamos en Grecia, generalmente nos viene a la cabeza la Grecia clásica, la de los grandes filósofos de la historia, la del arte, la de la cultura en general. Podríamos decir que pensamos en Grecia como un ideal de magnificencia, aunque jamás hayamos estado allí, aunque jamás hayamos vivido en la época que todos los libros de historia ensalzan. Podríamos decir que nos han educado en una ilusión, como la misma Virginia Woolf dice precisamente al respecto de Grecia.

Pero ahora veamos qué le escribía Jacob a su amigo Bonamy sobre este país:

"Tengo la intención de volver a Grecia cada año mientras viva. Es la única oportunidad que veo de protegerme de la civilización."

Estas palabras le causan una gran aprensión a Bonamy porque, según su punto de vista, el estilo de Jacob es ir siempre a lo definido, a lo que es racional y concreto, y Grecia es puro idealismo, idealismo histórico. Ahora, teniendo en cuenta lo que dice Jacob y lo que su amigo piensa de él, resulta bastante paradójico que una persona con un estilo concreto, racional y definido no empiece a definirse (y nunca mejor dicho) ante el lector como un personaje con personalidad propia hasta que no hace este viaje a Grecia; recordad que lo que conocemos de Jacob hasta ahora ha sido por boca de otros. Entonces ¿qué relación hay entre Jacob y Grecia? O mejor dicho ¿qué relación hay entre Jacob y el idealismo? Si en el libro se da a entender que Grecia es una ilusión, o un ideal, y nosotros no conocemos a Jacob como persona a partir de su viaje, solo nos cabe pensar que la novela nos ha estado dando una idea de quién era Jacob, pero no era algo real, era un conjunto de ideas y opiniones mezcladas; de la misma manera en la que idealizamos el período de la Grecia clásica gracias a los libros de historia (período histórico que nadie ha vivido), también dibujamos en nuestra cabeza el ideal de un personaje enigmático que nosotros solo conocemos gracias a las palabras de otros (pero no llegamos a conocerle por él mismo).

Lo dicho anteriormente cobra más sentido aún cuando descubrimos cómo es la habitación de Jacob realmente, algo que no nos es mostrado hasta el último capítulo. La fotografía de arriba os puede dar una idea aproximada de lo que nos vamos a encontrar, pero si preferís descubrir por vosotros mismos la explicación a esto, os recomiendo que paséis a leer directamente el último párrafo. Ahora sí, vamos allá con la cita que describe cómo es la habitación de Jacob:

"Indiferencia es lo que se respira en el aire de una habitación vacía, que solo hincha las cortinas; las flores en el jarrón se mueven. Una fibra de la butaca de mimbre cruje, aunque no hay nadie sentado en ella."

Esto es lo que ha sido la vida de Jacob la mayor parte del tiempo: indiferencia. Esto es solo un pequeño extracto, porque lo que también nos vamos a encontrar nada más entrar en la habitación es desorden, y el desorden implica falta de definición, lo que una vez más resulta muy paradójico cuando Bonamy ha descrito a su amigo como una persona definida. Jacob, por tanto, es un ideal, es nada y a la vez es todo. Como dice el subtítulo de la entrada, los ideales no se pueden comprender porque es algo que habita más en el mundo de la ilusión que en el de la razón; es por esto que los ideales no se comprenden ni se razonan, solo se viven y se sienten.

No me gustaría concluir este ensayo sin incluir una de mis citas favoritas de la novela, una que tiene lugar durante una velada entre varias personas, y que refleja perfectamente uno de los dardos que Woolf lanza a la sociedad de la charlatanería donde todos hablan, pero nadie comunica nada:

"No hay nada como el silencio -dijo con firmeza-. En una noche como esta se pueden oír veinte sonidos diferentes, sin contar con sus voces."

La habitación de Jacob: lo incomprensible de un ideal (II)

Curiosidades que hay que saber:

- La habitación de Jacob es en realidad una compilación de ideas surgidas a partir de una serie de relatos cortos que la autora publicó bajo el título de Monday or Tuesday; esta novela vendría a ser la unión de todas esas ideas.

- Virginia Woolf se inspiró en su hermano Thoby, muerto a la edad de 25 años a causa de fiebres tifoideas, para el personaje de Jacob Flanders.

- Conocemos a Jacob gracias a las voces de otras personas en la novela; prácticamente la totalidad de esas voces corresponden a mujeres, con excepción de Bonamy.

- La novela empieza y acaba con las palabras de la misma persona: Betty Flanders, la madre de Jacob, lo que implica un ciclo centrado en la figura materna.

- En 1922, además de La habitación de Jacob, también se publica La tierra baldía, de T. S. Eliot, y Ulises, de James Joyce; los tres autores serán considerados como ineptos e incoherentes por la crítica.

- La edición original del libro de 1922 tenía en portada una ilustración de Vanessa Bell, hermana de Virginia.

Voz grabada de Virginia Woolf

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Todos los comentarios son bienvenidos.


Fuente de las imágenes:
http://diarium.usal.es/vanesaalonso/grecia/

http://www.comedycentral.co.uk/real-life/articles/14-things-everyone-regrets-doing-at-uni

http://www.skywaspink.com/toda-literatura-juego-cuarto-propio-virginia-woolf/


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