La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña
Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. Hoy les voy a hablar de otro famoso capitán pirata.
¿De quién hablamos?: de Samuel Bellamy, un pirata ingles también conocido como Sam Bellamy y Black Sam, nacido el 23 de febrero de 1689 en Hittisleigh, Reino Unido. Falleció el 26 de abril de 1717 en Wellfleet, Massachusetts.
¿Por qué paso a la historia?: Sam Bellamy pasó a la historia como un capitán pirata de bastante éxito. Probablemente su hazaña más formidable fue la captura del navío Whydah al que persiguió durante tres días. Cuando en la década de los 80 fueron hallados los restos de la nave por Barry Cliford esta revelo gran cantidad de información sobre la vida pirata.
¿Sabías que…?: Sam fue el más joven de los seis hijos del matrimonio conformado por Stephen y de Elizabeth Bellamy según los registros de la parroquia de Hittisleigh en Devonshire, Inglaterra, en 1689. Elizabeth murió poco después y fue enterrada el 23 de febrero de 1689, tres semanas antes del bautismo de Samuel el 18 de marzo. El futuro pirata se convirtió en marinero Siendo muy joven; En su adolescencia, se unió a la Marina Real y luchó en varias batallas. Aunque se ha especulado que pudo haber tenido una esposa con la que trajo un niño al mundo en Inglaterra, no hay ninguna prueba histórica definida de ello.
No hay datos específicos de su fortuna hasta 1715. Las crónicas de la época lo sitúan en Cape Cod. Supuestamente estaba por la zona buscando a unos parientes lejanos que habían decidido instalarse en el Nuevo Mundo. Estando allí se enamoró de una mujer que, según el folclore y quien cuente la historia, podía haber sido o muy joven o muy vieja. De apellido Hallet, la mujer no fue bautizada hasta 1934 cuando la profesora Elizabeth Reynard la llamo Mary en su libro The Narrow Land. En algunas historias, a los padres de la chica Sam les gustaba, pero pensaba que un pobre marinero fuera suficiente para su hija. Puede que aquella opinión fuera lo que le empujara al mar a buscar riquezas.
Llego al Caribe en 1715 acompañado de un grupo de hombres para saquear los restos del naufragio de la Flota del Tesoro Español de ese mismo año. Allí coincidió con piratas como Henry Jennings y Charles Vane. Con aquellas compañías no es de extrañar que no tardara demasiado en convertirse el mismo en un Caballero de Fortuna y al poco de su llegada a la Florida se unió a la tripulación de Benjamin Hornigold y su primero de abordo Barbanegra. En el verano de 1716 tanto Hornigold como Barbanegra fueron depuestos de sus cargos por la tripulación al no querer atacar barcos ingleses. Sam Bellamy fue elevado a capitán (probablemente por sus conocimientos náuticos) y quedo al frente de 90 hombres y del buque Mary Anne.
Tras piratear, con bastante éxito, durante un tiempo se toparon con una colosal nave llamada La Sultana. Tras capturarla Bellamy la convirtió en su buque insignia y tras un consenso con su tripulación puso al mando de la Mary Anne a Paulsgrave Williams, su amigo y segundo de abordo. Pero su mayor captura llego en la primavera de 1717. En el Paso de Los Vientos (el corredor de agua entre La Española y Cuba) las tripulaciones de Bellamy divisaron una galera llamada Whydah (una nave construida en Inglaterra en 1715 de 300 toneladas de peso y armada con 18 cañones). El Whydah, un barco negrero, estaba concluyendo la segunda parte de su viaje inaugural (Inglaterra–África–El Caribe-Inglaterra) y tenía las bodegas llenas de oro, añil, corteza jesuita (corteza de quina), marfil y todo tipo de riquezas derivadas de la venta de 500 esclavos. Entonces se produjo una persecución que duro 3 días. Bellamy no cejo en su empeño hasta que tuvo a tiro al Wydah y tras solo un disparo el capitán del barco negrero, Lawrence Prince, decidió rendir la nave bajando la bandera.
Sam Bellamy, a diferencia de otros piratas sanguinarios como Edward Low o el citado Charles Vane, era conocido por ser un hombre sereno, cabal y generoso (a fin de cuentas, tanto el cómo sus hombres eran conocidos como los Robin Hood de los mares), en lugar de hundir el Wydah y agradecido porque este no plantara combate, intercambio La Sultana por el negrero. Eso sí, traspaso 10 cañones de La Sultana a su nuevo barco insignia dándole una potencia de 14 cañones por banda y se deshizo de las dependencias del capitán. Tras aquello pusieron rumbo a las costas de las colonias británicas en América del Norte donde, y a pesar de tener las bodegas llenas, siguieron pirateando.
Pero quiso el destino y los elementos que la fulgurante carrera pirata de Sam Bellamy y su tripulación terminara aquel mismo año ya que, dos meses después de capturar el Wydah, una formidable tormenta les alcanzo en el noroeste de Cape Cod en la media noche del 26 de abril llevándoles a chocar violentamente contra los bancos de arena. El oleaje destruyo el mástil del Wydha y logro darle la vuelta hasta que lo hundió. En el naufragio del Wydah, casi los hombres y Sam Bellamy perecieron. El mar estuvo devolviendo cuerpos a las costas de Cape Cod durante días y todos ellos recibieron sepultura en un cementerio de la ciudad de Wellfleet. Tan solo sobrevivieron un ex esclavo llamado John Julian (el cual fue encarcelado y vendido como esclavo posteriormente) y Thomas Davis, el único tripulante que pudo contar el fin del Wydah y su capitán. Como ya he mencionado los restos del naufragio no fueron encontrados hasta la década de los 80 del siglo XX.
En términos económicos Sam Bellamy fue el tercer pirata más rico de todos los tiempos ya que se estima que pirateo por un valor aproximado de 130 millones de dólares tras saquear, al menos, 53 navios. Por otro lado merece la pena mencionar que Bellamy fue miembro de The Flying Gang junto a Charles Vane, Jack Rackham, Mary Read, Anne Bonny, Edward England, Barbanegra, Stede Bonnet y Benjamin Hornigold.
Las crónicas históricas han dicho de él que fue un hombre alto, fuerte y muy educado. Como a muchos otros piratas, le gustaba vestir ropas llamativas. Pero que su educación y manera de vestir no lleven a equívocos a nadie ya que Sam Bellamy gustaba de tirar de pistola, llevando hasta cuatro de ellas en el fajín. Por otro lado se dice que sus barcos, los cuales navegaban con una suerte de código ideado por el mismo, fueron los más democráticos de cuantos navegaron bajo el pabellón pirata al tomarse todas las decisiones en consenso. Eso sí, la táctica de abordaje era cosa suya al idear una manera de atacar e intimidar perfecta con dos navíos. El más pesado daría fuego, si se llegara al caso, mientras que el más ligero bloquearía el paso de la presa gracias a su mayor facilidad para maniobrar. Por otro lado tanto el cómo su tripulación fueron conocidos como los Robin Hood de los mares por la educación y generosidad con la que trataban a aquellos que caían en sus manos.
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