La herencia recibida

Viñeta de J.R.Mora

Es escuchar la jodida frase “herencia recibida” y automáticamente cambio de canal, apago la radio o, si es en vivo y en directo, escupo a la cara del que me lo diga. No, no soy un hombre respetuoso ante ciertos posicionamientos caducos. No le permití nunca a mis amigos y enemigos socialistas quejarse de la jodida (que sepan que voy a poner este adjetivo cada vez que lo escriba) herencia recibida de Aznar, y no se lo consiento ahora a mis amigos y enemigos populares. No se lo consiento, porque mientras escucho la jodida “herencia recibida” siento como miles de neuronas se deslizan trágicamente por la taza de algún retrete gigante, gritando desesperadas por una muerte innecesaria.

Es abrir la boca para decir: “es que no tienes en cuenta la herencia reci…” y mi reacción es “¿tú crees que yo soy imbécil, o sólo lo parezco?” Fin de la conversación. Me doy la vuelta y la/lo dejo contemplando mi maravilloso culo, que se ha puesto un poco más grande después de la ingesta repetida de aguacate y yuca.
Es sumamente desagradable escuchar cómo, una vez tras otra, se escudan políticas inútiles y perversas bajo el paraguas de mira cómo me dejaron la casa.
En una empresa privada, se te contrata para un fin. Si no lo haces, el empresario te da una bonita y merecida patada en el trasero, porque no has cumplido los objetivos.
¿No debería pasar lo mismo con nuestros representantes? Si durante 10 meses no haces más que achacar tu ineficacia al pasado tienes dos problemas: es evidente que debes marcharte, por no saber hacer tu trabajo; y es tu responsabilidad haber asumido una tarea que sabías que era imposible llevar a cabo.
Ya no entro ni siquiera en el incumplimiento sistemático de cada uno de los puntos del programa electoral. Porque supongo, será culpa de la herencia. La jodida herencia recibida.
Así que menos echarle la culpa al pasado, y más trabajar por el presente y el futuro.