Quien pretende el dominio del mundo y mejorar éste, se encamina al fracaso. El mundo es tan sagrado y vasto que no puede ser dominado. Quien lo domina lo empeora, quien lo tiene lo pierde. Lao Zi.
Sostengo que la vida no ha sido creada ni ideada por ninguna razón. La vida ha surgido y ha evolucionado mediante la adaptación al medio a través de la experiencia de miles de millones de años.
La mejor forma de explicarlo que he encontrado se encuentra en el capítulo 99 del El curioso incidente del perro a medianoche por Mark Haddon:
La gente cree en Dios porque el mundo es muy complicado. Creen que es muy improbable que algo tan complicado como una ardilla voladora o el ojo humano o un cerebro llegue a existir por casualidad. Pero deberían pensar lógicamente, y si pensaran lógicamente, verían que sólo pueden hacerse esa pregunta porque eso ya ha sucedido y ellos existen. Hay billones de planetas en los que no hay vida, pero en esos planetas no hay nadie con cerebro para darse cuenta. Y es como si toda la gente en el mundo arrojara monedas al aire: a alguien acabaría por salirle cruz 5.698 veces seguidas y se creerían muy especiales. Pero no lo serían, porque habría millones de personas a quienes no les saldría cruz 5.698 veces.
En la Tierra hay vida por culpa de un accidente, pero un tipo de accidente muy especial. Y para que ese accidente ocurra de esa manera especial, tienen que darse 3 Condiciones. Y éstas son
1. Las cosas tienen que hacer copias de sí mismas (esto se llama Duplicación)
2. Tienen que cometer pequeños errores al hacer eso (esto se llama Mutación)
3. Esos errores tienen que ser los mismos en sus copias (esto se llama Herencia)
Y estas condiciones son muy raras, pero son posibles y causan la vida. Y eso simplemente ocurre. Y el resultado final no tiene por qué ser necesariamente rinocerontes y seres humanos y ballenas. Puede ser cualquier cosa.
Por ejemplo, algunas personas dicen ¿cómo puede un ojo llegar a existir por accidente? Porque un ojo tiene que haber evolucionado desde algo muy parecido a un ojo, y no existir sólo a causa de un error genético, y ¿qué utilidad tendría medio ojo? Pero resulta que medio ojo es muy útil porque medio ojo significa que un animal puede ver a medio animal que quiere comérselo y quitarse de en medio, y éste acabará comiéndose al animal que sólo tenga un tercio de un ojo o un 49 % de un ojo en lugar de a él, porque se ha quitado de en medio lo bastante rápido, y el animal al que se coman no tendrá bebés porque estará muerto. Y un 1 % de ojo es mejor que ningún ojo.
Y la gente que cree en Dios piensa que Dios ha puesto seres humanos en la Tierra porque piensa que los seres humanos son el mejor animal, pero los seres humanos sólo son un animal y evolucionarán hasta ser otro animal, y ese animal será más listo y meterá a los seres humanos en un zoo, como nosotros metemos a los chimpancés y a los gorilas en el zoo. O los seres humanos cogerán todos una enfermedad y se extinguirán o producirán demasiada contaminación y se matarán a ellos mismos, y entonces sólo habrá insectos en el mundo y ellos serán el mejor animal.
Antes de avanzar en el artículo quiero proponer varias premisas sobre las que me voy a basar en el resto del artículo:
- El ser humano es el resultado de un proceso evolutivo mediante adaptación a las circunstancias acumuladas durante millones de años.
- El proceso evolutivo no está basado en ningún diseño o creación racional, sino que es espontáneo. No es posible saber de antemano qué característica mejoraría nuestra vida, sino que debe someterse a prueba y error durante milenios.
- Estar adaptado al medio significa que el medio al que hemos estado expuestos es lo que mejor se acomoda a nosotros y por tanto otro medio diferente nos perjudica y nos daña. A mayor diferencia, más perjuicio. Es por ello por lo que si decide un ser humano ir a Marte, necesita mucho entrenamiento y tecnologías que simulen las condiciones de la Tierra.
- La razón humana mediante creatividad e imaginación, así como usando avances tecnológicos y científicos, es capaz de modificar el entorno hasta cierto grado para cualquier propósito. Por ejemplo, el descubrimiento del fuego o cocinar carne pueden ser considerados como esfuerzos racionales para adaptar el entorno a nosotros y vivir mejor.
- Es posible concebir casos en los que la razón humana crea productos contrapuestos a nuestra naturaleza, modifican el medio en el que fuimos evolucionados y por tanto crean perjuicios a nuestra vida.
Quiero detenerme en este artículo en el último punto. Aunque la propia razón es un producto de la evolución y podemos entender incluso la lógica evolutiva de la razón, es cierto que la razón no siempre es útil y beneficiosa para nuestras vidas. Existe cierta contradicción entre la espontaneidad de la naturaleza que evoluciona mediante prueba y error durante milenios y las ideas de la razón que intenta modificar el entorno mediante creatividad e imaginación.
La razón no necesariamente está orientada a largo plazo o a la adaptación, puesto que es imposible conocer a la perfección las consecuencias de nuestras acciones racionales a largo plazo, ya que la única manera de saberlo con certeza es mediante prueba y error durante un largo período de tiempo. Incluso aunque estén sustentadas en conocimiento científico basado en experimentos. No hay ningún experimento más poderoso que el que realiza la naturaleza a lo largo de los milenios, por tanto ese es el experimento que más fidelidad tiene. Incluso la razón humana no es lo suficientemente poderosa para entender a cabalidad la evolución de las especies o el resultado de lo que acabo de denominar «el experimento más poderoso».
Es aquí donde conviene reflexionar y pensar bien. Puesto que si la razón puede alterar las condiciones y generar perjuicios, es necesario ser conservador y sopesar muy bien los cambios que debemos realizar antes de acometerlos, pues si no estamos seguros pueden acabar dañando nuestra vida y la de nuestra especie.
El estrés es un buen ejemplo de la teoría de este artículo. Se conoce que el estrés se produce cuando se libera la hormona cortisol que liberado en momentos cortos de tiempo puede ser positivo, pues aumenta nuestro rendimiento. Evolutivamente, el estrés es positivo puesto que sirve para acciones puntuales en un momento determinado para solucionar un peligro, como por ejemplo el ataque de un tigre donde el humano tiene que salir corriendo inmediatamente.
Sin embargo, si el ser humano está sometido a responsabilidades continuas y estresantes, la permanencia del estrés en el cuerpo del ser humano tiene consecuencias desastrosas a todos los niveles y termina provocando enfermedades. Sería el equivalente a un ser humano de antaño huyendo continuamente de los tigres.
La naturaleza tiende a ser simbiótica y aprovechar todo lo positivo del entorno. Es conocido que ambientes naturales, como lagos, montañas o mares, así como el color verde de las plantas y árboles tienen un efecto desestresante para el ser humano. El ejercicio físico es otro ejemplo. No es extraño, pues es el ambiente donde el ser humano ha permanecido la mayor parte de su historia. Por el contrario, vivir en una gran ciudad, rodeado de ruidos mecánicos, estridentes y con vistas a muros de hormigón en lugar de paisajes naturales y sometidos al estrés continuado de trabajos demandantes, nos ocasiona perjuicios y daño. La contaminación y el cambio climático asimismo tampoco ayudan, pues -de nuevo- están modificando el ambiente donde fuimos originados.
Llegados a este punto me gustaría comenzar a esgrimir mi «hipótesis bucólica», que consiste en preponderar nuestra naturaleza por encima de todo, entendiendo por ello no realizar modificaciones significativas al entorno donde hemos sido evolucionados a menos de que haya evidencias claras de que ello no tendrá una repercusión negativa. Se trata de no utilizar la razón en contra de nuestra propia naturaleza. Esto sería una nueva filosofía de vida que todo el mundo podría aplicar a sí mismo, a sus hijos, en su empresa, etc.
Creo que esta hipótesis tiene una relación importante en muchos campos, pero en especial en el campo de la tecnología puesto que hay muchos aparatos que añaden muchas funciones y abren nuevas oportunidades, pero sin embargo tienen grandes fallas puesto que modifican por completo nuestro entorno hasta el punto de generar daños. Por ejemplo, todos sabemos que la luz azul que emiten las pantallas es muy dañina puesto que afectan al ritmo circadiano del hombre alterando el sueño, uno de los aspectos fundamentales para la salud. Otro ejemplo son las luces de las ciudades, que alteran el vuelo nocturno de los insectos, que terminan muriendo en las farolas, reduciendo la biodiversidad y provocando un avance de plagas de otras especies.
Otro objeto muy dañino son las gafas de realidad virtual o el metaverso, pues supone la creación de un nuevo ecosistema totalmente ideado por la razón, que con toda probabilidad terminaría provocando daños en el ser humano. Más en concreto, los ojos están diseñados para mover sus músculos interiores cada cierto tiempo, como enfocar a lo lejos y de cerca. Mirar a una pantalla brillante de luz azul a 5 centímetros de los ojos no puede ser muy beneficioso para la salud visual y la higiene del sueño. Esto es un ejemplo de tecnología que no cumple con nuestra «hipótesis bucólica» puesto que no se basa en nuestra naturaleza como punto de partida.
La inteligencia artificial es un producto del diseño humano que podría llegar a ser completamente autónoma en un futuro próximo, pero no sometida a ninguna evolución natural, lo que provoca muchos interrogantes. Propongo que se estudie y se limite la inteligencia artificial para impedir un mundo muy diferente al natural. Al ser humano de nuestra época se le podría denominar «homo protesicus» puesto que para nuestro día a día es necesario contar con la ayuda de dispositivos electrónicos (reloj, teléfono móvil, tablet, redes sociales, etc.) que alteran por completo nuestra naturaleza generando cambios dañinos en nuestra vida.
Ha sido probado que el trastorno de la personalidad narcisista (NPD, por sus siglas en inglés) ha aumentado sobremanera y se considera como una epidemia actual, resultado de una sociedad donde una gran parte de la vida social sucede a través de redes sociales donde la empatía es más difícil de practicar.
No es extraño que surjan tendencias que reaccionan a nuestro modo de vida actual, con la popularización de los gimnasios y la comida vegana, como una vuelta a nuestros orígenes para poder subsistir la vida «artificial» a la que estamos sometidos. El estrés de la ciudad se intenta combatir con una sesión de gimnasio o una mejor alimentación.
A veces se idealiza el futuro imaginándolo como un mundo completamente distinto al nuestro, lleno de proyecciones holográficas y taxis voladores. Sin embargo, más que una utopía dicho futuro debe ser considerado como una distopía, un avance racional en contra del sentido de la evolución y que nos ocasionaría más perjuicios en nuestra salud.
En cambio, podemos vislumbrar un futuro alternativo, donde todas las tecnologías han sido cuidadosamente diseñadas a nuestras necesidades, nuestras ciudades y áreas de trabajo, así como horarios (o ausencia de ellos) adaptados para no generar estrés negativo.
El futuro no consiste en cambiarnos sobremanera, sino en entender nuestra historia y vivir lo mejor posible sin contradecir toda la experiencia que llevamos dentro de nuestros antepasados. Solo conociendo esta fórmula será posible un avance real en la civilización.
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