Las fuentes de Cibeles y Neptuno son hermanas, ese es un dato que algunos ya conocen, lo que menos gente sabe es que en realidad son trillizas ya que tienen una última familiar, menos conocida y afamada. Semioculta entre árboles, la fuente de Apolo completa esta particular familia de piedra.
Fue durante el reinado de Carlos III cuando el Paseo del Prado sufrió una profunda reforma. Bajo el nombre de Salón del Prado se pone en marcha un ambicioso proyecto que arrancaba en la Glorieta de Atocha (o del Emperador Carlos V) hasta la mencionada Cibeles y que buscó acondicionar y embellecer una zona que, con el paso de los años, se había sumido en el abandono.
Jardines, fuentes y un importante peso de la cultura…Dentro de este lavado de cara, Ventura Rodríguez recibió el encargo de diseñar tres conjuntos escultóricos relacionados con la mitología. Así surgieron las famosas fuentes vecinas de Cibeles y Neptuno pero como digo, existe una tercera en la que menos gente repara, dedicada a Apolo. Si caminamos por la zona central del Paseo del Prado, a la altura del Número 6, nos encontraremos con nuestro escurridizo e inmóvil protagonista.
Es verdad que mientras Cibeles y Neptuno ocupan la posición central de una plaza, a la vista de cualquiera, el Dios de las Artes, habita en un lugar mucho menos visible, lo que hace que sea un relativo desconocido tanto para la gente que vive en Madrid como para los visitantes. Este interesante secreto se empezó a construir en 1780 y se inauguró en 1803. Los responsables de su ejecución fueron Manuel Álvarez ‘el Griego’ y Alfonso Giraldo.
Esta obra también es conocida como la Fuente de las Cuatro Estaciones ya que en el pedestal sobre el que se erige Apolo encontramos, en las esquinas, alegorías de los cuatro periodos que componen el año (por ejemplo, apreciamos una mujer joven con flores que simboliza a la primavera, etc…). También aparecen en la fuente, en los dos laterales, las cabezas de Medusa y de Circe. La primera era una gorgona que convertía en piedra a todos los que la miraban mientas que Circe transformaba en animales a aquellos incautos que se osaban a cruzar su mirada con ella. En la actualidad, en la fuente, son mucho más inofensivas y se dedican a lanzar agua desde sus bocas.
Coronando la fuente, pugnando entre las ramas de los árboles, el Dios Apolo sujetando una lira, instrumento que utilizaba para dirigir el coro de las nueve musas, y aplastando con su pie a una serpiente. Recuerdo las primeras veces que me topé con esta bonita y trabajada obra, nunca pensé que se trataba de la hermana menos afamada de Cibeles y Neptuno. Ahora, entre sombras parece resignarse con cierta envidia a la ajetreada vida que llevan sus familiares, seguramente pensando que él, como Dios que es, quizás merecía un trato y un lugar mejor.
Madrid nunca se cansa de sorprendernos, incluso sus lugares más representativos como el Paseo del Prado guardan historias y protagonistas deseosos de ser conocidos. Si tienes pensado viajar a Madrid para conocer éste y otros muchos secretos te recomiendo que antes te informes con las opiniones sobre alojamientos de otros viajeros la página de Zoover es bastante completa para ello. Así te asegurarás de que los secretos de Madrid sean la única sorpresa que vivas en tu viaje.
Os dejo varias fotografías de nuestra protagonista de hoy…
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Huellas repartidas por el suelo de Madrid