Observando a algunos animales que tenemos a nuestro alrededor, no resulta complicado averiguar de dónde surge la inspiración de muchos guionistas de ciencia ficción a la hora de crear a sus personajes. Mantis religiosas, escarabajos o ciempiés y otros muchos, desconocidos para la mayoría de la gente, son recreados casi exactamente para dar vida a monstruos y extraterrestres, limitándose en muchas ocasiones a aumentarles el tamaño.
En un prado costero, descansaba sobre una hierba después de una noche de actividad un insecto de alas translúcidas ligeramente manchadas de negro. A simple vista parecía una pequeña polilla o incluso una libélula, pero lo cierto es que no se encuentra emparentada con ninguna de ellas.
Cuando nos acercamos un poco más, podemos ver sus antenas en forma de maza, su rostro afilado y sus ojos grandes y metalizados, que son una adaptación para ver de noche. Sus patas están cubiertas de pequeñas púas que les sirven para agarrar a los mosquitos y otros insectos de los que se alimentan. Se trata de un adulto de hormiga león (Orden Neuroptera, Familia Myrmeleontidae) y no son nada fáciles de ver, de hecho, este es el primer adulto que me encontré a pesar de haberlos buscado durante años.
Pero estos insectos son mucho más conocidos durante su fase larvaria que durante su fase adulta. Después del apareamiento, las hembras buscan un lugar adecuado donde depositar los huevos, normalmente un suelo arenoso o con tierra suelta desprovisto de vegetación. Cuando eclosionan los huevos, las larvas fabricarán una trampa en forma de embudo donde se esconderán y esperarán a sus presas.
Una vez construida la trampa, la larva se situará en el fondo. La larva de hormiga león es uno de los depredadores más eficaces entre todos los insectos. Está equipada con las mandíbulas más grandes en proporción a su tamaño de todo el reino animal y con ellas, además de agarrar a sus presas, les inocula una solución enzimática que digiere sus tejidos para luego succionar el líquido resultante.
En la proximidad de la trampa, un hormiguero de hormigas negras (Lasius niger) se encuentra en plena actividad. Un ejercito de pequeñas obreras abandonan su refugio cuando el sol empieza a calentar y se dispersan en todas direcciones en busca de comida. Una de ellas se ha salido de su ruta habitual y ha caído en la trampa. A pesar de sus esfuerzos por salir resbala continuamente y para poner las cosas peor, desde el fondo comienzan a torpedearla con granos de arena que hacen que pierda el equilibrio y caiga de nuevo.
No hay escapatoria posible y después de unos segundos, dependiendo de la resistencia de la presa, la pequeña hormiga acaba en el fondo de la trampa, donde las mandíbulas del depredador la atraparan para comérsela bajo tierra.
En este vídeo podéis ver toda la secuencia y apreciar en detalle el aspecto de la larva de la hormiga león.
Quizás ahora, cuando volváis a ver alguna de las películas de ciencia ficción más conocidas, os deis cuenta de que muchos de los terribles monstruos que aparecen en ellas se encuentran bajo nuestros pies y que el mejor guionista sigue siendo la propia naturaleza.
Seguro que Sarlacc, el monstruo que habitaba en el Pozo de Carkoon en el planeta Tatooine, era una hormiga león.
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