Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt, 1945) está considerado uno de los mejores escritores franceses vivos
La frase no es muy sutil, que digamos, y en los tiempos que corren, en donde la sensibilidad está a flor de piel y no habló de lírica sino de la vida diaria, citar el estado de vida de alguien puede ser considerado un crimen o atentado a su integridad, porque parece ser que hemos perdido el humor y también el humor negro o macabro.
Como decía no me llamó la atención la pijería actual sobre las opiniones personales, parece ser que también hoy no existe la posibilidad de retractarse, lo dicho va a misa y para siempre, sino que me pareció que colocaba al autor en un pedestal, en una hornacina dedicada a las cosas frágiles, como si estuviéramos viviendo un momento efímero que terminaría con la vida del señor Modiano. Tras el hecho luctuoso entraría en otra categoría. sentencias con la pretensión de una verdad absolutaPor todo ello si yo fuera él me hubiera cabreado mucho.Me he leído el libro y tengo que decir que no me ha gustado mucho, creo que es demasiado flojo y sensiblero, que transita en un territorio indeterminado por demasiadas páginas, pero, y esto lo tengo que asegurar, me he quedado con un buen recuerdo, sólo con uno que proviene de una única frase y mi idea, que puede parecer estrambótica, va a ser levantar la reseña con esa única frase, ¿alguien da más?El lector avezado se preguntará por si estoy imbécil, lo cual es muy complicado de contradecir. ¿Cómo se contradice eso?Con la respuesta, “yo no estoy imbécil” lo cual te deja en el lugar que evidentemente no querías ocupar. O la solución de callarse y seguir con lo habitual y quedarte como un imbécil. Es decir hay que asumirlo… mejor sería hacer otro tipo de reseña y no obligar al lector a decir eso pero también hay que reconocer que no sería tan divertido.Allá vamos.La frase es la siguiente:
Sí, a veces la vida es monótona y cotidiana, como hoy, cuando estoy escribiendo estas páginas para dar con líneas de fuga y evadirme por las brechas del tiempo
¡Toma ya!
Es evidente que es complicado justificar 166 páginas con una única frase, más bien tendríamos que cambiarnos el chip y pensar en oriental o en japonés y comenzar a devorar haikus. Frases como cuchillos con la certeza de una verdad absoluta. Lo ven es fácil decir frases así, lo complejo es que al lector le puedan dar más juego que la lectura rápida de un pensamiento certero.En esa frase de Mediano se puede resumir la novela. Es más, no puedo asegurarlo pero en su biografía siempre se toca el tema del paso del tiempo, también parte de su obra literaria, lo cual es aventurado pero no por ello puede dejar de ser certero.Modiano escribe bien pero a la novela le falta algo de sustancia, la intriga en la obra se eleva al cubo, tanto que por momentos nos desconectamos de la realidad que cuenta y lo que pudiera parecer intrigante se convierte en insustancial. En el fondo se vislumbra una trama mucho más oscura y carnosa pero el autor opta por no adentrarse en ella sino mirarla de lejos, que como técnica narrativa está bien, pero como mecanismo dentro de la novela fracasa.
Prueben a leer la novela, es muy corta, así podríamos comparar puntos de vista y si les surge alguna frase interesante, háganmelo saber.Anagrama, 2014Compra en Casa del LibroSergio Torrijos