El increíble rescate de una persona en medio de un turbulento desborde por parte de un obrero ha quedado en la historia como uno de los actos de valor desinteresados. La imagen muestra a un hombre común, desconocido hasta el momento; olvidándose de su seguridad personal y arriesgándose para salvar la vida de un desconocido. Eso me pone a reflexionar y buscar las lecciones de esta imagen. Como motivacionista me he sentido chasqueado por la incapacidad de muchos de no hacerse cargo de su vida. Solo viven viendo y respirando negatividad. Se han convertido en predicadores de “que nada vale la pena”. Pero una de las leyes de la vida es que “tienes que servir de luz para los que andan en oscuridad”. Vivimos en un mundo egoísta. Una sociedad en que “lo que yo creo es lo único y mi vida es mía”. No. Nosotros somos el resultado de las ideas e influencias que recibimos y asimilamos. Como cristianos o personas que desean el bien, deberemos tomar lo que tenemos y lanzarnos al “rescate” de muchas personas, conocidas o no, que se están ahogando en las turbulentas aguas de la depresión, el derrotismo y la insipidez vital. He aprendido a no esperar que me agradezcan todo lo que haga. Es más, he recibido burla de mis compañeros, alumnos y socios al seguir mis sueños y querer compartirlos con ellos. Pero hay que mantenerse fijo. El rescatista si hubiese pensado solo en el agradecimiento no habría hecho lo que hiso. Solo hay que actuar y punto. Si puedes ayudar a alguien, hazlo. No esperando que te lo agradezca o recompense, sino porque es tu deber y placer hacerlo. Facebook y otras redes sociales solo han sido usados para exaltar nuestro egoísmo y deseo de llevar vida. Pero esta en nosotros hacer un cambio. Expresa palabras de aliento a quienes la necesita. Comparte experiencias positivas. Preocúpate por los demás. Conviértete en un rescatista.
Ahora la otra enseñanza. Dios se lanzo a las turbulentas aguas del mal, la corrupción, la ingratitud que asolan a la humanidad. En el hombre de la foto estaba sujeto de un arnés y una soga que en cualquier momento podrían ceder y precipitarlo junto a la víctima a las turbulentas aguas. Jesús permitió que lo sujetasen de una cruz, sufriendo lo que cualquier ser humano podría sufrir y más. Arriesgándose a caer de la gracia. Pero no le importo. Tenía en su vista un propósito: restaurar a los que por la aceptación de su amor lo aceptasen. Jesús no calculo la cantidad de “Likes” de la humanidad; el no los necesita. Solo pensó que debía ser el lazo de salvación que una a los pecadores con el Dios de amor celestial. Yo soy racionalista. No llevo una vida espiritual que pueda, ni me interesa, sea ejemplo. No sigo denominación religiosa, pienso que todos lo saben; pero al ver cosas como esta y lo que los evangelios ensenan, no puedo negar que Dios está por encima de las etiquetas y los dogmas. Dios está por encima de los pensares que escojamos. Estos no lo limitan ni lo imposibilitan. Dios solo obra cuando le pedimos y dejamos que obre. Dios es el obrero celestial que se lanzo del cielo para salvar a una humanidad que se está ahogando en las aguas de los problemas, maledicencias, depresiones; pecado… Es bueno que se piense.