La hepatitis C es un virus que en muy pocas ocasiones las personas que lo tienen lo detectan. Tan solo en un análisis rutinario de sangre les sale que tienen la enfermedad de la Hepatitis tipo C. Este hecho hace posible que a esta enfermedad se la conozca como enfermedad silenciosa. Vamos a conocer un poco más acerca de ella.
La hepatitis C
La hepatitis C está causada por un virus llamado exactamente igual. Afecta al hígado y en principio, no suele presentar síntomas o son muy pocos por lo que aquí juega un papel muy importante el llamado diagnóstico precoz. Esta enfermedad se contagia a través de sangre infectada que se mete en el organismo de otra (por ejemplo a través de una transfusión o por una intervención odontológica o cirugía menor antes de la década de los 90).
Si recurrimos a información de la web de la OMS, nos dice que en el mundo hay 150 millones de personas afectadas por esta infección crónica, siendo 350.000 los que mueren al año por algún tipo de afección hepática que está directamente vinculada al virus. De ellos hay aproximadamente 800.000 personas con hepatitis C en España. El país con mayor tasa de personas afectadas por la hepatitis C es Egipto con un 15%, siendo la principal vía de transmisión, algún material contaminado.
Por lo general, presenta un período de incubación que va desde las 2 semanas hasta los 6 meses. Pasado ese tiempo, apenas el 20% de las personas afectadas tienen algún síntoma. De ellas se pueden tener fiebre, fatiga, náuseas, dolores abdominales, vómitos, ictericia…
¿El virus de la hepatitis C tiene cura?
Sí. Afortunadamente, con los nuevos tratamientos se puede llegar a curar una persona con hepatitis C gracias a los antivirales, siendo el único caso de infección viral crónica que tiene cura.
En algunas personas con hepatitis C, la infección dura sólo poco tiempo y el cuerpo logra liberarse del virus. Sin embargo es muy probable que la mayoría de las personas infectadas por este virus puedan desarrollar una cronicidad de la misma.
Es fundamental la detección y empezar el tratamiento cuando antes para evitar que la infección pueda causarle daño al hígado e impedir que funcione correctamente. Puede causarle cicatrices en el hígado, cáncer del hígado, insuficiencia hepática (es decir, del hígado) y muerte.
Existen seis “genotipos” de la hepatitis C: los genotipos 1, 2, 3, 4, 5 y 6. El genotipo que usted tenga puede afectar el tratamiento que su médico sugiera y la eficacia del tratamiento.
La prevención y el control exhaustivo en el caso de padecer la enfermedad son esenciales las revisiones pautadas por su hepatólogo y el control de la elasticidad de su hígado.