Título original:
La higuera de los bastardos
Año:
2017
Fecha de estreno:
24 de Noviembre de 2017
Duración:
111 min
País:
España
Director:
Ana Murugarren
Reparto:
Karra Elejalde, Pepa Aniorte, Carlos Areces, Mikel Losada, Jordi Sánchez
Distribuidora:
Festival Films
“Otra película de la Guerra Civil.” La típica frase con la que se sentencia a una producción española ambientada en esa época sin ver más que el póster o el tráiler. Como si fuera una “españolada” reflexionar sobre el pasado para comprender el presente y arruinar lo menos posible el futuro. El verdadero hastío llega cuando uno se sienta en la butaca y tiene que tragarse un panfleto ideológico o una superficial revisión del conflicto. Por ejemplo, este año hemos visto cómo Agustí Villaronga adaptaba de manera notable la Incierta gloria de Joan Sales, y ahora llega otra adaptación ambientada en una de las etapas más turbulentas de nuestro país: La higuera de los bastardos.
Ana Murugarren ha escrito y dirigido esta producción, protagonizada por un fantástico Karra Elejalde, que ya merecía un papel protagónico a la altura de su carisma. Su personaje, Rogelio, es un falangista redomado que, tras luchar en el bando sublevado durante la guerra, se dedica a ejecutar (o “dar paseo”) a los hombres de la región tachados de “rojos”. Para él es un trabajo de lo más normal, incluso necesario, hasta que la mirada de un niño penetra en su alma. Desde ese momento se replantea sus ideales y convicciones, y se dedicará en cuerpo y alma al cuidado de una higuera, en cuya buena salud depositará las esperanzas de su propio devenir. Un relato abordado a través del prisma de la comedia negra, ligada al drama inherente al momento histórico en el que transcurre. El humor, representado a la perfección por el propio Elejalde y el chivato interpretado por Carlos Areces, sirve de bálsamo optimista en una película que fácilmente se podría haber convertido en un hazmerreír, y que sin embargo logra un equilibrio considerable entre drama y comedia.
La evolución de este ermitaño y el crecimiento de la higuera dictan el ritmo de la cinta, que invita a la reflexión al no excederse con discursos épicos ni ideas grandilocuentes. Nos encontramos con alguien que no llega al nivel de rechazo social de un misántropo, sino de una persona que dentro de su soledad asume su rol de guardián del destino. Una metáfora tremenda sobre las raíces de unión y perdón que deben arraigarse tras una colisión tan brutal como fue la Guerra Civil. La cineasta navarra adapta con ingenio la novela de Ramiro Pinilla, con una factura más ligera de lo esperado, y un punto de vista muy inusual. 7/10