El dinero nace ligado al comercio, que surge por la necesidad de adquirir una serie de cosas que otros poseen. La forma común de comerciar era el sistema del trueque, intercambiando directamente bienes y servicios por otros. Por ejemplo, si un ganadero se dedica a criar cabras y necesita trigo para hacer pan, pero la persona que cultiva trigo no necesita ninguna cabra, el intercambio directo no es posible en este caso. En cambio, un herrero sí podría querer una cabra para comer, aunque el ganadero no requiere de las herramientas fabricadas por el herrero, pero el cultivador sí necesita de herramientas para su trabajo.
En este ejemplo se ve que hace falta un nexo común que los una a todos y que permita el intercambio de todos esos bienes y servicios. Ese nexo es el dinero, que facilita todas esas transacciones comerciales de una manera fácil y sencilla, favoreciendo de este modo la expansión del comercio.
A través de este supuesto nos podemos hacer una idea de cómo surgió la necesidad del dinero, si bien, el dinero usado en sus inicios no tiene nada que ver con el que conocemos en la actualidad. Las civilizaciones han adoptado distintos bienes para realizar la función de dinero a lo largo de la historia: el trigo, la cebada, arroz, conchas, metales (oro, plata,…) y piedras preciosas, hasta incluso el alcohol ha servido para realizar intercambios por otros bienes y servicios.
Con el paso del tiempo, el oro y la plata se afianzaron como dinero debido a su valor aceptado mundialmente, la facilidad de transportarlos respecto a otras soluciones y a que son metales que conservan sus propiedades a lo largo del tiempo. Para garantizar o certificar que un trozo de metal contenía una cierta cantidad de oro o plata, se comenzó a su acuñación, como una certificación, por parte de entidades reconocidas (gobiernos, bancos), que avalaban el peso y la calidad de los metales que contenían.
Las primeras monedas que se conocen, se acuñaron en Lidia, la actual Turquía en el Siglo VII a. C. De acuerdo con Heródoto, el pueblo lidio fue el primero en introducir el uso de monedas de oro y plata, y también el primero en establecer tiendas de cambio en locales permanentes. Se cree que fueron los primeros en acuñar monedas estampadas, durante el reinado de Giges, en la segunda mitad del siglo VII a. C. Otros numismáticos remontan la acuñación a Ardis II. La primera moneda fue hecha de electro (aleación de oro y plata), con un peso de 4,76 gramos, para poder pagar a las tropas de regularmente. Los romanos establecieron una paga fija para sus soldados, llamada solidum, de ahí viene la denominación del pago por trabajo, el sueldo. También en épocas pasadas, en algunos casos, se pagaba en especias, una de las más codiciadas era la sal, de aquí tenemos en nuestro idioma la palabra salario, para referirse a la cada vez menos habitual en estos tiempos de crisis paga mensual.
Poco a poco con la evolución del comercio y la economía, los estados comenzaron a emitir billetes y monedas que daban derecho a su portador a intercambiarlos por oro o plata de las reservas del país.
Desde 1973 hasta nuestros días, el dinero que hoy usamos tiene un valor aceptado por los demás habitantes de un país o zona económica, como forma de intercambio. Las autoridades monetarias y Bancos Centrales no pretenden defender ningún nivel particular de tipo de cambio, pero intervienen en los mercados de divisas para suavizar las fluctuaciones especulativas de corto plazo, con el objetivo de mantener la estabilidad de precios y evitar situaciones como la hiperinflación, que hacen que el valor de ese dinero se destruya, al desaparecer la confianza en el mismo o la deflación.
La creación del dinero
En los sistemas económicos actuales, el dinero es creado por dos procedimientos:
* Dinero legal, es el creado por el Banco Central mediante la acuñación de monedas e impresión de billetes (dinero como efectivo).
* Dinero bancario, es el “creado” por los bancos privados mediante la anotación en cuenta de los depósitos suscritos por los clientes.
La cantidad de dinero creada es medida mediante los agregados monetarios.
Cuando se habla de dinero creado por parte de los bancos privados, realmente estos no lo crean, lo que existe es una conversión de dinero legal al llamado dinero bancario con una relación de 1 a 1. Esta expresión se debe a que los bancos tienen un compromiso de pago inmediato, en dinero legal (billete y monedas), con sus clientes depositantes, es decir, es una deuda fácilmente liquidable diariamente (vencimiento diario). Esto crea la sensación de que el banco tiene el 100% de nuestro dinero guardado, pero en realidad no es así. Cuando un cliente consulta su cuenta y ve su saldo, lo único que está viendo es una anotación contable de lo que le debe el banco a él, ya que, el banco ha prestado parte del dinero de todos sus depositantes a otro cliente a través de un crédito, o también puede estar invertido en bonos o acciones de empresas. El banco debe tener una reserva de dinero en efectivo para hacer frente a sus compromisos de pago, el resto de activos son bonos, acciones, hipotecas, créditos, oficinas, etc., que se podrán convertir a dinero en mayor o menor medida (liquidez del activo). En el sistema actual, tras la crisis de 2008, hemos asistido a la quiebra del sistema bancario al agotarse los fondos de reserva y no poder hacer frente a los pagos. De este modo, para intentar evitar la quiebra de los bancos, debido a estos pánicos, hemos visto que varios bancos han sido rescatados por los gobiernos y bancos centrales para evitar el descalabro económico, lo que nos ha llevado a una situación de grandes problemas sociales.