Color de oro es mi tesoro,
color de luz,
y color de la tenue caricia
de allá del sur.
Y dulce mirada es su sonrisa,
tersa madurez su juventud;
sus labios, amapolas que el hablar hacen olas,
y su sentir, pentagrama de vida en su batir.
Olbia Lula
Y vuela su risa sobre la campiña,
allá por julio bajo la calor más ciega,
mientras sus sueños juegan con la calahorra
ardiente de tus certezas.
Monta su jaca torda y blanca hoy,
y en mi alma oscura la siento yo
como fiera se siente la luz del rayo
en la tormenta seca.
Ambarinos sus rizos bellos,
de luz, oro y rodio su piel de jade,
natural aleación de vida y campo,
que teje harinas finas y pan moreno
para la rubia miel del ángel.
Mi pequeño colibrí
revolotea sobre el trigo y bajo el sol que desconsolado ciega,
y sobre el amarillo del campo
pasea mi niña linda,
la molinera.