Si la infancia es, como lo define el antropólogo Meyer Fortes, las relaciones sociales que se establecen entre el grupo domestico y la sociedad vistas como un todo, y estas son las que delinean y expresan los cambios dentro del ciclo de vida, la entenderemos de esta forma y no como una fase de maduración biológica lineal. Ante el tema de la hipersexualización de las niñas y niños, nos vemos enfrentados al hecho de que socialmente nos hemos sexualizados nosotros, que las relaciones que establecemos con el entorno, el grupo domestico y la sociedad tienen un trasfondo sexual importante y establecemos como discurso que es valido y progresista entendernos tan naturalmente con el sexo. Siendo que aun, en sociedades modernas y conservadoras, lo sexual sigue anclado en las zonas de tabú, prohibición o censura, al menos cuando de temas morales y éticos se trata.
Sin embargo, cuán el mismo discurso se enmarca dentro de los marcos del Mercado, la publicidad y lo económico, está permitido y esto por lo menos es curioso. Elena Mayorga, terapeuta dice “hoy en día, los niños y, sobre todo, las niñas están siendo utilizadas y “sexualizadas” como medio para vendernos a los adultos y a ellas mismas, todo tipo de productos, desde sopas y coches, hasta muñecas, videojuegos, ropa, joyas y casas.
Se está exponiendo a nuestros hijos y sobre todo a nuestras hijas como “mercancía sexual” y eso en un mundo donde los abusos a menores aún es moneda común en muchos lugares, es un hecho extremadamente grave y peligroso”
Por sobre los peligros y consecuencia de esta visión, es necesario cambiar la idea sobre la infancia que existe en nuestras cabezas, la infancia es importante, termina en algún momento, pero lo que no cambia es la forma de relacionarnos que establecimos con el entorno en aquella etapa de nuestras vidas.