Revista Educación

La hora de la verdad

Por Soniarotger @soniarotger
La hora de la verdad
Hoy mi hijo está viviendo uno de esos días que probablemente no olvide jamás. Tiene que decidir si se viene a vivir conmigo a Gerena o se queda en Barcelona con su papá, tal y como había decidido inicialmente.
¿Qué ha sucedido en su cabeza y en su corazón para que días antes de formalizar matrícula en el nuevo colegio de Barcelona, tenga serias dudas sobre esa decisión inicial? Solo él lo sabe.
Hoy le dan las notas y sabremos si pasa a tercero de Eso o repite segundo. En cuanto sepamos algo esta tarde, él tendrá que decidir.
Llevo toda la mañana con una sensación de vértigo. Me siento responsable de que esté viviendo una situación tan difícil...tiene 14 años...y es la primera encrucijada de su vida.
Fué una suerte que justo el día que se me sinceró llorando expresándome sus dudas, yo hubiera leido esto:
"El amor nunca muestra una direccion a seguir porque sabe que conducir a una persona por un camino que no sea el suyo es encaminarle por una senda que nunca será adecuada para él"
Leo Buscaglia
Y añade la autora
"Cuando se desea apoyar al niño en el seguimiento de la propia dirección, nos sentimos implicados en su éxito y no tenemos claro lo que es un acto de amor"
"¿Qué desea recibir el niño de sus padres en estos momentos difíciles?"
El ejemplo del libro estaba relacionado con decisiones menos trascendentes pero me ha servido para saber que lo que tenemos que hacer, su padre y yo, es quitarle la presión que ahora mismo lleva en sus hombros para que pueda tomar la decisión LIBREMENTE, no para NO perder el amor de uno de los dos.
Le he acompañado al que sería su Instituto con la convicción de que debía estar callada. Yo podría ser hoy el más grande obstáculo para garantizar esa libertad que se merece.
Las instalaciones, comparadas con los colegios donde él ha estudiado, no son muy atractivas... y cuando intentaba mirar con sus ojos, sentía esa desilusión... no es un patio bonito, es un patio, punto.
Mi bocota tenía que abrirse y soltar alguna máxima de las mías. Hice referencia a que lo importante es el interior y no lo externo..me miró a los ojos y me dijo tranquilo: Mamá, ya lo se. No fastidiado sino más bien como queriendo tranquilizarme él a mi.
En ese momento he sabido que no siento vértigo porque nuestro vínculo haga que nos transmitamos sensaciones... el vértigo es mío, el miedo es mío.
Hoy, me impongo permanecer callada... ni más amorosa, ni más complaciente, solo voy a estar para abrazarle, si quiere, decida lo que decida.
Si se queda aquí, estoy más preparada que hace un mes para poder educarle en el respeto, la aceptación y la libertad.
Llegó el momento de la verdad.

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