Vistas al mar, relajación, estrellas y el romper de las olas... Unos minutos de paz para dejar de lado el mundo y la rutina, el ruido y las pantallas por un futuro más brillante para el Planeta. Una hora dedicada a una causa y movimiento global que beneficia al Planeta y a uno mismo.
Un ritual que deberíamos dedicarnos a nosotr@s mismos cada semana, para volver a nuestro sitio, dejar de lado el estrés y todo lo accesorio y relajar ese cuerpo en el que vivimos. Una actividad que ojalá se pusiera de moda en las playas de Barcelona para hacer todas las semanas de primavera o otoño. Yo me apuntaría :)