La altísima abstención que avanzan las encuestas sobre los comicios al Parlamento catalán del próximo domingo, conduce a un escenario con una hiperfragmentación del hemiciclo donde podrían llegar a convivir nueve partidos políticos en hasta siete grupos parlamentarios.
Estos datos exceden el modelo del sistema político de pluralismo moderado (sistema de partidos con representación parlamentaria no superior a cinco) para introducirse de pleno en el pluralismo extremo, un modelo que tenemos muy presente del Parlamento israelí o en el italiano, mucho más cercano, donde la convivencia se hace a menudo muy difícil.
La mitad de los electores catalanes dice que no irá a votar y la otra mitad ha decidido dispersar su apoyo. De los nueve partidos políticos que tienen posibilidades reales de estar presentes en la nueva conformación del hemiciclo, hay que decir que algunos van coaligados, de toda la vida cual matrimonio irresoluble, como CiU o ICV-EUIA. Otros aspiran, por mor de una gran abstención, a mejorar resultados y a grupo parlamentario propio (más de cuatro diputados), como Ciudadanos, después de haber estado viviendo cuatro años en el Mixto. Otros aspiran a salir electos como SoIidaritat Catalana per la Independència, de Joan Laporta.
Un importante factor es la gran abstención pero ¿de quién? Mayormente de los votantes de pensamiento progresista. O sea, que ni siquiera estos ciudadan@s quieren apostar por repetir la experiencia del tripartito.
Otro dato revelador de las postreras encuestas es que el voto en blanco tiene una fuerte potencialidad de convertirse en la cuarta fuerza política de Cataluña.
Este modelo recuerda el dicho catalán, ‘tants caps tants barrets’ (tantas cabezas, tantos sombreros) o aquel otro propio de Israel, ‘dos judíos, tres opiniones’. En suma, refleja una difícil convivencia, tan alejada del modelo bipartidista (perfecto o imperfecto) existente en otros parlamentos de regiones españolas.
¿Y las causas? Hay que ir a buscarlas a la barrera electoral. Una cifra baja incrementa la fragmentación parlamentaria. En España, la barrera (cantidad mínima de votos que necesita una lista electoral para que pueda conseguir asientos en el Parlamento) está situada en el 3% para las elecciones al Congreso de los Diputados y al 5% para las elecciones municipales. En cuanto a las elecciones autonómicas varía según el territorio. Mientras en Cataluña está establecida en el 3%, la Comunidad Valenciana demanda un 5%. Este elemento junto a la baja participación que prima la representación de los partidos minoritarios y castiga los mayoritarios es la causa de un hemiciclo substancialmente diferente.
En Alemania, se necesita superar el 5% o tener al menos 3 diputados electos de forma directa para conseguir un asiento en el Bundestag y en los parlamentos regionales.
Si los ciudadanos silenciosos no dan un paso adelante ejerciendo su derecho/deber e ir a votar, rompiendo de esa manera la gran dinámica abstencionista que avanzan las encuestas, el mapa del 29 de noviembre se vislumbra preocupante. Las acciones de campaña en las últimas 24 o 48 horas serán decisivas en este sentido.
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