Revista Espiritualidad

La Historia Con Moraleja Del Hombre Que Vivía Solo En La Montaña..

Por Pablo García-Lorente
La Historia Con Moraleja Del Hombre Que Vivía Solo En La Montaña..

¿Conoces la historia con moraleja del hombre que vivía solo en la montaña?

La verdad que es ciertamente curiosa (al menos, a mi, me sorprendió cuando la leí).

Resulta que había un hombre que vivía solo en su casa de la montaña y TODOS LOS DÍAS salía a su jardín a cortar manzanas de sus árboles y recorría el camino colina abajo para dejar la fruta en un cesto en medio de la plaza del pueblo.

Así, los habitantes del pueblo comían manzanas cada día GRACIAS a aquel hombre que vivía solo en la montaña.

Resulta que este hombre tenía miedo a la oscuridad y había construido toda su casa DE CRISTAL para dejar que los rayos del sol penetrasen en todos los rincones de su casa.

El problema es que no tenía mucho dinero. Fue por ello que se vió obligado a construir su casa con restos de cristales que encontraba en las calles.

Su casa era preciosa y grande...pero MUY FRÁGIL.

Una tarde, al bajar de la montaña con su cesto de manzanas para regalar, se encontró unos niños que jugaban con un balón. Éstos le pidieron manzanas PARA JUGAR CON ELLAS, a lo que el hombre contestó que sólo se las daría si era para comerlas.

Como vió que la única intención de los niños era tirar y desperdiciar la fruta, decidió marcharse de vuelta y ese día no dejó la fruta en el pueblo. Sabía que esos niños gamberros irían a buscarla para tirarla y pisarla.

Lo mismo ocurrió los siguientes días: no podía dejar la fruta en el pueblo para la gente porque los niños irían a tirarla. Fue entonces cuando todo el pueblo comenzó a preguntarse por qué el hombre había dejado de repente de traer MANZANAS GRATIS a la plaza del pueblo. Nadie había visto a los niños gamberros y sus intenciones de romper la fruta y, por tanto, no entendían que de repente el hombre dejase de traer las manzanas.

Fue entonces cuando empezaron a pensar mal de él porque ya no recibían la fruta a la que se habían acostumbrado. Decidieron, consecuentemente, formar un grupo de gente y subieron enfadados a la montaña para pedirle explicaciones al hombre de las manzanas.

Cuando llegaron a la casa de cristal y vieron como unas ardillas y unos pájaros se estaban comiendo la fruta CREYERON ENTENDER la razón por la que el hombre ya no bajaba a llevarles manzanas. Todos pensaron: ¡qué mala persona! ¡prefiere alimentar a estos animales antes que a los pobres del pueblo!

Nadie sabía la verdadera razón ni conocía la existencia de los niños que jugaban a la pelota y querían romper el cesto de fruta. Simplemente pensaron que ese hombre se había vuelto EGOÍSTA y MALVADO.

De repente, uno de ellos, movido por el enfado que tenía, lanzó una piedra grande a la casa de cristal y toda la casa se vino abajo (ya que la estructura era muy débil). La gente del pueblo se asustó y volvió montaña abajo consternados porque sabían que habían destrozado la casa del hombre de las manzanas. Como se sentían mal, siguieron repitiendo lo malvado que era ese hombre y que la casa rota no era más que SU MERECIDO.

Esa noche, al regresar el hombre de dar un paseo se encontró su casa COMPLETAMENTE DESTROZADA junto con una nota de quien había tirado la piedra a su casa.

Decía así: " Por egoísta y malvado. Por dejar de traernos manzanas para dárselas a los animales hemos roto tu casa ".

El hombre entendió que habían malinterpretado sus intenciones. Estaba claro que desconocían la verdadera razón. Sin embargo se enfadó tanto al ver cómo había quedado su casa que mandó arrancar sus árboles y decidió trasladarse a un país nuevo.

¿Cuál fue el error más grande en esta historia? ¿Los niños gamberros que jugaban al balón? ¿El hombre que prefería darle fruta a los animales? ¿El pueblo lanzando una piedra sin saber lo frágil que era la casa? ¿El hombre al marcharse a otro país?

La verdad es que depende a quién le preguntes.

¿Cómo quedó la casa? Destrozada.

¿Dónde se fue el hombre? Lejos.

¿Era el hombre egoísta y malvado? No.

La moraleja que extraigo de esta historia es..."no juzgues a los demás por sus apariencias, y mucho menos sin hablar con ellos".

Un fuerte abrazo,
Pablo García-Lorente

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