La Historia Compartida – Emilio Salgari

La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña

Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. En esta nueva, veraniega y literaria entrega, les presento a otro de mis autores preferidos, uno de esos escritores que sus obras son sinónimo de verano, exotismo y aventuras.

¿De quién hablamos?: de Emilio Salgari, un escritor y periodista italiano, nacido en Verona el 21 de Agosto de 1862 y fallecido en Turín el 25 de abril de 1911.

¿Por qué paso a la historia?: Salgari pasó a la historia por el éxito (atemporal) de sus novelas de aventuras entre los lectores más jóvenes. Entre sus creaciones destaca la del pirata Sandokan.

¿Sabías que…?: Emilio Salgari nació en el seno de una familia de comerciantes de Verona y desde pequeño su gran sueño fue convertirse en marino. Para lograrlo cursó estudios en El Real Instituto Técnico Naval Paolo Sarpi de Venecia, y llego a conseguir el título de Capitán Marítimo Mercantil. Tan solo realizó un viaje importante y lo hizo en el mercante Italia Una durante unas semanas por el Adriático. Supuestamente, durante aquel viaje se precipito por la borda durante una tormenta y tuvo que ser rescatado, lo que le llevo a decir que jamás volvería a navegar.

El, en su biografía, aseguraba haber realizado más viajes, pero no hay constancia de ellos. Curiosamente, aunque no llevo a buen puerto su carrera como marino, el siempre sostuvo que buena parte de los personajes que aparecieron posteriormente eran personas a las que había conocido en sus viajes.

A pesar de que fue un mal estudiante, tocaba el piano con soltura, tenía mucha imaginación (inventaba islas, dibujaba sus mapas…), tenía muy buena memoria (para crear toda la leyenda que el invento sobre sí mismo no le quedaba otra que tener una gran memoria) y comenzó a escribir a los 14 años, pero no fue hasta los 25 que comenzó a escribir de manera profesional como periodista para un periódico de Verona.

Poco a poco fue abandonando el periodismo y se entregó a la ficción. Sus novelas en un principio se publicaban por entregas en los periódicos obteniendo gran éxito. Fue tal la buena acogida que sus primera novelas por entregas tuvieron que no tardaron en recopilarlas en volúmenes, de los cuales, como a lo largo de toda su carrera como escritor, apenas vio beneficios.

Le llamaban “El Verne Italiano” en evidente alusión al ingenioso escritor francés Julio Verne, aunque en lugar de tomarlo como un halago nunca le gusto demasiado ese título extraoficial. Salgari siempre dijo que Verne tocaba temas científicos y escribía sobre cosas que no había visto, mientras que el en sus novelas plasmaba cosas que había conocido y que se podían tocar.

A pesar de que sus novelas eran de corte vitalista y estaban llenas de aventuras y parajes exóticos su vida real fue muy triste. Se pasaba el día trabajando de sol a sol escribiendo en casa o consultando archivos en la biblioteca para documentarse. Los editores de la época se aprovecharon descaradamente de él y le pagaban una miseria (tuvo incluso que llegar a publicar con seudónimo para así poder cobrar algo más) aunque él lo sabía y es probable que nunca dijera nada al respecto por no perder lo poco que tenía. Se casó y tuvo cuatro hijos, pero aunque las cosas en casa en un principio marchaban bien, con el paso del tiempo su mujer comenzó a tener problemas mentales que la condujeron a una institución psiquiátrica, lo cual fue demoledor para él.

Emilio Salgari decidió poner fin a su vida por los sin sabores de la misma. Probablemente, la gota que colmó el vaso fueron los problemas de su mujer, ya que fue demasiado humillante para el no tener el dinero suficiente para pagar los cuidados de su mujer en un hospital privado. Una mañana de abril, tras despedirse de sus hijos salió, cogió un tranvía, termino su viaje en una colina y allí dijo adiós al mundo abriéndose el vientre por medio del seppuku (suicidio ritual japonés vulgarmente conocido como harakiri). Posteriormente, dos de sus hijos cometieron suicidio, del mismo modo que el propio padre de Salgari se suicidó cuando su esposa (la madre de Emilio) falleció a causa de una enfermedad.

Uno de los grandes lectores de Salgari fue Ernesto “Che” Guevara, el cual dijo en su día que había leído 62 de sus 80 novelas (80 fueron las que firmo con su nombre. El número de novelas escritas por el prolífico escritor italiano aumentan considerablemente si sumamos todas las que publico bajo seudónimo).

Durante su época como redactor en el diario La Nuova Arena (puesto que mantuvo hasta 1893), el periodista Giuseppe Biasioli le llamo “mozo” en un artículo. Aquello ofendió muchísimo a Salgari, el cual le reto a un duelo que llevo a Biasioli a el hospital y a él a la cárcel durante seis meses.

Se llegaron a vender más de 100.000 ejemplares de algunas novelas. Sorprende que uno de los motivos que le empujaron al suicidio fuera la desesperación económica.

Algunas frases de Sir Arthur Conan Doyle:

A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continúa semimiseria o aún peor, sólo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma.
¡Por Dios! El mundo tiene derecho a vivir y trabajar tranquilamente sin ser perturbado. Al que molesta se lo manda al reino de las tinieblas, y les aseguro que nadie lo lamenta.
¿Acaso no seguimos siendo los viejos Tigres de Mompracem? – repuso el portugués-. Donde ponemos las garras, arrancamos lo que queremos. ¿Quieres una prueba?