La Universidad de Pembroke es el punto de inicio de esta historia, el lugar en el que convergen las vidas de Laura, David y Sarah, y donde se origina un conflicto entre la pasión y la lealtad, el amor y la amistad. Relato de ese triángulo, La historia de la nostalgia también es la crónica de un viaje en el que el lector visitará los archivos polvorientos de las casas de Park Slope, Brooklyn, compartirá tertulias en el Café de San Marco de Trieste y recorrerá las carreteras de Croacia y Serbia hasta los confines más remotos del viejo continente, siguiendo el curso del Danubio de la mano de Claudio Magris. Hecha de realidad y ficción, de crónicas, diarios y entrevistas, La historia de la nostalgia traza la geografía sentimental de un territorio y un tiempo perdidos en la memoria, e intenta dar con la manera que nos permita aferrarnos a la vida sin que esta nos someta a asu voluntad, pues ¿cómo es posible mantenerse íntegro y noble, bueno, cuando el vendaval de la Historia azota sin piedad?
ImpresionesMe enfrento, en esta ocasión, a una de las reseñas más complicadas de cuantas me han surgido últimamente. Y no es para menos, habiendo exprimido el jugo de esa fruta madura que es la novela que todos deberíamos leer, al menos aquellos que se consideren capaces de penetrar en el mundo mágico y real que crea la autora, culta, muy culta, para deleite de quienes no rechazan la mezcla del amor con la Historia, la Filosofía, la Teología y otras muchas disciplinas de altura con el formato de novela.
Es cierto que el principio puede confundirse con el final, o sustituirlo, o intercambiar su posición y función. Es lo que tienen las historias cíclicas que adquieren la morfología del uroboros.
La elegante prosa y los cuidados diálogos podrían convertir la presente novela en una obra de culto si el trabajo editorial llevado a cabo por Catedral cuenta con el apoyo necesario para conseguir dicho objetivo. Sea este mi granito de arena.
Uno de los elementos que más me han fascinado de esta especial lectura ha sido el poder de la narración para trasladarte a lugares que conoces para volver a visitarlos con distinta luz, o bien visitar aquellos que no conoces sabiendo que empatizarás con lo que de ellos se cuente. Así, no extraña que las escasas referencias a Trieste inciten a la búsqueda de imágenes de la antigua ciudad imperial, la misma que ha cambiado de nacionalidad tantas veces a lo largo de los tiempos que es difícil afirmar que los cambios no vuelvan a surgir en el futuro. Trieste es el punto de partida para un viaje iniciático a los Balcanes, y podrán revivirse episodios de la última gran guerra de Europa, con especial protagonismo del cerco de Sarajevo a los innombrables acontecimientos vividos en Vukovar tras su rendición al ejército serbio.
Pero quizás el origen del argumento se encuentre en La montaña mágica, el sanatorio para enfermos de tuberculosis que manchó con tinta Thomas Mann sobre el papel de sus sueños para dar vida a Ludovico Sattembrini, no se sabe si basándose en el escritor con el mismo apellido que sirvió de modelo a muchos que tomaron su ejemplo.
Claro está que los personajes que prestan sus diarios para que la propia historia cuente la historia, singular y plural a un mismo tiempo, son todos protagonistas y personajes secundarios al mismo tiempo, y en ese trato delicado y cuidado que se les ofrece a todos reside uno de los mágicos atractivos de una novela inolvidable.
Personalmente, he empatizado con Claudio Magris y su forma de entender la vida. Su fuerza, sus ideas, su edad, le confieren las tablas necesarias como para crear el atractivo necesario para que Sarah Greenfield atraviese medio mundo para conocerlo y terminar de perfilar su tesis, la cual desarrolla una serie de ramas de gran extensión que alimentan las historias paralelas del amor infiel de la alumna con el profesor, la búsqueda de una peculiar cura por parte de su tía, la psicoanalista Emilia Sobesky y el prestigioso profesor de Pembroke Patrick Gardner ante la inacción de un David Goldman cuya esposa, Laura guarda un gran dolor en su corazón. Se trata de exorcizar demonios, como ya lo hiciera el rabino de Viena, amigo del abuelo de Gardner. Los retazos del ayer pueden seguir ardiendo en un futuro que se ha convertido en presente y la vida sigue su curso, con sus alegrías y dolores.
Atención a la explicación que se ofrece de los conceptos de "memoria implícita" y "memoria explícita", que sirven de ejemplo de frases muy interesantes que deberían ser apuntadas en un papel para ser utilizadas en cuanto surja la ocasión para hacerlo.
Setembrini también es el nombre de un establecimiento, el regentado por Estella, y no podremos evitar que los aromas que emanan de su cocina, reminiscencias de Italia, penetren en nuestras fosas nasales para convertirse en oficiales, en necesarios. Entrará hambre o, en su defecto, revolotearán mariposas en el estómago, y no por estados nerviosos de distinta procedencia. Comer, beber, y sobre todo, leer, pues para eso estamos aquí, reseñando y haciendo salvas a 464 páginas de puro placer literario.
El libro merece la valoración de MUY BUENO, pero no hay que confundirse. No es un libro que pueda o deba ser leído a la ligera. No es un libro de playa, no es un libro de mesilla. Es un libro que desconectar de la realidad y penetrar en sus secretos. Solo de este modo se disfrutará cada una de las carantoñas que nos regale.
Por último, recomiendo visualizar el documental "Voces de Vukovar", realizado por RTVE. Ahí lo dejo, y que el lector decida qué camino tomar.
Señores de la editorial Catedral. No cejen en su empeño y sigan publicando libros de la calidad de aquellos que robo en la librería ante la atenta mirada de mis libreras. En la Isla de Papel de Sevilla me aconsejan y me guían bien, demasiado bien y ustedes tiene la culpa de ello. Espero fervientemente concentrarme en la lectura de otro de los títulos de vuestras colecciones. Natalia, es un placer haberte leído.
Reseñado por Francisco Javier Torres Gómez