La homeopatía unicista hahnemanniana

Entre las diferentes corrientes de homeopatía una de las más importantes en la actualidad es la homeopatía unicista hahnemanniana. Esta línea homeopática se basa en los descubrimientos de Samuel Hahnemann. En el desarrollo de sus teorías Hahnemann procedió por medios experimentales en lo que se conoce como “Ley de similitud”. Para administrar medicamentos naturales Hahnemann aplicaba una dosificación medicinal y evaluaba los cambios suscitados en un período de tiempo determinado. En función de los cambios sintomáticos que se hubieran manifestado en el tiempo transcurrido bajo la primera medicación se considerará la posibilidad de mantener la misma medicación o modificarla.

Una de las características más valoradas de la homeopatía unicista hahnemanniana es su enorme poder curativo sin efectos secundarios (como sí sucede con la medicina alopática). Por otra parte, los remedios que se suministran en la homeopatía unicista hahnemanniana son tan seguros que pueden ser aplicados perfectamente en tratamientos a bebés y a mujeres embarazadas. La curación en la homeopatía unicista hahnemanniana se lleva a cabo con la administración de unos pequeños glóbulos. Las dosis de glóbulos en esta terapia son de solo 1 gr. Cada tubo pose unos 200 glóbulos y para obtener todos los efectos de ellos deben dejarse disolver debajo de la lengua. La homeopatía unicista hahnemanniana se diferencia de otras corrientes justamente por la aplicación de glóbulos (mientas que en el resto de las corrientes homeopáticas se ofrecen gránulos).

La homeopatía unicista hahnemanniana es diferente a otras terapias médicas tradicionales por el hecho de que antes de probar una medicación el médico escucha al paciente. La escucha, en el marco de la terapia unicista, tiene un lugar muy importante para evaluar los cambios que se van produciendo en el estado psico-físico de cada paciente en particular y es la principal herramienta para tomar decisiones terapéuticas.