Revista Medios
Laurentino Ruesga, autor de numerosos e interesantes trabajos sobre nuestra tierra, en los que me fijo para una nueva lectura de la historia, al hablar de Julióbriga, acude a la cita que del mismo lugar hace González de Echegaray en su libro “Los Cántabros”, y donde parece dejarlo localizado definitivamente. En el esbozo histórico publicado por “Altamira”, hace alusión a las ciudades cántabras que menciona Ptolomeo: Orgenomesco y Moroica, de las que nada se sabe; Concana, cuyo emplazamiento coincidiría con Santillana del Mar; Octaviolca, en las proximidades de Mataporquera; Vadinia, situada al nordeste de León, tal vez en la zona de Riaño-Cistierna y los discutidos emplazamientos de Vellica y Tamárica. Unos historiadores sitúan a Vellica en Álava, otros en Medina de Pomar. A.Shoulten, en su libro “Los Cántabros y Astures y sus guerras con Roma (1934), hace referencia a Monte Cildá, junto a Olleros de Pisuerga, precisamente, la opción por la que se decanta Laurentino en este breve ensayo, profundo conocedor de la historia y el devenir de estas comarcas. Pero no se detiene ahí la duda sobre su ubicación. El Padre José M.Solana, sugiere su emplazamiento en el curso alto del Río Pisuerga, en torno a Peñalabra. El Padre Sota, identifica en 1681 Camárica con Camargo, simplemente por su similitud fonética. Pero ni la opinión de E.Flórez, que sitúa Camárica en Velilla de Guardo, por la descripción que hace Plinio de las “Fuentes Tamáricas”, y que parece la más correcta, deja sentados los ánimos de otros investigadores. En 1872, M.Assas, en su “Crónica de la Provincia de Santander”, basándose en un documento del Cartulario de Santo Toribio, identifica Camárica con Cambargo, en Liébana. Dice Laurentino que esta teoría no tuvo muchos seguidores. Pero estimo que no importa el número de seguidores. Importa la duda que se crea. Sucede que, en la lucha tenaz de quienes pretendemos contar al mundo nuestra importante historia, no hay fuentes seguras, no puede decirse esto fue así y aquí pasó; puede llevarnos a la duda un investigador que, versionando su tesis en cualquiera de las fuentes a las que todos acudimos en busca de caminos más o menos seguros, aporte alguna prueba nueva apoyada en hallazgos e investigaciones posteriores. Las estelas funerarias encontradas en Ruesga, utilizadas como piedra de construcción en la antigua “casa del diezmo”; Las estelas romanas de Resoba, donde se lee la letra CAM; la tábula de bronce hallada en Dehesa de Montejo, en cuya placa aparece la palabra CAMAR y, sobre todo, el importante castro cántabro encontrado en Santibáñez de la Peña, van aportando datos significativos e inequívocos que nos van acercando un poco más a la verdadera historia. Para Peralta Labrador, que hace la lectura de tan importante descubrimiento, Camárica se encuentra en el entorno de Cervera de Pisuerga, lo que da pie a considerar en serio la teoría de Shoulter, que sitúa a Vellica en el Monte Cildá. Para los historiadores no es plausible la idea de situar tan próximas entre sí dos ciudades cántabro-romanas. Pero todos estos estudios y divagaciones, ante la ausencia de una investigación más rigurosa, para nada dejan asentada definitivamente la historia que no vimos. Para saber más: "Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería", de Froilán de Lózar, Editorial Aruz, 2ªedicc, Julio de 2009