Una higiene adecuada nos previene de enfermedades (virus, bacteria, hongos) y, además ayuda al niño a integrarse entre sus iguales, un niño poco aseado puede ser rechazado por otros niños.
Cómo todos los hábitos, el de higiene también requiere:
- que se haga en el mismo lugar
- que sea cada día a la misma hora
- que se haga en un ambiente agradable
- que los niños participen, según su grado de madurez, en la preparación y en su higiene
- que los padres sirvan de ejemplo
Cuando el niño es bebé, el baño es una de las rutinas que irán facilitando la adquisición del hábito de la higiene; posteriormente, se unirán el control de esfinteres (con la retirada del pañal), lavarse las manos antes de comer, lavarse los dientes ... y, todo esto habrá que ir consiguiéndolo paulatinamente hasta que el niño lo haga de forma autónoma.
Este hábito, junto a los demás que irá adquiriendo, dan seguridad, confianza e independencia al niño.