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La hipnótica belleza del píxel

Publicado el 29 septiembre 2014 por 99redpotions @99RedPotions
La etiqueta "graphicwhore" se suele usar despectivamente para señalar aquellas personas obsesionadas con el rendimiento gráfico, resoluciones, efectos de partículas, oclusión ambiental, antialasing 5000x... Sin embargo normalmente los amantes de la estética pixelada nos libramos de ella, cuando nos dejamos llevar de igual manera por unos elementos gráficos que nos hacen tilín. No es que solo se valore eso, pero a mi me pasa que cuando un título es de una marcada belleza pixelada como mínimo logra llamar mi atención y tiene muchas más posiblidades de que me tire a la piscina.
La hipnótica belleza del píxel
Como veis por la cabecera del artículo el tema sentimental, de una estética ligada a una época con juegos que nos llegaron al alma, tiene algo que ver con todo este asunto. Pero que una estética te enamorara en la infancia no garantiza que a día de hoy lo fuera hacer, nadie ha intentando imitar la estética de los juegos poligonales de PSX, Saturn o Nintendo 64, los toscos polígonos, la baja resolución, las texturas borrosas, la niebla por doquier... Pocos juegos de la etapa 32/64 bits sobreviven bien visualmente al paso de los años, al igual que pocos juegos de la etapa pre-NES lo hacen por lo rudimentario de sus gráficos. La diferencia es que los gráficos "poligonales" (que arcaica suena esta definición a día de hoy) han seguido su evolución sin nada que les interrumpiera, no han inventado algo que sustituya a los elementos 3D como base para modelar videojuegos, sin embargo la estética pixel fue derribada cuando todavía había mucho que explotar en ese sentido.
La hipnótica belleza del píxel
Mucha gente se olvidó en seguida de la magia de los sprites animados y la belleza de los títulos de las maravillosas consolas de 16 bits al dar el salto a la generación poligonal, pero otros no. Mientras desde muchos medios se hacía burla de los juegos se se atrevían a salir en las desfasadas "2D" algunos haciamos caso omiso de esas burlas y nuestros ojos se quedaban prendados de esas imágenes de títulos como Alundra, Castlevania SOTN, Guardian Heroes o Mischief Makers. ¿Cuántas discusiones absurdas tuve en el patio del recreo por defender que Yoshi's Island tenía mejores gráficos que Crash Bandicoot y Dragon Ball Z Hyper Dimension mejores que  Final Bout? El recreo no era como un foro, en el recreo llegabas a las manos (xD) pero me alegra que ahora mismo, a día de hoy, nadie discuta tal cosa. Una vez pasada la fiebre de lo nuevo el píxel, los sprites, la estética retro 2D, (como queráis llamarlo) se ha ganado su sitio como un un estilo artístico a tener en cuenta.
Porque sin querer entrar en la discusión sobre si el videojuego es arte o no lo cierto es que muchos artistas del pixelart me parecen eso mismo, artistas. El desarrollar juegos con el píxel como principal reclamo no es siempre hacerlo copiando la estética de los videojuegos ochenteros y noventeros, el mejor ejemplo me parece Gods Will Be Watching. El juego de Decostructeam me acabó pareciendo un aténtico horror jugable, pero su estética me parece posiblemente de las más bellas de los últimos años, y a mi no me recuerda en nada a lo visto en ningún otro juego 2D que yo haya jugado. En este caso actué como cualquier niño rata fan de Call of Duty, compré antes de preguntar por que mis ojos estaban maravillados ante tal despliegue gráfico, me llevé un chasco pero si parte de mi dinero sirve para que los grafistas del título español sigan desarrollando su talento... no me arrepentiré del todo.
La hipnótica belleza del píxel
Tampoco creo que esto os sorprenda a ninguno, todos los que me conocéis sabéis que uno de mis hobbys es juntar cuadraditos en paint para realizar ilustraciones de bordes dentados. Mirar una ilustración que me gusta, imaginar como se vería en una Super Nintendo y dividir mi escritorio entre ella y el Paint (aunque luego retoque con Photoshop un poquito) para realizar pixel a pixel el dibujo es algo que me puede absorber durante horas y hacerme sentir medianamente realizado, tanto o más que cuando recibo felicitaciones por un texto. El píxel enamora, tiene cierta liturgia para los que amamos los videojuegos, el píxel evoca encanto por cada una de sus cuatro caras y hace que todos nos sentamos cómodos ante cualquiera referencia hacia él. No creo que sea casualidad que haya tantos blogs que recurran a nuestro amado cuadraro para su nombre (mención especial para El Píxel Ilustre, por supuesto), bajo el paraguas de nuestro pequeño amigo nos sentimos realmente a gusto. El píxel hipnotiza.
Tengo la impresión de que ni cuando muramos los que crecimos pensando que recorrer sobre un Ferrari los, aboslutamente preciosos, escenarios de Out-Run era el sumun de la felicidad se dejará de amar el píxel. Creo que es una estética con poder de atracción mas allá de la nostalgia e incluso mas allá de los propios videojuegos. Creo firmemente que cualquiera con un mínimo de sensibilidad (y sin caer en prejuicios, claro), mas allá de que haya jugado a un videojuego en su vida, sabría valorar el incalculable valor artístico del gótico castillo de Drácula en SOTN, la increíble capacidad de trasmitir emociones de los sprites de los protagonistas de Final Fantasy VI,  la agradable simpatía de Super Mario Bros 3 o el carácter que desprende todos y cada uno de los elementos de Sonic 3. La estética pixelada empezó siendo el recurso técnico para visualizar gráficos, ahora es una elección visual que encandila a millones de personas a lo largo del mundo.
La hipnótica belleza del píxel
En cualquier caso que esté totalmente enamorado del píxel no quiere decir que no aprecie y valore la belleza de los juegos modernos, al contrario. Me he llegado a quedar literamente con la boca abierta viendo según que título (menciono Mirror´s Edge antes de que nmlss me tire una piedra a la cabeza), pero mi corazón esta con el píxel, está con los sprites. ¡Ah! y VISITAD PIXELSMIL, blog de nuestro amigo Toni, un genio del pixelart que además nos ha cedido sus manditos pixelados para los análisis.
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