Creo que esta es la primera vez que cuento esto...
Lo he pensado muchas veces, pero esta es la primera vez que alguien lo escucha.
Os hablo de una de mis historias más queridas, de la novela bicolor; de uno de esos libros que no quieres prestar nunca, por si no te lo devuelven. Del viaje de Bastián Baltasar Bux...
Leí "La historia interminable" a una edad en la que ya era lo suficientemente mayor como para entenderla, pero también lo suficientemente pequeña como para soñar que lo que le ocurría al pequeño Bastián, me podía ocurrir también a mi. Siempre he tenido mucha imaginación, pero es que para mi la novela de Michael Ende era tan real como creía el propio Bastián.
Creo que por eso no he vuelto nunca más a leerla, porque guardo un recuerdo tan dulce e ingenuo de aquella lectura que temo que al acercarme a ella de nuevo, con ojos adultos, me estropee esa visión mágica. Quizá el truco consista en volver a leerla con la mirada de aquella niña.
Sé que muchos dirán que, realmente, no es una novela de viajes sino de fantasía. Pero, ¿qué es la fantasía sino un viaje de la imaginación donde, una vez más, "lo importante no es llegar sino ir"? El propio autor afirmaba que el protagonista de su historia, para encontrarse a sí mismo, debía darle la espalda al mundo real (donde nada tenía sentido) y adentrarse en un mundo fantástico cargado de significado. No me imagino mayor aventura que la búsqueda de uno mismo a través de un viaje en el que todo está por descubrir... y por construir.
Plagado, además, de personajes míticos, como aquella Vetusta Morla que nos sacaba de quicio con su filosofía de vida, pero cuyas palabras escondían una gran verdad (y quizá por eso nos molestaba tanto, porque en el fondo sabíamos que eran verdad):
Todo se mueve en círculos.
Lo que aparece debe desaparecer, y lo que nace debe morir.
Todo pasa: el bien y el mal, la estupidez y la sabiduría, la belleza y la fealdad.
Todo está vacío. Nada es verdad.
Atreyu, Fújur, Ártax, la Emperatriz Infantil, los dos colonos, el Oráculo del Sur y sus tres puertas mágicas, la Nada, Gmork, la Torre de Marfil, el Viejo de la Montaña Errante, Graógraman ...
- ¿Qué significa? -preguntó- "HAZ LO QUE QUIERAS"? Eso quiere decir que puedo hacer lo que me dé la gana, ¿no crees?
El rostro de Graógraman pareció de pronto terriblemente serio y sus ojos comenzaron a arder.
- No -dijo con voz profunda- Quiere decir que debes hacer tu Verdadera Voluntad. Y no hay nada más difícil.
- ¿Mi Verdadera Voluntad? -repitió Bastián impresionado-. ¿Qué es eso?
- Es tu secreto más profundo, que no conoces.
- ¿Cómo puedo descubrirlo entonces?
- Siguiendo el camino de los deseos, de uno a uno, hasta llegar al último. Ese camino conducirá a tu Verdadera Voluntad.
- No me parece muy difícil -opino Bastián.
- Es el más peligroso de todos los caminos -dijo el león.
- ¿Por qué? -preguntó Bastián-. Yo no tengo miedo.
- No se trata de eso -retumbó Graógraman-. Ese camino exige la mayor autenticidad y atención, porque en ningún otro es tan fácil perderse para siempre.
Parece ser que el propio proceso de creación de la novela fue, en sí mismo, una verdadera historia interminable. Desde que Ende apuntara en un papel aquello de "Un niño toma un libro, se encuentra literalmente dentro de la historia y tiene problemas para salir" hasta el momento en que le dijo a su editor que Bastián se había negado a salir de Fantasía, y era su deber como autor el seguirle en sus viajes...
"Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión..."
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