La Hna. Cecilia María de la Santa Faz, una carmelita descalza, hasta hace poco, desconocida, del Monasterio de Santa Teresa y San José de Santa Fe (Argentina), saltó, en junio de este año, a los medios de comunicación, y se hizo viral en las redes sociales, cuando estaba a punto de morir de un cáncer. Era una monja, como tantas, dedicada a la vida contemplativa. Pero Cecilia tenía algo especial: su dulzura y su permanente sonrisa. Llegaron a decir incluso que había muerto sonriendo. Lo que sí es cierto, es que vivió sonriendo, y su sonrisa no se borró ni siquiera ante la perspectiva de una muerte prematura y dolorosa.
Ahora, nos llega este relato, que compartimos, sobre su persona. Es una entrevista a la Madre María Magdalena de Jesús, la priora de su monasterio. Recogemos las palabras finales de la misma, e invitamos a leer todo el texto en este enlace.
¿Cuál es el legado de Cecilia María para el Carmelo?
Que el camino para encarnar nuestro carisma, que es el de la amistad con Cristo y el del “amor de unas con otras”, es el de la “dulce obediencia” como le gustaba llamarlo y el de la humildad de un corazón que es capaz de dejarse amar sin resistencias.
Y al Carmelo nos dejó un llamado apremiante: que seamos escuela de humanidad, en la que nuestro corazón con todo lo humano que tiene pueda ser reconocido y acogido, para que podamos asumirlo y vivirlo con Cristo y desde Cristo, y llegar a ser verdaderamente contemplativas.