Revista Cultura y Ocio

La Historia Interminable, por suerte

Por Siempreenmedio @Siempreblog

La tan consabida frase de “este escritor crea en sus novelas un mundo propio” le viene al pelo a Michael Ende, autor de dos grandes clásicos de la literatura juvenil: Momo y La Historia Interminable. Esta última es mi libro favorito y, de hecho, me lo autoreceto como terapia cada cierto tiempo. Portadas de diferentes ediciones de La Historia Interminable.Cuando lo leí, me embargaron esas letras capitales y esos textos de diferentes colores y, sobre todo, la imagen de un niño regordete, Bastian, que se ve inmerso en una aventura apasionante desde el desván de su colegio, de esas que, una vez concluida, te dan esa sensación de “ya está, me puedo morir ahora mismo, he vivido”. El éxito del libro llevó a la película (e incluso a una trilogía) que, no podía ser menos, se quedó en mero entretenimiento, pero entretenimiento al fin y al cabo. La coproducción entre Alemania del Oeste y Estados Unidos creó la visión cinematográfica de la historia en 1984 y dejó para el imaginario colectivo una canción principal, interpretada por el inglés Limahl, que a mí me recuerda, cada vez que la escucho, cierta época de hombreras y pantalones de pitillo… Algo que sí reprocho a los creadores de la película es que Bastian no sea ese niño regordete, decisivo en la historia, con el que tantos niños, de dimensiones similares, nos sentimos identificados.

Si quieren soñar…lean el libro.

Si quieren pasar un rato entretenido…vean la película. Aquí tienes el trailer: http://www.youtube.com/watch?v=AiLGGTbRNOY

 


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