El año 2013 será, sin duda alguna, el año de la herencia. La herencia recibida de los "tiempos aznarianos"
l recuerdo es lo único que queda de los años evaporados. Decía el catedrático de Salamanca que: "al final de la vida, solamente recordamos, una décima parte del trazo que nos identifica". El tiempo es más largo o más corto, en función del momento percibido. Un minuto de amor - exclamaba el poeta, en los tiempos de Rosalía - deja tanta huella en la emoción, que tarda años en borrarse de las tablas de la razón. Sin embargo, las informaciones que no nos acarician las fibras del corazón, se convierten en humo perecedero a la salida del cigarrillo. "Los minutos de mi parto – exclamaba María, con sus amigas de tertulia – se convirtieron en horas eternas de dolor y desesperación, hasta que no oí el llanto de mi Andrea". Es precisamente, la relatividad de Albert, la que explica las horas al margen de los relojes. La quietud de los momentos son las aguas que dibujan los lagos del olvido. Las mareas y las olas de poniente son las fieles candidatas a las páginas del mañana.
El 2012 - queridos lectores y lectoras- será recordado, por las lápidas de la historia, como los "oídos sordos" de un gobierno ante el descontento de su pueblo. "El año que nos deja – decía esta mañana, el borracho de Carrasco – ha sido como un amor fracasado, que para olvidarlo necesitas litros de vino tinto para engañar a tus penas y convertirlas en alegrías". Es, sin duda alguna, el peor año vivido desde los tiempos de Francisco. "El año de los patos – contestaba Alberto, al alcohólico de Carrasco – no tiene comparación con los malos tiempos de Felipe". "La única alegría del año que nos llora es la cara del Ecce Homo, después de su retoque por las manos de Cecilia". Son estos discursos, extraídos de los coros callejeros, los que construyen el discurso oficial de los juglares mañaneros. El baile entre "acción" y "reacción" ha sido, sin duda alguna, el retrato nefasto del abucheo colectivo. El paso del tiempo – en palabras de Alejandro – pone a cada uno en su sitio. Puedes ser un golfo con el disfraz del honesto pero al final de los días la verdad aflora al bajar la marea.
La muerte de Miliki - ha dibujado para los ojos de la Crítica - la pérdida de alegría de millones de niños aplaudiendo sus sueños, en los circos de sus adentros. La pérdida de Fraga y Santiago han simbolizado la muerte de los contrastes en la pluralidad del presente. El adiós de Whitney ha sido la pérdida de voz de los últimos reductos que quedaban del carisma de las élites. La vela apagada de Neil nos sirve a los optimistas para no perder nunca de vista a las lunas que iluminan, las estrofas de Federico. La victoria de La Roja, las medallas de la Olimpiada y las manos de Cecilia: han sido los saltos de alegría en las colchonetas rotas del ahora. En días como hoy, a una semana de poner punto y final al año de "los patos", el sociólogo mira con prismáticos ensuciados, los acontecimientos candidatos para el juicio de la historia.
La victoria de La Roja y las manos de Cecilia, han sido los saltos de alegría en las colchonetas rotas del ahora
El maleficio del 2003 acompañará al pastor del presente en las sendas del año venidero. El "Décimo aniversario de la foto de las Azores" traerá a la memoria colectiva, los aromas callejeros de los tiempos aznarianos. "Los oídos sordos", que decíamos atrás, son los mismos, que en su día desoyeron a la voluntad popular al acecho del asfalto. El "No a la Guerra" del indignado de entonces, no sirvió para frenar a los motores bélicos de los cetros liberales. El 26 de mayo del 2013 se cumplirán diez años del Yak-42. Una década del fallecimiento de 62 militares españoles. 62 hombres de verde, transportados en un "avión de mierda" - en palabras de Fernández, minutos antes del despegue-. En agosto del 2013 – estimados lectores y lectoras del Rincón – se cumplirán diez años del elegido. Una década desde que "el dedazo de Aznar" señaló a Rajoy como discípulo de su mandato. El mismo año en que "el enano" – en palabras de José María – le paso el testigo al Mas que conocemos. El año que comenzamos será recordado por el aniversario del "burbujón inmobiliario", el año en que las viviendas subieron por encima del 15% y el endeudamiento de las familias toco su máximo histórico. El 2013 será, sin duda alguna, el año de la Herencia. La herencia recibida de los "tiempos aznarianos".
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