Muchas historias se escribieron pero los datos históricos coinciden en el origen de Espartaco, afirmando que era de Tracia. Sin embargo, las fuentes no aseguran que hubiera nacido allí.
En la antigüedad los combates donde se presentaban los gladiadores, eran diferentes: galos y tracios. Armaduras, movimientos y estilos, marcaban las distintas formas de combatir. Fueron los ludus (escuelas de combatientes), quienes definieron el estilo de las luchas en el siglo I de acuerdo a su físico y no a su origen. Esta es una de las posibles razones por las cuales Espartaco pudo haber nacido en cualquier lugar del Imperio Romano, pero también fuera de él. Dudas que también recaen sobre su nombre, además de su lugar de nacimiento.
En el año 73 a.C., un grupo de setenta gladiadores entre los que estaba Espartaco decidieron fugarse, pero fueron descubiertos y lucharon contra los soldados hasta con utensilios de cocina, pero fueron capturados y esclavizados. Junto con otros prisioneros consiguieron escapar y llegar al monte Vesubio donde se escondieron. Nombraron como jefe a Espartaco y fueron conocidos como los rebeldes de Capua o esclavos del Vesubio. Considerados un problema para la policía, pero no para los gobernantes del Imperio. El grupo estaba integrado por 2.500 hombres, que fueron sitiados por el pretor Cayo Claudio Glaber quien buscaba la rendición de los esclavos. Escapando del volcán Espartaco y sus hombres sorprendieron y mataron a los legionarios, triunfo que aumentó el número de personas que se unieron por miles a su grupo. Estaban en contra de la opresión que vivían los campesinos, por la grave situación económica y Espartaco logró un total de 70.000 hombres a quienes entrenó.
El Senado romano estaba preocupado por los saqueos que provocaban en las ciudades y envío al ejército, que derrotó a gran parte de los rebeldes. Ante ello, Espartaco luchó hasta vencerlos y su fama creció en Roma, convirtiéndose en una amenaza para el Imperio. La misión de derrotar al líder de los esclavos, fue otorgada por el Senado al general Marco Licinio Craso, que era el hombre más rico de Roma. Lo respaldaban sus antecedentes de la victoria de Puerta Colina en el 82 a.C., clave de la llegada del dictador romano. Un hombre que perdió todo en la guerra civil y que se apoderó de las propiedades de los condenados a muerte, recuperando así su fortuna. Misión con la que Craso pretendía posicionarse, para ganar las elecciones y llegar a ser cónsul. En el enfrentamiento con Espartaco fue derrotado y castigó a sus legiones con una antigua pena. Dividió a los soldados en grupos de diez, ordenando la ejecución de uno de ellos a garrotazos por los otros nueve. Una medida de los códigos militares que ya no se usaba, y que provocó un gran miedo en los soldados hacia Craso.
El ejército de Craso se sintió humillado, cuando se conoció la noticia de que Espartaco hizo luchar a los prisioneros como gladiadores, hasta la muerte en Juegos funerarios honrando a Crixo. Decidieron luchar con más fuerza contra Espartaco, motivando esto las victorias de Craso en el año 71, obligando a los rebeldes a marcharse al sur de la península. En su desesperación, el gran gladiador quiso pactar con el general romano temiendo por su vida, pero éste se negó. Los soldados de Espartaco desertaron y su ejército se desvaneció, decidió entonces luchar hasta la muerte con los hombres que permanecían a su lado. Combatieron en la conocida como Tercera Guerra Servil, hasta que Craso logró la victoria total sobre los esclavos. El destino de Espartaco se desconoce, porque aunque muchos afirmaban que lo vieron caer en la lucha, el general romano no encontró su cuerpo.
Después de su triunfo, Craso no fue premiado como esperaba porque no había combatido contra otro Estado, sino con una tribu. Enfadado decidió celebrar su victoria con un espectáculo diferente, que logró estremecer por su crueldad. Utilizó un método ancestral de castigo para los esclavos y crucificó a los 6.000 prisioneros de Espartaco, incluidos mujeres y niños. Colocó las cruces en el camino entre Capua y Roma donde había comenzado la rebelión. Los viajeros vieron a los seis mil esclavos agonizando hasta la muerte, por haberse opuesto al poderío de Roma. Una historia desvirtuada en muchas ocasiones, confirmada así por los historiadores entre las demás.