¿Alguien se ha preguntado alguna vez el porqué del título de este blog: Detrás de un escrito? No es la primera vez que lo utilizo y no está elegido al azar. De hecho, fue una idea luminosa que tuve hace tiempo y ya en otro de mis blogs lo usé como categoría en la que iba incluyendo las entretelas que se tejen detrás de las historias y que el lector nunca llega a conocer.
Hace unos días, David F. Cañaveral me propuso un intercambio de entradas sobre la historia de nuestras historias (de ficción, claro) y la idea, cómo no, me encantó: venía como anillo al dedo a este Detrás de un escrito que evoca esas pistas extra que encontramos en los DVds de películas bajo el título de Detrás de las cámaras.
Acepté encantada, por supuesto, y hoy es él quien visita este blog y nos cuenta las entretelas de su novela El triángulo escaleno. Dentro de poco seré yo la que visite su blog y cuente allí los entresijos de mi serie Carter & West.
Ahora ya sólo queda que le ceda la palabra a David. Espero que el lector disfrute el texto tanto como yo lo he hecho y sacie su curiosidad sobre la historia de El triángulo escaleno.
La historia detrás de las historias
¿Recuerdas cuando en el colegio nos hablaban del ciclo de la vida?
Ya entonces, aunque no nos percatáramos, aunque no fuera intencionalmente, estaban narrándonos una historia. Todo ciclo es una historia: principio, nudo y desenlace. Pero… ¿acaso un ciclo no es algo periódico? En ese caso, ¿cuál es el inicio?, ¿cuál es el fin?
El escritor posee su propio ciclo vital. Sus obras, por supuesto, también tienen el suyo. En ese ciclo, tanto en el de la obra como en el del autor, la publicación es un punto crucial. Es el eje del ciclo. Porque publicar es, a la vez, una conclusión y un comienzo (más aún, créeme, si te has convertido en tu propio editor). En ese momento, te das cuenta: si todo ciclo es también una historia, ¿cuál es la historia de la historia que pretendes narrar?
Si pienso en mi novela, en la historia detrás de las historias que sus páginas relatan, ¿cuál fue el inicio? ¿Dónde empezó todo? Debo confesar: ya apenas lo recuerdo. He recorrido un largo camino. Sí sé que la idea surgió a partir de un libro sobre psicología, al cual llegué en un momento muy malo de la vida, tras la muerte de alguien muy próximo. Lo que leí en ese ensayo avivó algo dentro de mí. Enlazó una serie de ideas inconexas que danzaban en mi mente y que, de algún modo, yo sospechaba que estaban relacionadas. Igual que Gabriel, uno de los personajes más importantes de mi novela, empecé a conectar retazos de universos que parecían distantes, pero que se hallaban íntimamente entrelazados. La imaginación me salvó de una realidad que, por aquella época, no era nada agradable. Y, poco a poco, fui tejiendo los filamentos que, a su vez, tramarían un gran mimbre.
¿Cuándo escribir?
Ya tenía la idea, el argumento, la estructura y la energía. Pero ¿cuándo escribir? Esta era una historia compleja que, en realidad, contenía tres historias interrelacionadas. Requería investigar sobre muchos asuntos. Me topé con dudas y retos que superé del mejor modo posible. Los medios a mi alcance eran limitados. Pero mi empeño crecía sin cesar.
Escribí mi novela en vacaciones. Es cierto: era el tiempo que tenía. Veranos, navidades y semanas santas. Pero siempre con un ojo, con una neurona, puesta siempre sobre esos montones de notas, letras, páginas y archivos que aumentaban cada vez más. Alcanzar la armonía en una novela trabajada de ese modo era fundamental.
Llegó un punto en que supe que sólo tenía dos opciones ante mí: darlo todo y atreverme a llegar al final del camino (¡al clímax de mi propia historia!), o continuar demorándome. La elección era evidente. Me esforcé al máximo. Y nació El triángulo escaleno. Mi primera novela de fantasía era, al fin, una realidad.
¿Qué es El triángulo escaleno?
¿Qué es El triángulo escaleno? O, en otras palabras, ¿cuáles son las historias que surgen de la historia como escritor que acabo de resumir? El triángulo escaleno se compone de tres historias, en tres épocas y lugares distintos, protagonizadas por unas mismas almas, que se van reencarnando a lo largo de los siglos. Y aprenden que, pase lo que pase, sin importar las circunstancias, siempre nos reencontramos con quienes son nuestras almas gemelas. Porque todos nos encontramos en un mimbre en el que el karma de nuestras acciones, de nuestro libre albedrío, marca nuestros destinos. Así, se cruzan tres historias: un hallazgo científico en Lanzarote en 2007; una búsqueda sin parangón en un reino del siglo XV; y una guerra en un desierto futuro.
Como escritor, alcanzas así ese punto del ciclo en el que el final se mezcla con el principio. Porque el final que tienes ante ti es esa novela que tantos años te ha costado escribir (si bien, como sospecharás, luego viene un ciclo igual de arduo, que es la edición). Pero ese final, como la conclusión de tantas buenas historias, te evoca a aquel principio, al inicio de tu historia como escritor, a la historia de las historias que deseas narrar.
Y así fue. Porque El triángulo escaleno, todos sus capítulos, sus párrafos, sus palabras; no son sino la forma que ha tomado aquella idea, aquella chispa inicial, que brotó dentro de mi imaginación, cuando, en una muy mala época, la lectura era el alivio de la realidad. Pues, querido lector, aunque perdamos a las personas, a nuestras almas gemelas, existe un modo mágico en que ellos no nos abandonan nunca. Y nos los volveremos a encontrar. Y ese es el fantástico secreto de mi novela. De eso, en definitiva, te hablará.
Espero que desees descubrir los universos de fantasía de El triángulo escaleno. Y que nos reencontremos en sus lados, vértices y ángulos. ¡Muchas gracias!
David F. Cañaveral (1983) reside en la localidad de Aranjuez. El triángulo escaleno, obra fruto de cinco años de trabajo, es su primera novela publicada.