Que las FARC hayan hecho público en una entrevista concedida a ANNCOL que están dispuestas a pedir perdón, no es un anuncio de poca monta.
“Yo no tengo problema en decirle a una señora, a una familia: ‘siento el dolor que le hemos producido con la muerte de su ser querido.’ Pero esto es mucho más complejo”. Pablo Catatumbo
La reticencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia de reconocer que existieran otras victimas diferentes a las victimas del paramilitarismo y del terrorismo de estado o que sus victimas son insignificantes en comparación con la de los demás actores del conflicto, era una bofetada que las FARC le daban a las personas que le dan un margen de confianza al gobierno.
El desdén a reconocer que como parte del conflicto, las FARC han sido generadores de victimas civiles ha sido el mejor combustible de las fuerzas de derechas, lideradas por el ex presidente Álvaro Uribe.
Uribe tiene un discurso de odio que es sin embargo efectivo en las elecciones. Fue elegido tras el rechazo al fracaso proceso de paz adelantado por el Gobierno de Andrés Pastrana, prometiendo el aniquilamiento de las FARC y pudo ser reelegido con la misma fórmula.
Si bien es cierto que éste hizo otro tanto igual o peor al rehusarse a reconocer las víctimas por parte de los Agentes del Estado en la ley de víctimas, su discurso vende la idea de que el Proceso de Paz adelantado por su sucesor, Juan Manuel Santos, es uno en el que una de las partes se le concede todo sin que exista ningún reconocimiento de su parte de responsabilidad en un conflicto de más de 50 años.
De concretarse esta promesa junto al anuncio por parte de la delegación gubernamental de incluir a un representante de las víctimas del conflicto al momento de discutir este punto de la agenda podría reavivar la esperanza de un proceso que tiene muchos detractores.
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