Publicado en Qué Leer, nº 162 (febrero de 2011)
Aprovecho, asimismo, la ocasión para recomendarles que disfruten del interludio primaveral y regalarles esta pequeña maravilla extraída de las Lecturas no obligatorias de Wislawa Szymborska:
“[...] soy una persona anticuada que cree que leer libros es el pasatiempo más hermoso que la humanidad ha creado [...] El homo ludens con un libro es libre. Al menos, tan libre como él mismo sea capaz de serlo. Él fija las reglas del juego, subordinado únicamente a su propia curiosidad. Puede permitirse no sólo leer libros inteligentes de los que aprenderá cosas, sino también libros estúpidos de los que algo sacará. Es libre de no leer un libro hasta la última página, y de empezar otro por el final e ir retrocediendo. Puede echarse a reír en un punto no destinado a ello o, de repente, detenerse ante unas palabras que recordará durante el resto de su vida. Y, finalmente, es libre –y ningún otro pasatiempo puede ofrecerle esto- de escuchar de qué habla Montaigne o de zambullirse en el Mesozoico por un instante.”