España está políticamente bloqueada, en un callejón sin salida. El gobierno no tiene credibilidad y sigue siendo sospechoso de corrupción, a pesar del desmentido drástico de su presidente, Mariano Rajoy, mientras que la oposición socialista, consciente de que fracasó en el pasado y, bajo Zapatero, condujo a España hasta el fracaso, la pobreza y el desprestigio internacional, sabe que no puede ganar unas elecciones normales y quiere aprovechar la crisis de la derecha para provocar unas elecciones dominadas por la venganza, la histeria y la confusión, único ambiente en el que puede ganar y regresar al poder. Pero la solución de España no es ya la vieja receta de la alternancia porque la oposición seria un remedio todavía peor que el desastroso gobierno del PP. La única solución democrática y decente consistiría en un "Harakiri" responsable de los políticos que controlan el sistema, en la disolución de partidos políticos desprestigiados y abrasados por la corrupción y el fracaso y en la apertura de un "proceso constituyente" del que debería surgir un sistema verdaderamente democrático, con los poderes del Estado independientes, con una ley igual para todos, con castigo para los delincuentes, sin la asquerosa impunidad que disfrutan hoy nuestros políticos y con partidos y gobiernos controlados y con su poder limitado por una ley justa que obligara a los políticos a ser honorables y decentes. --- Del mismo modo que el franquismo agotado se hizo el "harakiri" voluntariamente para dejar paso a un nuevo sistema mas justo y decente, los actuales grandes partidos políticos de la falsa democracia española, ante la constancia de que el sistema está agotado y agonizante, deberían suicidarse para dejar el paso libre a la regeneración y a la decencia.
Sin embargo, el grado de vileza que han acumulado los actuales partidos políticos y sus políticos profesionales no permite esperar que se suiciden voluntariamente, a pesar de que el sistema que representan no sólo está agotado y en espantosa agonía, sino que, además, apesta a corrupción y abuso de poder, esparciendo su podredumbre hasta los últimos rincones de la nación española.
Las Cortes franquistas, sin la menor duda, demostraron tener más decencia y sentido de la Historia que los actuales representantes de la falsa democracia, incapaces de desaparecer y realizar voluntariamente el sacrificio que España necesita para acometer la regeneración de su política y de su convivencia. Esa amalgama agotada y decadente de partidos políticos adscritos a una falsa democracia en la que no hay poderes separados ni una ley igual para todos, ni castigo para los corruptos y ladrones, entre los que sobresalen el PP, el PSOE, IU y los distintos nacionalismos que siembran el odio a España, preferirán agotar su agonía hasta provocar irresponsablemente que el fin de su "régimen" abusivo se produzca como consecuencia de una rebelión pupular contra la indecencia, la ignominia y la saturación de corrupción y asco.
La salida del actual atasco político de España, con un gobierno en el poder que carece de credibilidad y de prestigio suficientes para acometer reformas y liderar el cambio, no es votar a la oposición para que sustituya al gobierno, ya que está demostrado y los españoles no olvidan que la oposición tiene los mismos vicios y carencias que el gobierno y que todos ellos forman parte de la misma masa degradada que ha fracasado al frente de España.