
"Me intriga un vídeo colgado en Youtube, de un programa de la televisión bosnia, 60 minuta. Se abre con el plano de un hombre que habla en serbio por un teléfono inalámbrico, uno de esos aparatosos motorola que se empleaban en la última década del siglo XX. Con la mano que tiene libre (la derecha) se mesa el cabello y luego gesticula, puntualizando lo que dice, aunque su interlocutor no lo pueda ver y ses énfasis se pierda."
Hay que saber dejarse guiar para todo, también para elegir lecturas. Una de las personas que han influído en mis lecturas de los últimos tiempos es Sureda, un hombre que lleva años en el mundo literario y cuyo criterio jamás dudo. Hoy, siguiendo una lectura recomendada por él, traigo a mi estantería virtual, La hija del Este.
Conocemos la historia de Ana Mladic, una mujer que existió y cuyo padre fue Ratko Mladic. a través de la hsitoria de esta mujer, se individualiza una de las guerras más televisadas de la historia, estamos en Los Balcanes. La historia de Ana es la de tantos hijos que viven cegados por sus padres, los que tienen en casa, y que llega un momento en el que tienen que mirar quién es el hombre que las ha criado. Y conocemos también la historia de un pueblo a través de un segundo narrador, una historia que se revelará terrible para quien la sufrió y también para quienes la leen. La historia de masacres y cánticos, de castigos y huídas, de odios y miedo.
Ratko Mladic es un hombre brillante, un militar brillante y un monstruo calculador del ejército serbio que participó en algunos de los episodios más crueles de la historia. Tal vez por eso, puede ser difícil de entender que muchos serbios desconocieran el verdadero carácter de este hombre debido a la ceguera provocada por una falta de información. De hecho, de las primeras cosas que se procuran controlar en estos casos, es a los medios. Y si Ratko consiguió que parte del pueblo viviera a oscuras, imaginaros entonces cómo se vivía en su casa, y qué imagen tenía de él su hija Ana. La historia está llena de falsos héroes, y Clara Usón centra su novela en uno de los últimos. Y sin embargo no es esta la única historia que nos relata en su libro. La hija del Este tiene tantas lecturas como narradores, incluso más. Por un lado conocemos la historia de Ana, el peso del nombre de su padre y también ese terrible proceso de desencanto que la lleva a dejar de ver a papá, y empezar a mirar a Ratko; nos habla de la vergüenza que eso supone, la conciencia y la suciedad heredada en la sangre junto con un sentimiento de responsabilidad por aquello que no hizo. Y a lo que todo esto la conduce.
Un segundo narrador nos hablará de la historia de un pueblo dividido en dos, de unas gentes que aprendieron una palabra que les hizo creer que era más importante la tierra que la vida, y que se embarcaron en crueles episodios que llenaron las calles de sangre. Sin embargo, no lo hace cayendo en lo colectivo, en la novela habitual de guerra, Clara Usón siempre focaliza en este narrador que da voz testimonial a lo que le rodea. Terribles episodios que conocemos como reales se mezclan con historias personales, noveladas, no diremos que no, pero que existieron. Nos da muestra de una forma brillante de que, por mucho que nos televisen una guerra, somos capaces de permanecer totalmente ajenos a ella y a lo que sucede dentro de las fronteras de un país que está en nuestro mismo continente. Incluso somos capaces de dejarlo caer en el olvido de una nebulosa década de los 90 cuando no han pasado ni siquiera treinta años. Nos habla así de enardecimientos, consignas, manipulación y miedo con una precisión casi quirúrgica en sus palabras, sin medias tintas.
La novela abre buscando el punto débil del lector, la garganta, para poner una mano sobre ella con lo cercano, lo que todos tenemos: la familia. Ya en este impactante primer capítulo nos damos cuenta de que tenemos entre manos algo mucho más serio que una simple novela. Sin embargo esa mano no se cerrará quitándonos el aire hasta casi terminar el libro. Porque son muchas las cosas por descubrir en este libro, aunque cualquiera pueda descubrir en apenas unos segundos cómo finaliza la historia de Ana Mladic, hay que leer la novela para ser capaces de asomarnos a su cabeza mientras el héroe se convierte en carnicero. Sin convertirla a ella en una simple mártir. Todo un mérito.
He disfrutado muchísimo con esta lectura que hace pensar y revuelve al lector. La autora es brillante y su prosa invita a conocer más y más de la historia que nos está relatando. Os invito, no, os recomiendo acercaros a su obra y leer a Clara Usón.
Y vosotros, ¿sois de los que os dejáis guiar por recomendaciones?
Gracias
