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La Historia Compartida – John Wesley Hardin

Publicado el 01 marzo 2017 por César César Del Campo De Acuña @Cincodayscom

La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña

Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. Hoy volvemos al oeste para conocer a otro insigne pistolero.

La Historia Compartida – John Wesley Hardin
¿De quién hablamos?: de John Wesley Hardin, un forajido estadounidense nacido el 26 de mayo de 1853 en Boham, Texas. Fue asesinado el 19 de agosto de 1895 en El Paso, Texas.

¿Por qué paso a la historia?: John Wesley Hardin paso a la historia y se convirtió en un icono del salvaje oeste por ser un hábil pistolero y por matar al menos a 40 personas, aunque, según sus propias palabras, nunca mato a nadie que fuese honrado.

¿Sabías que…?: Fue el segundo hijo de James Gibson Hardin y Maria Elizabeth Dixon pareja que tendría 8 hijos más. Su padre era pastor metodista nómada (Circuit Rider), es decir un pastor que se dedicaba a viajar de aquí para ya ayudando a formar congregaciones. Si no encontraba trabajo como pastor por los diferentes condados que visitaba a lo largo y ancho de Texas, se dedicaba a la enseñanza. Desafortunadamente para James Gibson Hardin su segundo vástago, a pesar de llevar el nombre del fundador de los metodistas, era un rebelde redomado que odiaba a los yanquis del norte y que siempre se estaba metiendo en problemas. Nunca mostro disposición alguna para los estudios pero si para la práctica religiosa llegando a dirigir algunos grupos juveniles de catecismo pero, y a pesar de ello, siempre estaba metido en líos como peleas, broncas callejeras, fugas de la escuela…tengan en cuenta que en una de esas peleas llego a apuñalar a uno de sus compañeros de escuela. Solo tenía 14 años.

Afortunadamente para el joven John Wesley Hardin el chico al que apuñalo no murió por lo que el despreocupado hijo de James Gibson no fue castigado en modo alguno por las autoridades. No tardo en volver a meterse en líos y un año después mataría a su primer hombre. Se trataba de un antiguo esclavo,  Major “Maje” Holshousen, con el que había peleado con anterioridad derrotándolo. Un día, Maje un afroamericano que se jactaba de gritar a pleno pulmón en un estado ocupado por la Unión que jamás ningún hombre blanco volvería a doblegarle, embosco a Hardin. Este último, simpatizante de la causa sureña trato de seguir la marcha pero Maje sujetaba las bridas de su caballo con fuerza. Sin mediar palabra Hardin saco su revólver y le descerrajo cinco tiros al corpulento hombre que le había impedido el pasó. Huyo del lugar. Hardin asegura que salió a galope tendido para buscar ayuda. Su padre, seguro de que no recibiría un trato justo en los juzgados, le ordeno que se ocultara.

Fue apresado. Si, a los 16 años John Wesley Hardin fue apresado y encarcelado en un fortín del ejército. Allí le compro un arma a uno de los reclusos y tras fingir un intenso dolor de barriga que llamo la atención del carcelero cuando este último abrió la puerta de la celda le pego un tiro. Comenzó entonces una persecución digna del mejor western en cuando Hardin se hizo con un caballo. Notando el aliento de sus tres perseguidores en el cogote Hardin se giró, desenfundo su arma y con toda frialdad mato a los tres soldados. Empujado por la persecución Hardin no paro hasta casi llegar a México. En la frontera, lugar donde se hacían pocas preguntas al respecto del pasado de los que por allí pasaban, encontró trabajo como vaquero en el rancho Chisolm.

Como uno de los hombres de Chisolm, en 1871, se puso a buscar a unos cuatreros que rondaban por las inmediaciones. En una tasca fronteriza, Hardin y el resto de los hombres se toparon con cinco mexicanos armados hasta los dientes y de aspecto peligroso. Aquello terminaría mal. Curiosamente los compañeros de Hardin le dejaron, como suele decirse, solo ante el peligro mientras que los cinco mexicanos se relamían de gusto al poder darle una lección mortal al gringo loco que había decidió no huir ante su presencia. Hardin sonrió. Sonrió por tener a aquellos cinco imbéciles hombro con hombre frente a él, ya que en el segundo que uno de aquellos anónimos mexicanos acerco su mano a la cartuchera el hijo del predicador desenfundo sus armas desatando el infierno. Pocos minutos después, muchos agujeros cubrían los cuerpos de aquellos cinco tipos que decidieron jugársela con alguien que había inventado el juego. Tras aquello, y exhibiendo la frialdad que le valió para ser conocido como Dedos Fríos, Hardin se acomodó en la mesa que guardaba mejor salud tras el tiroteo y pidió un filete para cenar. Oficialmente, en sus idas y venidas por el sur de Texas, taras aquella refriega fronteriza había matado a 12 hombres.

Se casó en 1872 con el gran amor de su vida, la joven Jane Bowen, con la que tendría cuatro hijos (María Elizabeth, John Wesley, Jane Martina y Callie). Pero, debido a la enorme recompensa ofertada por la cabeza del, valga la redundancia, cabeza de familia (40.000$ de la época, nada más y nada menos que toda una fortuna) pocas veces pudo disfrutar del calor del hogar ya que los sheriffs y cazarecompensas no paraban de pisarle los talones. No importaba si formaba parte de una banda o cabalgaba solo (lo habitual por otro lado), John Wesley Hardin siempre noto el implacable aliento de la ley en la nuca.

Pero no crean que nuestro protagonista fue el único Hardin que tuvo encontronazos con la ley. Sí, es cierto que fue el más famoso, pero dos de sus primos y su hermano Joseph fueron linchados y colgados de un poste de telégrafos como recordatorio y o amenaza de, que más tarde o más temprano, por escurridizo que fuera o se creyera, John Wesley terminaría igual que ellos.

Su constante huida le llevo hasta Abilene, ciudad en la que el famosísimo y peligroso Wild Bill Hickok era la ley. Lo cierto y como ya comente cuando hable de Will Bill es que ambos se llevaron bien durante un tiempo aunque siempre guardando las distancias ya que ambos conocían la fama que les precedía. Se dejaban ver en público juntos, bebían juntos y jugaban a las cartas juntos. Parecía que John Wesley Hardin había encontrado un sitio en el que pasar más tiempo del habitual, pero debido a las presiones de los ciudadanos de Abilane hacia Wild Bill y a la continua congoja de sentirse perseguido y en el punto de mira de un representante de la ley como era el Salvaje Bill, aquella relación no pudo durar. Cierta noche, atacado de los nervios por los ronquidos provenientes de la habitación contigua un crispado John Wesley Hardin le pego unos cuantos tiros a la pared para despertar al vecino con la mala fortuna de que una de aquellas balas le dio muerte. Hardin supo de inmediato que aquel acto le hacía pasar de amigo a presa ante Wild Bill por lo que no dudo en huir con lo puesto de Abilane.

En 1874 celebra su vigésimo primer cumpleaños matando a un sheriff. Era la víctima número treinta y nueve de sus Colt 38. Nadie podía pararle los pies. Nadie podía detenerle. Era como un mortífero fantasma que cabalgaba por los estados del sur con el que convenía no cruzarse. Pero los años de dormir al raso y de mirar constantemente hacia atrás para ver si alguien le perseguían hicieron mella en John Wesley Hardin por lo que decidió abandonar el oeste junto a su familia para probar fortuna en Florida. Pero quiso la mala fortuna que se topara con dos Marshall texanos en el tren. Le dieron el alto, y sin mirar por nadie, trato de desenfundar pero los tirantes le entorpecieron lo suficiente como para que el arma que llevaba al cinto no saliera de la cartuchera. Se le echaron encima. Había llegado el final de la aventura. Afortunadamente para él la pena de muerte no estaba vigente en aquel momento, por lo que pudo esquivar esa bala. Eso sí, por sus crímenes se enfrentó a una pena a 25 años de encarcelamiento. Se dictó sentencia el 28 de septiembre de 1878 y acto seguido fue escoltado hasta la cárcel de Huntsville.

Intento escapar. Desde luego que sí. Pero nunca lo logro. Entonces, ante la imposibilidad de salir de Huntsville John Wesley Hardin decidió convertirse en un preso modélico interesándose por el estudio. Teología, derecho, algebra…tanto estudio que obtuvo sin demasiada dificultad el título de abogado. Su cambio de actitud unido a sus éxitos académicos le llevó a conseguir el indulto tras diecisiete años entre rejas. Era el 16 de marzo de 1894.

Se instaló en El Paso para ejercer como abogado llegando a declarar a El Paso Times: “Soy un hombre apacible, digno, que solo se inclina ante la ley y la razón”. Pero su pasado le alcanzo cuando fue asesinado a traición por el sheriff John Selman cuando John Wesley Hardin jugaba a los dados en el Salón Las Cumbres. Tenía 42 años. Su entierro costo poco más de 75$ (pagados por una supuesta amante). Así se fue del mundo uno de los mayores iconos del salvaje oeste, una figura capaz de inspirar a músicos como Bob Dylan o películas como Historia de un condenado en la que Rock Hudson le interpreto.

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