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La herbolera - Toti Martínez de Lezea

Publicado el 03 diciembre 2010 por Rusta @RustaDevoradora
La herbolera - Toti Martínez de LezeaEditorial: Maeva
Páginas: 480
ISBN: 9788496231740
Precio: 10€

Catalina de Goiena, la herbolera

La herbolera, novela publicada en el año 2006, nos cuenta la historia de Catalina, una joven vasca que nace con el don de adivinar si una persona morirá o podrá salvarse. Es un don que han tenido otras mujeres de su familia, pero desde su bisabuela Catalina es la primera en tenerlo de nuevo. Su madre y su abuela no lo tienen, y entre ellas dos hay pensamientos opuestos sobre lo que quieren para Catalina: la abuela dice que debe aprovechar el don (y eso incluye unas misteriosas reuniones que celebran de noche), pero a la madre no le hace mucha gracia que su hija entre en ese mundillo porque sabe que es peligroso y que podrían acusarla.

Enseguida percibimos que la que lleva la voz cantante en la familia es la abuela, por lo que enseña a Catalina todo lo que debe saber de herboristería y la obliga a trasladarse a la ciudad para que aprenda el oficio de partera. Como partera le va muy bien, pero la gente también se le acerca para pedirle remedios para los males que los médicos no han sido capaces de curar, y Catalina es incapaz de negarles su ayuda. Por este motivo, empezarán a acusarla de ejercer la física sin tener licencia, unas acusaciones que se irán agravando por la presencia de un inquisidor en el pueblo y un letrado obsesionado por las brujas.

En lo que respecta a la vida personal de Catalina, está enamorada de Juan, el ayudante del escribano obsesionado por la brujería. Éste, a su vez, también se fijará en Catalina, y al descubrir la relación entre los dos jóvenes buscará la manera de hacerle daño. Lo que desconoce es que Catalina y Juan no están tan bien como piensa. Ella está enamorada de él y piensa que se acabarán casando algún día, por eso se sorprende cuando él hace comentarios despectivos sobre la religión pagana en la que ella cree y las supuestas brujas. Una amiga de Catalina la había advertido desde el principio, pero ella jamás pensó que Juan no era agua clara. Inevitablemente, esta relación tendrá su influencia en las acusaciones a Catalina.

Catalina no es una protagonista cualquiera. Tiene una característica que la hace especial: su inocencia. A pesar de que en la mayor parte del libro debe de rondar los diecisiete o los dieciocho años, es una chica muy inocente que aunque vive sola en Durango no se da cuenta de muchas cosas. Me gusta su forma de ser, y me parece creíble si tenemos en cuenta que se crió en una aldea pequeña y la vida con el tema de la brujería a su alrededor empezó hace poco. Me parece una buena idea que la autora no nos intente mostrar a Catalina como una heroína extremadamente lista y espabilada, como suele ocurrir en la literatura, y tal y como la retrata hace que sea un personaje cercano al que es fácil cogerle cariño enseguida

Amigos y enemigos
A pesar de que no todos los personajes de la novela están tan bien caracterizados como Catalina, sí que he apreciado que en general no son tan simples como los de otras novelas de Martínez de Lezea. Por parte de la familia de Catalina, tenemos a su abuela, Domenja, una mujer fuerte, con mucho carácter e ideas claras, que será la que la empujará a seguir el camino de la herboristería. Es un personaje bastante típico en los libros de sagas familiares, siempre hay una madre o una abuela fuerte cuya voluntad se impone siempre y que, en este caso, cae muy bien al lector. También tenemos a la madre de Catalina, Graciana, una mujer más sumisa y tranquila que Domenja, que se preocupa más por el bien de su hija que por seguir las tradiciones familiares. En la novela no dejan de insistirnos con que Catalina es igual que su bisabuela, pero como ésta ya está muerta cuando empieza el libro, yo no he podido evitar ver a Catalina como una mezcla de su madre y su abuela: es bondadosa y tranquila como su madre, pero a su vez es fuerte y no le importa correr ciertos peligros cuando le piden ayuda. Me ha gustado mucho esta familia, qué pena que Catalina tuviera que trasladarse y que Domenja y Graciana no aparezcan tanto como me gustaría.

Catalina también tendrá a su lado a don Diego, el médico que será su maestro cuando llegue a Durango, y sus compañeras parteras: Josefa, una buena mujer que será la que la advertirá de que Juan no es bueno para ella; y Maritxiki, una mujer que aparece menos pero destaca porque es una hereje y Catalina lo descubrirá aun sin querer verse involucrada en su historia.

En el bando de los "malos" hay muchos personajes: el párroco, el escribano, su ayudante Juan, el inquisidor… Creo que aquí la novela falla un poco: hasta ahora Catalina y los personajes secundarios están muy bien definidos, pero al haber tantos malos y al aparecer éstos juntos a veces es difícil diferenciar quién de ellos es el malo malísimo, quién tiene buen fondo, quién está actuando por otros intereses y no por terror real a las brujas, etc. Habría sido mejor simplificar esta parte de la historia y dejar solamente dos personajes de este tipo. El párroco, a pesar de la buena historia que tiene detrás, es prescindible, y el inquisidor también. Los que llegan a tener relación con Catalina son sólo el escribano y Juan, así que no era necesario hacer las cosas más complejas porque no llevan a nada claro y sólo hacen que el ritmo de la novela se entorpezca.

Brujería en el País Vasco, y algo más

El tema que trata esta novela es la brujería. No es un manual de hechizos ni está protagonizado por aquellas señoras que viajan en una escoba y tienen una verruga en la nariz, sino que el término "brujas" hace referencia a aquellas mujeres normales y corrientes que fueron acusadas de realizar prácticas que se consideraban diabólicas. Entre estas prácticas se incluyen recetas hechas con niños y animales, transformaciones de una persona en un animal, etc. En fin: cosas imposibles. Lo que hacían las mujeres acusadas era ayudar a quién las requería con sus conocimientos de herboristería, pero el miedo a las brujas de algunos hombres hacía que creyeran en todo lo que leían sobre ellas y fueran incapaces de tener un poco de cordura en la realidad.

Me ha gustado y me ha parecido original que la autora no se limitara a hablar de estas mujeres como herboleras, puesto que también narra algunas de las famosas reuniones en la cueva de Jentilkoba. En esas reuniones la gente bebía, bailaba y se lo pasaba bien, y se reunían tanto hombres como mujeres: aldeanos normales y corrientes. Catalina llegó allí gracias a su abuela, y por su inocencia nunca relacionó las noches de brujería que algunos denunciaban con aquellas reuniones en las que no hacían daño a nadie. Además, Catalina fue nombrada la líder del grupo que se reunía en Jentilkoba gracias a su don, pero aun así ella nunca dio importancia a tal cargo, incluso muchas veces quiso dejar de ir a las reuniones porque aunque no le hacían daño, tampoco se lo pasaba tan bien, Si siguió yendo fue por lealtad a su abuela. En cosas como esta se ve la importancia del carácter ingenuo de Catalina: es llevada a la reunión sin saber adónde va, quiere dejarlo muchas veces, no comprende la importancia de su cargo, no entiende que haya quien pueda acusar a esa gente de hacer brujería cuando solamente bailan y beben, etc. Esta forma de ser de Catalina tendrá mucha importancia cuando lleguen las acusaciones, y el hecho de saber que todo lo que se dice sobre las brujas es falso transmite mucha rabia e impotencia al lector.

Los personajes "malos" de la novela ven a las brujas como un gran peligro. Creen en todas las barbaridades que dicen los libros sobre ellas, y se sienten aterrorizados por su existencia. Quieren denunciar a todas las sospechosas para que se acaben este tipo de prácticas. El miedo de estos personajes me ha recordado a escenas de otros libros en las que nobles que supuestamente lo tienen todo fácil sienten un miedo terrible por el castigo de Dios cuando cometen un pecado. En ambos casos, personas cultas y que en teoría tienen más categoría que la gente del pueblo, se mueren de miedo por dos cosas (Dios y las brujas) que nunca han visto y que no saben si sus daños son tan severos como los pintan. Es algo bastante curioso, pero me imagino que es fiel a los hechos reales.

La brujería no es un tema que me interesara especialmente, pero tengo que reconocer que tal y como se plantea en esta novela me ha resultado muy ameno e instructivo. Hasta ahora sólo había leído este tema de manera secundaria, es la primera novela que encuentro basada en esto, y por ello no puedo hacer más que recomendárosla a todos los amantes de la novela histórica. Además, la autora no olvida el periodo histórico en que se encuentran y trata otros temas que son principales en otras novelas suyas y que aquí están de fondo: herejes, judíos, etc. Me ha parecido muy interesante la comparación que hace de ellos con las brujas: en todos los casos, el terror de los que hacen las acusaciones se debe a que ven que las otras personas son diferentes a ellos. Se puede sacar una buena moraleja de ello: el miedo y el desprecio por lo diferente ha sido la causa de grandes males a lo largo de la historia de la humanidad.

Ambientación histórica: el País Vasco en el siglo XVI

La acción se desarrolla principalmente en Durango, una localidad del País Vasco, y en la pequeña aldea de Arrazola de la que viene Catalina. En las primeras páginas del libro se incluye un mapa para situar mejor cada uno de estos lugares, pero en este caso los viajes son tan escasos que el mapa me parece prescindible. La ambientación de la novela, al igual que con el resto de novelas de Toti Martínez de Lezea, es excelente: recrea cada situación de manera que logra trasladarte cinco siglos atrás y vivir cada experiencia junto a Catalina. Además, el texto es muy didáctico: los temas sobre la época que trata los narra de manera tan amena que te acabas quedando con algún conocimiento sobre ellos sin aburrirte en la lectura. Es algo que cada vez aprecio más de los libros de esta autora: hay muchas novelas históricas que incluyen mucha información pero la plasman de forma tan aburrida que no te llega, y hay otras que por el contrario son más entretenidas pero se basan sólo en acción y, aunque están muy bien para pasar el rato, no sacas nada de ellas. Esta escritora para mí es una garantía de calidad, al menos en lo que respecta a la ambientación histórica y la manera didáctica de narrarnos las cosas.

A diferencia de los otros libros de la autora, aquí he apreciado que el trasfondo de la situación política del país no tiene tanta importancia. Me explico: la persecución de herejes y brujas sí que se plasma, pero no aparece ningún personaje de la realeza de visita ni se comenta lo que están haciendo sus majestades. En La calle de la judería sí que tenían importancia las decisiones que se tomaban en este ámbito, y en La abadesa los propios reyes aparecían en la novela. Es un detalle sin mucha importancia, pero quería destacar que aquí la autora se ha dedicado más a la vida en un pueblo, la vida de gente normal y corriente en la época, sus deseos e injusticias.

El libro en sí

La estructura del texto es distinta a la de otros libros de esta autora, y para mi gusto es mejor. En las otras novelas hay división por años, y dentro de cada año hay varios fragmentos. Esa estructura era útil para la historia de una familia (La calle de la judería), pero cuando el tiempo en el que transcurre toda la novela no es mucho lo único que se consigue es que los obsesionados por los detalles como yo volvamos atrás cada dos por tres para comprobar en qué año sucedió tal cosa, qué edad tiene un personaje en función de la edad que se dijo que tenía X año, etc. En La herbolera hay muchos capítulos pero no se indica el año, tan sólo se dice en la contraportada que estamos a principios del siglo XVI. Creo que esta estructura es mucho más cómoda, y no pierde ninguna precisión sobre los hechos pues apenas pasan un par de años.

Me sabe muy mal haber tenido que darle un notable a este libro porque, de los de esta autora, es el que más cerca ha estado de merecer un excelente. Tiene un comienzo muy fuerte, que me enganchó desde la primera página, y aunque el libro no llega a ser malo nunca en la parte central hay un bajón de ritmo que se carga ese principio. El ritmo se mantiene ágil gracias a la alternancia de temas en los capítulos, esto es, en uno habla de Catalina y te deja con las ganas de saber más de la historia, pero en el siguiente capítulo aparecen el párroco y el inquisidor, por ejemplo. Así el libro engancha mucho, aunque de todas formas lo más interesante es la historia de Catalina (lo relacionado con los personajes malos ya os he dicho que pierde un poco de interés porque son muchos y se confunden un poco). En la parte central, para mi gusto la autora alarga demasiado la situación, el libro se vuelve un poco monótono y aburrido y es fácil desconectar un poco a veces. La recta final está mejor y vuelve a enganchar, pero en ningún momento llega al mismo nivel que las primeras páginas. El final está bastante bien, inesperado, aunque hubiera preferido que acabara de otra forma.

Un aspecto positivo que he apreciado es la facilidad que tiene la autora para conectar el presente con los recuerdos de los personajes. Hay autores que necesitan dedicar un capítulo entero al pasado para no entorpecer el ritmo de la historia presente, pero aquí con intercalar unos párrafos en el medio la autora logra el efecto deseado. Estos cambios en el tiempo no se hacen pesados, no aburren y no desconciertan al lector: es muy fácil seguirlos y te ayudan a comprender mejor las acciones del presente.

Si habéis leído hasta aquí, creo que no hace falta que diga que el libro me ha gustado mucho. Es una pena que pierda puntos por ese bajón central, pero en lo demás, lo sitúo al mismo nivel que La calle de la judería y El verdugo de Dios, por encima de La abadesa. Es un libro con una historia apasionante, me he metido de lleno en ella y he disfrutado mucho de las venturas y desventuras de Catalina. Me ha servido para descubrir, una vez más, que las mujeres acusadas de brujería eran personas normales y corrientes que no hacían mal a nadie, y me he horrorizado ante los métodos de tortura y las mentes retorcidas de algunos de los acusadores. Es una novela muy rica, tanto en los aspectos formales (escritura, ambientación) como en los temas contenidos en ella (brujería, herejes, división dentro de una misma ciudad, etc.). Por supuesto, también es un libro con sentimientos para todos los gustos: amor, deseo, ambición, miedo, etc. Es un libro para vivirlo y disfrutar de cada una de sus páginas. Sencillamente apasionante.

Mi valoración: 8,5/10

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