La historia de Prometeo

La mitología griega es una de las más fascinantes a la hora de indagar en la historia de sus dioses. Hoy en Fisgoneando les traemos la de Prometeo, uno de los titanes que, aunque pueda sorprender, no tiene equivalente en el panteón romano. Fue famoso por ser el amigo de los simples mortales, siendo suya la llegada del fuego al ser humano. Esto hizo enfurecer a Zeus, pues el fuego era un bien divino, así que lo castigó por toda la eternidad.

Zeus fue a Hefesto para comenzar su venganza. Le ordenó crear una mujer de arcilla, a la que una vez terminada le dio vida. Hermes, el mensajero de los dioses, por mandato de Zeus llevó a ésta nueva criatura ante Epimeteo, el hermano de Prometeo. La mujer era Pandora, portadora de una caja que guardaba todos los males que existían.

Epimeteo, pese a las advertencias de su hermano, se enamoró de ella profundamente, pero ésta abrió la caja liberando casi todo lo que había en su interior, lo único que permaneció en la caja fue la esperanza.

De ésta forma Zeus se vengó de Prometeo y de la humanidad, quien indirectamente entró en ésta disputa divina.

El castigo de Prometeo

Zeus volvió a llamar a Hefesto para que encadenase al titán en lo alto de una montaña, donde vivía un águila (símbolo de Zeus). El águila se comió el hígado de Prometeo que, al ser inmortal, regeneró el órgano. Éste castigo se repetía todos los días y así permaneció por muchos años, hasta que Heracles le liberó matando al pájaro.

Zeus no tomó represalias contra él, así que lo dejó partir. Como muestra de gratitud, le contó a Heracles dónde podía obtener las manzanas doradas de las Hespérides. Así se agrandaba la historia de las 12 pruebas. Pese a su liberación, el titán tuvo que cargar el resto del tiempo con un anillo unido a la roca a la que fue encadenado.