Páginas: 496
ISBN: 9788498672442
Precio: 9,50 €
Hoy os hablaré de una novela que leí hace años: La hija de mi mejor amiga, de la inglesa Dorothy Koomson (Londres, 1971). En España pasó sin pena ni gloria, aunque llegó a editarse en formato de bolsillo; no obstante, se trata de la obra más exitosa de la autora, que ya cuenta con siete libros publicados, todos ellos del género que yo llamo sentimental: historias con corazón, en las que predominan las emociones de las relaciones entre padres e hijos, amigos y, por supuesto, parejas. Si sois amantes de estos relatos, La hija de mi mejor amiga os interesa.
Sinopsis
Kamryn (Ryn) es una mujer segura de sí misma cuyo mayor deseo el día que cumple treinta y dos años es ponerse brillo en el escote y arrasar por la noche. Sin embargo, el destino le tiene preparada una sorpresa: recibe una carta de su ex mejor amiga, Adele, que le cuenta que se está muriendo y quiere verla. Hace dos años que no se ven porque Adele se acostó con el prometido de Ryn y tuvo una hija con él. Pero ahora las cosas han cambiado: Adele no tiene a nadie que se pueda encargar de la pequeña y le pide a Ryn que se ocupe de ella, lo que da un giro de ciento ochenta grados a su vida.
Comentario personal
En la obra hay tres partes claramente diferenciadas. La primera corresponde al final de la vida de Adele y el gran cambio en la vida de Ryn: pasa vivir a su aire a tener una hija y descubrir que la que fue su mejor amiga se encuentra en estado terminal. Esta etapa me ha parecido la mejor con diferencia: la autora plasma la historia a la perfección, la hace muy creíble y logra meter al lector en ella.
En primer lugar, me gustó su forma de abordar la trama: en primera persona de Ryn, narra las cosas tal y como son, no pretende buscar la lágrima fácil (aunque si sois personas muy sensibles, seguramente os emocionaréis). Su estilo es sencillo, apto para cualquier lector. Además, se tratan temas tan interesantes como la muerte de una madre y la adopción, con el punto curioso de que Ryn es negra y Tegan, la niña, rubia. No es una situación frecuente y la protagonista debe hacer frente a los prejuicios de la gente (cuando va al supermercado se piensan que es su canguro, por ejemplo). Sospecho que esta cuestión es común al resto de la obra de Koomson (lo deduzco por las cubiertas), aunque de momento no he tenido la oportunidad de comprobarlo.
Por otro lado, Ryn también debe enfrentarse al trato discriminatorio en su trabajo, en esta ocasión por ser madre. Tiene un buen puesto desde hace años y ante la marcha del jefe ella debería de ser su sustituta; no obstante, tras la muerte Adele le informan que han escogido a un hombre de fuera de la empresa para este cargo, con la justificación de que Ryn no podría ocuparlo con efectividad ahora que tiene a una niña a su cuidado. Os podéis imaginar la reacción de Ryn: ella, que siempre lo ha dado todo en ese trabajo, se da cuenta que han tomado la decisión de no ascenderla sin ni siquiera dejar que ella valorara la decisión. Me gustó que la autora también contara estos cambios de la protagonista en el trabajo.
Aun así, con lo que más he disfrutado es con la relación de Ryn con la pequeña Tegan. En mi opinión, la autora ha sabido reflejar bien el comportamiento de la niña y sus reacciones tras quedarse sin su madre biológica, y lo mismo es aplicable al cambio de vida de Ryn, que nunca había querido tener hijos y de la noche a la mañana las cosas cambian por completo para ella. Sólo por esta historia de empezar de nuevo de Ryn y Tegan merece la pena leer el libro.
Me centro ahora en la segunda parte, en la que para mí se produce un bajón. Es en el momento en que aparece Luke, el hombre. Me ha caído bien, pero no me gusta la manera en la que la autora ha reflejado su aparición en la historia. Me explico: desde su primer encuentro con Ryn, ella siente que no le ha caído bien, pero en el texto yo no encontré motivos para que pensara así. Y ella erre que erre, repitiendo en su narración "le caigo mal/ me detesta/ ya sé lo que piensa sobre mí", cuando a mi parecer no tenía motivos para pensar de este modo. Se repite mucho que se llevan mal, pero en las escenas no se describe nada que lo demuestre. En lugar de contar, aquí hacía falta mostrar.
Otro fallo que he encontrado es que hay una contradicción en la personalidad de Ryn. Al principio del libro recuerdo que se nos mostraba como alguien fuerte y segura de sí misma, con ganas de ponerse un vestido y salir a matar. Después descubrimos que está acomplejada (y mucho) por su aspecto. No creo que sea un caso en el que las apariencias engañan: si una persona no está a gusto con su peso, se debería notar tanto al principio como al final. Habría sido mejor presentarnos a Ryn como a alguien más común desde el principio, no recalcar tanto su independencia y su fortaleza. Hay otras escenas que tampoco me parecen creíbles, como algunas en las que la autora nos confunde con los momentos en los que Ryn se queda dormida.
En general, aunque no está mal, la relación amorosa no me ha acabado de convencer. Es una historia bonita y, a pesar de sus cosillas, creíble, pero ni de lejos llega a ser tan buena como la de la niña. Está bien porque permite tratar el tema de las dudas de Tegan sobre quién es su padre, pero más allá de eso es una historia que debería de tener un papel secundario.
Finalmente, en la recta final Ryn debe afrontar hechos de su pasado. Es algo que ya me esperaba, y aunque está bastante bien y vuelve a subir la calidad de la novela, esta parte no llegó ni de lejos a despertarme el mismo interés que la primera. Mi opinión sobre lo que cojea de esta parte es un poco contradictoria: por una parte, me parece que la autora alarga demasiado las escenas más aburridas y, en cambio, cuando llega lo interesante lo explica todo rápido y sin darte tiempo suficiente para ponerte en situación. Aun así, hay mucha emoción en esta parte y el desenlace me pareció inesperado, me gustó.
De la novela en general, quiero añadir que, aunque ya sé que se trata de ficción, me parece que la autora ha abusado un poco de las casualidades, sobre todo con los besos. Creo que poquísimas veces se han dado un beso sin que quien no debe aparecer apareciera en ese preciso instante. No es algo tan importante como para considerarlo un defecto del libro, pero Koomson podría haber buscado otros recursos.
Dorothy Koomson
Conclusión
A pesar de sus problemas, guardo un buen recuerdo de esta historia y la recomiendo a los amantes de las novelas de sentimientos. En mi opinión, su mayor atractivo es la multitud de temas interesantes que se tratan (adopción, madre negra-hija blanca, sexismo en el trabajo...) y la cantidad de emociones que transmite. Lo malo está en ese amor de pareja un tanto forzado, pero aun así me dejó buen sabor de boca.Mi valoración: 7,5/10