de Anne Jacobs.
Título: La hija de la villa de las telasAutora: Anne Jacobs.Editorial: Plaza y Janés, 2018Páginas: 624.
SINOPSIS.
Una poderosa familia.Una guerra terrible.Una mansión que esconde más de un secreto...
El destino de una familia en tiempos convulsos y un amor que todo lo vence.
Augsburgo, 1916. La mansión de la familia Melzer pasa a ser, por necesidad, un hospital militar. Las hijas de la casa, ayudadas por el servicio, se convierten en enfermeras que curan, cuidan y escuchan a los heridos en combate.
Entretanto, Marie, la joven esposa de Paul Melzer, se hace cargo de la fábrica de telas en ausencia de su marido. Sin embargo, recibe una terrible noticia: su cuñado ha caído en el frente y Paul es ahora un prisionero de guerra.
Marie se niega a que las circunstancias la venzan y lucha con todas sus fuerzas por preservar el patrimonio familiar. Pero, mientras no pierde la esperanza de volver a ver a Paul con vida y se deja la piel en la fábrica, el elegante Ernst von Klippstein aparece en la puerta de la mansión, empeñado en no perder de vista a la joven y bella mujer que tiene entre sus capaces manos el destino de la familia Melzer.
IMPRESIÓN PERSONAL.
El año pasado leí La villa de las telas, un libro que iniciaba una saga familiar que me resultó muy entretenida y una lectura ligera sin apenas complicaciones en la que los diferentes personajes se trataban de una manera muy superficial. No obstante, y a pesar del número de páginas que tiene esta nueva entrega, me animé con ella, más que nada porque aún guardaba en la memoria el desarrollo de esa primera novela, así que la pospuse para el verano, una época en la que disfruto de más tiempo libre.
La hija de la villa de las telas, continua con la saga en el año 1916, en plena primera guerra mundial. Precisamente esta fecha de inicio de la novela es la primera cuestión que no me ha cuadrado respecto de la anterior novela que se desarrolló entre 1913-1914. Para estar en 1916, no me ha cuadrado que Marie Hofgartner (ya Marie Melzer porque se ha casado con Paul Melzer, el hijo mayor de la familia de la villa) que era apenas una chiquilla que empezó a trabajar en la villa en 1913, la encontremos ya como toda una señora que está dando a luz a gemelos y toda su vida ha dado un giro de 180º que apenas se deja notar en el desarrollo de la novela. No sólo es esto sino que hay múltiples detalles que me resultan asombrosos en su comportamiento que, sinceramente, me alucina que en apenas un año se hayan podido producir en su personalidad y en su manera de actuar con los que eran sus señores (ahora suegros) y sus compañeros de trabajo (ahora ella es la señora).
Obviando esta cuestión anterior, creo que esta novela me ha resultado mejor hilvanada que la anterior y que los personajes aparecen mejor definidos o es que los conocemos más después de haber leído la primera entrega. En esta ocasión, nos encontramos a Marie, señora de la casa, porque se ha casado con Paul Melzer, el primogénito y heredero de todo el negocio de las telas y de la mansión de sus progenitores. Con ellos, conviven según costumbre sus suegros, y sus dos cuñadas que viven ya fuera de la casa familiar debido a su matrimonio con sendos caballeros: Katherina con un banquero adinerado y con gran futuro y Elizabeth con un vividor en busca de su dote. JUnto a todos ellos, toda una ristra de criados y doncellas que tienen sus propias historias en el ámbito de la villa.
La Guerra mundial, evidentemente, viene a trastocar la vida de esta familia como la de todos los habitantes de una Alemania que lucha contra el resto de Europa. Los hombres de la familia en edad de luchar han de marchar a la guerra y solo quedan las mujeres y el padre que intenta a duras penas mantener la fábrica de telas en funcionamiento a pesar de que ya no llega algodón para fabrica prenda alguna y empiezan a sucederse las revueltas de las trabajadoras en favor de unos hijos que están pasando, literalmente, hambre. Me ha gustado especialmente toda esta parte de supervivencia de la fábrica y como se las empiezan a apañar para hacer ropa con hilos de papel y como se va adaptando la maquinaria a otros tejidos diferentes al algodón que ya no les llega.
También en la gran villa, las mujeres con el apoyo del servicio montan un hospital para los soldados heridos en la guerra que presta un gran servicio al país como otros tantos creados en las grandes mansiones. Apenas se nos cuenta nada de la guerra, más allá de los bulos que corren entre la población para que esta no se desanime a pesar de que saben que van perdiendo la guerra por lo que van contando los soldados heridos o los que consiguen hacer llegar sus cartas.
La hija de la villa de las telas es un libro cómodo de leer. Una historia sencilla escrita sencillamente de tal modo que parece que fluye sin problemas y te va envolviendo. Una historia de una familia, los Melzer a los que poco a poco te vas acostumbrando y a los que vas acompañando en sus rutinas diarias cogiéndoles un afecto que no te abandona durante la lectura.